Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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61. Nardito Conde, alias el Botas (María José Escudero)

Nardito era menudo, inquieto, lo que se dice un puro nervio. Corría como un rayo, y siempre jugaba al balón con los pies desnudos porque era el único de la banda que no tenía zapatos ni para los domingos. Abrigado apenas con una chaqueta liviana, cargaba cada madrugada con su haz de periódicos y, apostado a la entrada de la estación, gritaba y gritaba hasta quedarse sin voz: “Aviso, ha salido El Aviso…”. De regreso a casa, se paraba en Almacenes La Gaviota y, pegada la nariz en el escaparate, soñaba que eran suyas aquellas botas marrones que siempre estaban expuestas.
Un atardecer oscuro, jugando en la Plaza Vieja, la pelota desinflada huyó por la carretera. Nardito, raudo, salió tras ella, pero, antes de que la atrapara, un sidecar alocado desbarató la escena, y nuestra niñez quedó tendida sobre la frialdad de la acera. Todavía me causa dolor tan fiero recordarlo. Galindo y yo nos abrazamos. Luego él desató su bota izquierda y yo mi bota derecha y se las pusimos con cuidado.
Al día siguiente, la madre, de luto riguroso y con un fardo de amargura bajo el brazo, voceaba dolorida por las calles: “Aviso, ha salido El Aviso…”.

14 Responses

  1. Violeta Sánchez

    Relato muy bien construido pero con un dramatismo extremo; quizá resulte mas duro porque se trata de un niño. El dato positivo del final te hace sonreir aunque tristemente… ¡¡Estupendo!!
    Besazos

  2. Muy bonito, María José. Me gusta mucho el aire costumbrista que le has dado, haciéndonos recordar situaciones que se daban en el pasado… pero que también podrían estar ocurriendo ahora. Un final triste para reflexionar. Y yo creo que esa es también una de las misiones de la literatura.
    Un abrazo.

  3. Paloma Casado Marco

    Es un cuento tan bien narrado y tan triste que me ha emocionado. Podemos ver la escena de Nardito frente a sus botas soñadas y el sidecar, nos traslada a otra época aún más penosa.
    Felicidades.

  4. Esther Cuesta

    Has hecho brillar con luz propia a este Nardito, y has hecho que me emocione. Me parece que has construido muy bien la narración, sin adornos ni ñoñeria. ¡Felicidades!

  5. Salvador Esteve

    María José, triste pero precioso relato, nunca sabemos lo que nos depara el cruel destino. El gesto de los amigos me ha parecido enternecedor. Abrazos y mucha suerte.

  6. Has conseguido un relato tan triste como bonito. La manera como has cerrado la historia lo hace aún más grande. Además lo recreas tan bien que nos llevas a esas calles de tierra y a esa época. Me ha gustado mucho. Mucha suerte 🙂

  7. María Cotero

    Esta triste historia, hoy, nos puede sonar a cuento; pero, no hace un siglo, era común que en las familias pobres los hijos con edades tempranas ayudaran a la economía familiar. Un bello y tierno relato. Muchísima suerte, María José. Un beso.

  8. María José

    Muchísimas gracias a todos por vuestros comentarios. Me alegra mucho que os haya gustado esta pequeña historia de solidaridad entre los pobres de aquellos «felices años veinte». Solidaridad urgente y necesaria todavía en nuestros días.

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