Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

ANIMALES

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en ANIMALES

Bienvenid@s a ENTC 2025 Comenzamos nuestro 15º AÑO de concurso. Este año hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores, y el 5º de este año serán LOS ANIMALES. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 de AGOSTO

Relatos

AGO22. MAR ANTIGUO, de Ginette Gilart

Azul, azul como el cielo de verano en Provenza. Azul, como el mar que bordea su costa, el Mar Mediterráneo, el Mar Antiguo.
Me dirigía al pueblo costero, Les -Saintes-Maries-de-la-Mer, atraída por la leyenda que existe sobre él.
Atravesaba la Camargue, “Cap-Marca” en lengua de Oc que significa “sin límite”. Tierra mítica y salvaje, lugar de extensas llanuras húmedas, de arrozales, salinas, estanques y pantanos;  donde galopan manadas de caballos blancos, donde los flamencos rosas encuentran su sitio y los toros bravos viven en libertad.
Al llegar al pueblo, caminé hasta la playa, me senté en la arena mirando el horizonte azul, cerré los ojos y vi llegar una barcaza. Era el año 44 después de Cristo, cuando encalló una embarcación; a bordo, entre otros pasajeros, viajaban María Salomé y María Jacobé, acompañadas de su sirvienta egipcia, Sara. Las santas dieron nombre al pueblo; sus reliquias se conservan en la iglesia Nôtre-Dame-de-la-Mer. En cuanto a Sara, los gitanos la veneran como su patrona. Su imagen negra se encuentra en la cripta, donde, cada 24 de mayo, los romaníes venidos de todas partes, acuden a honrarla.
Seguía sentada en la orilla, cuando se me acercó una niña morena que, extrañamente, se parecía a mí. Al llegar a mi altura, se paró, y mirándome a los ojos, me preguntó:”¿ Tú eres Sara?”

 http://cantabriaendoslatidos.wordpress.com/

AGO21. ESCALA IN BLUE, de Marta Trutxuelo García

Alcé mi cabeza hacia el firmamento y me deslumbró una potente bombilla amarilla… y pinté el sol. Colmé mis pulmones de aquella fragancia roja… y garabateé una flor. Perdí mi mirada en el horizonte, “donde el cielo se une con el mar”, tarareé y trasladé aquella línea al lienzo. Pero me pareció tan huérfana, casi muerta, como un encefalograma plano, y dibujé otra para acompañarla… y otra más… hasta que cinco horizontes enmarcaron cuatro cielos. Y aquel pentagrama azul oscuro tornó casi negro al verse salpicado por siete notas de tonalidad intensa, que colorearon una escala… Una escala por la que subí hasta llegar a un lugar…
DOnde se anclan los sueños imposibles
REgresa para danzar con su amada orilla que huye de su abrazo
tica patria por la que navegan las penas errantes
FAntasía del acorde del pianista, de la rima del poeta, del óleo del pintor
SOL y luna estrenan un vestido cerúleo frente a su espejo
grimas de amargura y sal a la deriva
SInfonía de olas y ondas, de tonos y tonalidades…
Una escala hacia el mar azul…
Donde reposar mi fatiga… soltar lastre… silencio.

AGO20. AZUL ZORRO Y CABIZBAJO ZEN, de Marcos Santander Llona

Aquel elefante afamado coleccionista de arte que había heredado una gran colección de su paciente y rico progenitor se disponía a entrar en aquella nueva galería que habían inaugurado en la ciudad con una temporal sobre neo-dadaísmo de mediados del XX cuando se cruzó justamente en la puerta con un famoso crítico de arte que acudía por razones obvias de su trabajo al mismo lugar

después de saludarse, habían coincidido, elefante y zorro, en innumerables exposiciones y cócteles, decidieron disfrutar juntos de la velada y ante un cuadro en el que se mostraba una infinitud de globos de color azul sobre un azul cielo tachonado de azules de diversa gradación ambos entraron en una discusión sobre los significados de la monocromía y la metafísica del azul según aquel pintor

no puestos de acuerdo sobre la inmateriabilidad de la obra o sobre si representaba más bien cierto concepto influenciado por la filosofía zen dentro de la corriente más innovadora de los muchos significados y usos del vacío estruendoso y presencial o el concepto más clásico y ortodoxo de la ausencia decidieron recabar la opinión del asno que hierático vigilaba el buen orden de la sala: “eso es el azul. . . marino para más señas”

AGO19. ALAS Y SOMBRAS, de Teresita Bovio

Cuando las aves abandonan la mañana en la hora fugaz de la alborada, mi ilusión sigue su vuelo y acorta las distancias que de tu amor me separan. No dejaré que la nostalgia me abrume, con la mirada clara seguiré la ruta-tal vez distorsionada- que marca mi destino de musa olvidada.
Y si al atardecer cuando el celeste cielo se torna azul marino y mi alma llega hecha jirones porqué tú ya no me amas, voy a ser como las aves que libres de pecados regresan con sus trinos a festejar auroras recién inauguradas.
Te buscará mi angustia…Y tal vez mis manos mueran entre las sombras.

