Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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Los participantes con los alias: SOLDADITO DE PLOMO, BLANCANIEVES y LENNON

 

 

Tendrán de PLAZO hasta las 23:59 horas de España peninsular del sábado 18 de Septiembre del 2021 para escribir un microrrelato que cumpla con las siguientes bases:

  • * TÍTULO : Una o varias palabras siempre y cuando el título comience por la letra M y termine por la O (por MonstruO). Serán válidos títulos como : MoribundO, Mi niñO, Muy poco pan para tanto chorizO etc … El jurado otorgará 1 punto extra al relato con mejor título, más original etc de toda la ronda.

 

  • * RELATO : Extensión máxima 200 palabras (título no incluido). Debe incluir obligatoriamente la palabra CRIATURA

 

  • * El estilo y tema es completamente libre, pero el relato debe estar basado, como inspiración, en la siguiente fotografía.

 

 

 

 

Enlace para que los 3 participantes envíen su relato AQUI

 

VOTACIÓN del encuentro (se activará cuando se hayan presentado los 3 relatos). Recordamos que solo se permite el voto a participantes del concurso y del blog. Uno no se puede votar a si mismo.

8 Responses

  1. Mel

    Malhadado de Blancanieves

    David espiaba a su hermanita por cada rincón de la casa. Sus familiares, tan cariñosos antes, ahora apenas le hacían caso; sin embargo, ella recibía todo tipo de arrumacos. Pensaba en cómo volver a ser el favorito, y encontró la solución al ver en la televisión a un mago que, con decir una sola palabra, hacía desaparecer cualquier cosa que se le ponía por delante. Se dirigió con sigilo adonde dormía la criatura, la miró fijamente y gritó: «¡Abracadabra!». La niña se rio y luego fueron desapareciendo sus peluches, la cuna, los muebles, las ventanas que daban al parque, el parque, el salón, la habitación de sus padres, la del abuelo y la suya, los utensilios de cocina, la propia cocina, la puerta del cuarto de baño, la ducha, la bañera, el inodoro, el abuelo —que estaba allí sentado leyendo el periódico— y, cuando sus padres se asomaron al escuchar su risa, también ellos. Su hermana entonces chasqueó la lengua, movió la nariz, hizo un leve movimiento con la mano y dijo: «Pata de cabra». En ese momento todo reapareció al tiempo que los zapatos se desprendían de las flamantes pezuñas de David, entre balidos de protesta.

  2. Mel

    MUDANZA DE CUERPO de SOLDADITO DE PLOMO

    Con el penúltimo aliento, en el segundo antes de quedar atrapado para siempre, sale del cuerpo. Constata, sin sorpresa, que, una vez más, no hay nadie cerca para cerrar los ojos de su huésped. Tampoco le importa. Solo le perturba la urgencia por encontrar otro recipiente habitable antes de diluirse en el aire de la noche.
    Sería tan fácil simplemente saltar de un cuerpo a otro… Pero los milenios le han vuelto exigente. No quiere viejos de exiguas fuerzas incapaces de satisfacer sus pulsiones más primarias. También prefiere evitar el riesgo de los adultos. Los de mirada aviesa, pudieran estar ya ocupados. En cuanto a los otros, pocas veces dio con individuos de moral suficiente para relegarle al fondo de la consciencia, pero todavía le producen pesadillas esos años de bondad forzosa.
    Rayano a la desesperación, serpentea por las calles, provocando escalofríos al pasar entre las piernas de la gente. Por fin, a través de una venta, ve a la criatura perfecta. Sin dudarlo, se desliza por el ojo de la cerradura, como una corriente indeseada, y se introduce por los labios entreabiertos del, hasta este momento, inocente rorro.

  3. Mel

    MISERICORDIOSO de Lennon

    Éramos los únicos supervivientes del batallón aniquilado por el frío y el Ejército Ruso. Ateridos y aterrorizados Kaltz, Max y yo intentábamos volver a casa.
    Anochecía cuando oímos un balido entre la cellisca. Orientados por él encontramos la granja, una oportunidad de subsistir otra noche.
    Dentro yacía el cadáver de una joven brutalmente ultrajada. Daba igual el bando culpable, el horror nos perseguía. Un llanto nos sacudió. Oculta en un arcón, una criatura berreaba famélica. Aquel ser inocente pasó a ser nuestra prioridad.
    Kaltz salió a buscar la cabra que habíamos escuchado. Volvía con su caldero de leche cuando una ametralladora le derribó en el umbral. Atrancamos la puerta. Improvisé un biberón con la jeringuilla del botiquín mientras Max disparaba desde la ventana. Al rato, un eructo resonó en el silencio. Los sesos de Max salpicaban las paredes y un ojo atisbaba por la cerradura. Una voz rusa gritaba algo; sonaba como ¡moisin!. Sabía lo que me esperaba, pero no dejaría que torturaran también al bebé. La bala que reservaba para mí le hizo abandonar este mundo feliz y saciado. Los gritos se volvieron aullidos. Un culatazo me derribó; entonces recordé mi rudimentario ruso: ¡moy syn! significa ¡mi hijo!

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