Moby Dick
Después de su último encuentro ella salió malparada y se alejó en busca de aguas más tranquilas para curar sus heridas. Él puso todo su empeño en encontrarla, embarcado en violencias por mares tenebrosos, sin dejar de achicar la sensatez y la memoria de otros tiempos más felices.
La divisó en aquel paraje cuando se ponía el sol y enloqueció al verla acompañada. Lo arrojó todo por la borda, insensible a sus gritos tras cada cuchillada, y reservó para sí un último embate del acero, el menos violento, antes de quedar varado junto a ella en la acera.

