78. Ora et labora (Raquel Lozano)
Con una parsimonia ceremoniosa ascienden las escaleras que conducen a sus habitaciones. Celdas, las llaman las veteranas.
Casi idénticas, transitan uniformadas con falda de tablas, camisa blanca impecable, chaqueta de mohair en azul marino y mocasín cerrado.
La mayoría canturrea canciones de misa y alguna otra de corro y comba. Las más osadas intentan mirar hacia el foso, donde dicen que se encuentran las rebeldes, pero enseguida una mano severa, inexorable y áspera les enseña que deben alzar la vista.
-Todo lo bueno está en dirección al cielo, asevera Sor Concepción, aunque el bullicio y la alegría sea evidente que allí emana de las llamas.
Hay quien piensa que «los malos» tienen más encanto que los héroes. El Capitán Garfio o Darth Vader igualan o superan en personalidad a sus antagonistas.
Las rebeldes de tu relato, ubicadas con la parte más baja, casi identificadas con algo más inferior aún, el infierno, parecen tener un atractivo que nos quedamos con ganas de explorar, mayor que el de las que pasan por el aro sin rechistar y solo miran hacia arriba, como si fuese el único camino posible, una sumisión simbolizada en su vestimenta.
«Ora et labora», rezar, trabajar (y no pensar), es la filosofía impuesta, que subyace en esta historia, que al final sí que nos hace pensar, al constatar que tal vez existen otras alternativas.
Un abrazo y suerte, Raquel