71. MONTBLANC
Escaló la montana con la mochila cargada de esperanza. Le habían dicho que por allí, en alguna de las grietas. Le preguntaría tantas cosas o quizá solo que si de recien nacido lo quiso. En la hondonada, entre pared y pared un cuerpo. Una capa de hielo desde el siglo pasado lo retenía. Anorak y botas, una pierna parecía rota. La cara sin arrugas, el semblante de un crío. El hijo decepcionado dio enseguida marcha atrás a desandar el camino. Se arrepintió de querer decirle nada a un padre tan joven que parecía un niño.
Encontrar a un padre a quien no se ha conocido, estancado en el tiempo, diferente a como se había imaginado, debe de ser una gran frustración para alguien que necesitaba de una figura paterna completa que no tuvo y que un cuerpo inerte no podrá satisfacer.
Un abrazo (cálido) y suerte, Mei