19. Oficio de tinieblas (Javier Igarreta)
Mientras la luz agónica del atardecer acariciaba los diablillos de los capiteles, la voz de barítono del lector hebdomadario resonó nítidamente en la penumbra del claustro, formando un acorde perfecto con la luminosa espiritualidad del mensaje bíblico: “Et verbum caro factum est”. El profundo significado del texto se hizo carne en las papilas gustativas del hermano Junípero que, poco dado a las epifanías místicas, no pudo evitar un atisbo de placer. No era la primera vez que el humilde lego se debatía en esa ambigua frontera entre el sentir y el consentir y aún tuvo que enmascarar, entre forzados carraspeos, la rebelión de sus tripas carentes de prejuicios y poco dispuestas al ayuno. Pero el abad Lautaro, de vista precaria pero fino de oído, siempre permanecía vigilante a las debilidades de su grey. Cuando en el ritual del besamanos tuvo al hermano Junípero a su merced, escondió un pellizco en el abrazo, reconviniéndole con aquella voz tan sibilante como sibilina: “Ay fray Junípero, fray Junípero, procure ocultar sus remordimientos de conciencia”. Y le miró fijamente desde el fondo de sus ojos glaucos.
Como en el cine, la iluminación de cada escena juega un papel importante, que contribuye a incrementar lo que se quiere transmitir. La luz tenue del atardecer y la luminosidad de un mensaje del Mesías surtieron efecto en un lugar sagrado a religiosos predispuestos, solo que un factor más, el pecado de una gula latente, hizo que el hermano Junípero superase la espiritualidad de las metáforas, para interpretarlas a su manera y centrarse más en los placeres de la buena mesa, con la posterior reprimenda del abad, a quien no se le escapaba una.
Un relato muy trabajado y divertido, que habla de cómo las personas, merced a las circunstancias individuales, perciben los mensajes y la realidad de manera diferente. Todo ello con un título que tal vez haga homenaje a la obra más original e inalcanzable de Cela.
Un abrazo y suerte, Javier
Muchas gracias por tu comentario. Como siempre ofreces una visión ajustada del relato y resaltando nuevos matices, consigues que se revalorice.
Un fuerte abrazo.