02. MUY GENERAL REGOCIJO (Rafa Olivares)
Hacía ya mucho tiempo que la tenía en el frigorífico. En la leja inferior, a la izquierda. En paciente espera. Después de aquello no tuve ningún interés en sustituirla; su espacio lo fueron ocupando diferentes viandas siempre de forma efímera. En su momento pensé que estaba realizando un acto tan íntimo y solitario como satisfactorio, pero esa noche de aquel 20 de noviembre, millones de botellas de cava vacías llenaron los contenedores de todo el país.
No hace falta especificar el motivo de ese «regocijo», general o no, porque hay gente para todo, pero que ese día histórico hubo quien celebró con cava el peor de los males ajenos o propios: una muerte, no puede negarse.
Un relato que juega bien con el conocimiento del lector. No concía el término «leja», siempre se aprende.
Un abrazo y suerte, Rafa
Sí, Ángel, regocijo muy general, vamos, generalísimo, como no podía ser menos.
Gracias y un abrazo.
Raaafaaa, guapo, qué certero tu relato y cómo muchos recordamos aún ese histórico día que parecía no llegar nunca. Y yo tampoco conocía la palabra ‘leja», ese precioso sinónimo de «balda». Gracias y suerte.
Ruborizado me pones, Puri.
Pues por aquí el uso de leja es más común que el de balda, estante o anaquel. La riqueza de nuestra lengua es extraordinaria.
Gracias y un beso.
Era pequeña cuando murió y sólo recuerdo que nos pusieron en fila en la pista del colegio para “lamentar su muerte” ( yo lo viví como un estupendo día sin clase). Con el paso del tiempo conocí a personas de generaciones más jóvenes que ese día bebieron cava para celebrarlo.
Tu relato muy bien conducido, no lo nombras, ni falta que hace.
Hola, Rosa. Todo el que lo vivió recuerda ese día. He tratado de recoger lo que realmente sucedió en buena parte del país en la intimidad a la que no podía llegar la represión aún latente. No se me ocurrió mejor historia que encajara con el tema de la convocatoria.
Gracias y abrazo.
Yo también recuerdo que ese día no hubo cole, y a una amiga de la infancia confesándome, años más tarde, que en su casa se descorchó champán. Aunque en su momento mucha gente no se atrevió a decirlo en voz alta: aún faltaban unos años para dejar de tener miedo.
Un abrazo y suerte.
Sin duda se brindó mucho pero a escondidas y sin chocar muy fuerte las copas.
Gracias por comentar, Rosalía.
Un beso.
Por lo que me han contado (yo aún era un jovencito imberbe y no recuerdo casi nada), he leído o visto en alguna película, juraría que de Garci, efectivamente, debieron correr ríos de cava.
Lo que más me gusta de tu relato es ese contraste en lo que vive el protagonista como un acto íntimo y solitario, y la realidad social. Dice mucho acerca de cómo era o se sentía la sociedad en esos momentos.
Un abrazo, y suerte, tocayo.
Pues aqui estamos los ancianitos para recordarlo y contároslo.
Gracias, tocayo.
Un abrazo.
Llevaba solo unos meses en este mundo, así que no recuerdo el regocijo, pero me ha encantado imaginármelo y ser partícipe de ese momento. Bravo, maestro
Puedes imaginártelo tal cual. Yo tuve que posponer el brindis porque me pilló en la mili rodeado de militares del régimen y no era cuestión.
Gracias, Jesús.
Un abrazo
Estamos rodeados de jóvenes Olivares. Menos mal que aún quedamos algunos para dejar constancia, también en formato micro, de la memoria de este mundo. Y en efecto, fue un regocijo general, aunque aún a causa del miedo que teníamos metido hasta la médula, una celebración algo contenida y muchos que vitoreaban al cadáver.Aún hay restos de aquellos que mantienen las manos alzadas.
Ese día, los que no la alzábamos habitualmente para saludar la levantamos para brindar por la buena nueva. Generalísimo regocijo, nunca mejor dicho.
Abrazo, Manuel.
Qué forma tan elegante y discreta de contarlo! Cuánta historia contenida en tan pocas palabras. ¿Y no es esa la esencia del microrelato? Bravo, bravísimo!!
Mucha elipsis y la memoria del lector para descifrarla.
Gracias, Susana.
Un abrazo.
Yo también lo evoco fácilmente aunque era todavía una chica muy joven; recuerdo que mis padres no me dejaban salir de casa inseguros de lo que podría suceder en las calles.
Un micro genial.
Nos leemos
Fue de esos pocos sucesos que todos recuerdan dónde les pilló y cómo lo vivieron.
Gracias por comentar.
Un abrazo.