AGO18. MAR INFINITO, de Gloria Arcos Lado

Las aguas de un azul profundo parecían llamarle para que se sumergiera en ellas.
Pero ella sabía que sólo podía tratarse de un bello espejismo, pues se hallaba  a 700 kilómetros de distancia, de la mar, como decían los marineros de su tierra.
Lo más cercano que había a su alrededor, que tuviera algún parecido al hermoso e inabarcable Atlántico, era un aprendiz de río llamado” Manzanares”.
Sin embargo, lamentaba enormemente que este no pudiera alcanzar su categoría, el matiz tan cambiante con los días, el profundo misterio que guardaban sus aguas, a veces turbulentas, y  al momento quietas y mansas como un espejo.
Sólo podía añorar aquel azul, ahora marino, luego verde o turquesa, a veces grisáceo, pero siempre intenso de su mar, de su océano siempre majestuoso, muchas veces bravo, pero inevitablemente inmenso, que le hacía sentirse melancólica, llena de “morriña”.
Entonces sólo podía pensar: « ¿Cómo voy a hacer para sobrevivir otro año entero sin poder ver mi mar?

AGO17. LAPISLAZULI, de Jesús Alfonso Redondo Lavín

No nació este “caeruleum” de extractos de plantas o flores, ni de exóticos árboles amazónicos. Nació del lapislázuli, piedra, tierra al fin y al cabo, que lo sudó destilándolo gota a gota.
No es azul porque la mar lo sea. Es marino porque vino de más allá, de ultramar. Lo trajo la ruta de la seda que lo embarcó en la templaria ciudad de Acre, el “Azur d´Acre” gabacho.
Escaso y precioso, los pintores de estucos lo reservaban  para pintar sobre pan de oro, los delicados mantos de la Madre de Cristo.
Hay muchos azules, pero éste, no es el precolombino pálido añil maya con el que se embadurnaban los cuerpos de las víctimas propiciatorias en aquellas horribles  hecatombes con humanos. No es azul zafiro, ni índigo, ni pavo, ni turquí; tampoco es Prusia, ni Majorelle, ni Klein.
No es color enamoradizo; no hay ojos “navy blue” y  el mar solo lo adopta cuando es tenebroso, como el “blue scuro” trasalpino, no “azzurro”.
Es el azul del trabajo, del obrero, del minero y del pescador.
Mi sobrino Rober, experto en arte y también artista, me dice que los pintores gustan de inventar azules.
Él mismo tiene un color azul patentado.

AGO16. AZUL PROFUNDO, de Héctor Hernández

—Mucho se ha contado sobre lo que en tierra ha acontecido, pero de la historia del mar y sus misterios poco se ha dicho—así comenzaba el marino Nicanor su relato en cada pueblo que visitaba.
—De eso ya hace muchos años—continuaba diciendo mientras, generalmente, apuraba algún trago—,surcábamos el mar Nórdico rumbo a Helsink con un sol que se extinguía tras nosotros. De pronto, a mitad de trayecto, oteamos un buque cuya negrura contrastaba con lo áureo del horizonte. Sus cañones se escucharon mucho antes de que sus balas nos impactaran. Nuestras troneras se abrieron y respondimos al fuego enemigo. Era la misma batalla que antes libraron los vikingos, y que después librarían en otros mares los grandes acorazados. En lo grueso de la refriega los cielos se encapotaron y se desató (quizá conjurada por el combate) una tormenta perfecta. Los altos oleajes dificultaron aún más las maniobras de las destrozadas naves  y, poco a poco, los hombres fueron cayendo al mar, y yo con ellos. Antes de poder asirme a un madero estuve bajo el agua lo suficiente para ver cómo sirenas blancas llevaban a los heridos hacia el fondo, hacia el oscuro y marino azul profundo.

AGO15. LA PLEAMAR, de Susana Revuelta

Valentina observa con amargura cómo cada lametada del mar borra las huellas que la alejan de su arroyo de aguas claras, convertido en un barrizal de desprecios tras las últimas tormentas. Chapotea su angustia por la orilla salpicándose las piernas, sintiendo la invitación del océano a sumergirse en él.
Una brisa marina la empuja hacia esa inmensidad azul que la reclama, impaciente. Al principio le cuesta desvestirse, pero el deseo la vence y se tiende desnuda en la arena. Las olas la reciben fogosas, la resaca la envuelve y arrastra, se enreda en un remolino de placer. Da vueltas y gritos, traga agua, le falta el aire… Sus brazos se aferran a la arena y, convulsionada por una corriente de sensaciones que sacude su cuerpo, se deja llevar por la pasión. Por fin una gran ola rompe en la orilla y Valentina no puede contenerse más: un gemido prolongado emana de su interior y, extenuada, se abandona en el clímax de la marea.
El mar antes bravío vuelve a estar en calma. Tumbada bocarriba, aspira el salitre y saborea la espuma que cubre su piel. Nota un aliento que acaricia su cara y besa los labios salados de su amante.

 estelasdetinta.blogspot.com

AGO14. AZUL CARIBE, de Vidal Fernández Solano

Le prometieron unas vacaciones de ensueño en el paraíso.
– ¿No hay peligro? –preguntó-. Ya sabe, lo de las Bermudas…
– ¿Quién se acuerda ya de eso? Relájese y disfrute, hombre, no se arrepentirá.
Les habían llevado a dar un paseo en un yate deportivo de nombre HOBIE CAT 15, para bailar, beber y darse un chapuzón entre inofensivos tiburones. Sin saber cómo se vieron dentro de un banco de niebla que apareció de la nada, engulléndolos.
El motor se detuvo y el barco empezó a hacer agua. Tuvieron que huir en los botes salvavidas. Al bajar se golpeó en la cabeza y perdió el conocimiento.
Cuando volvió, estaba sólo en el bote, en medio de la espesa niebla. El mar era de un extraño azul marino, hipnótico, atrayente.
Cerca de él se oyó un chapoteo. Al girarse, un bello rostro de mujer le miraba por encima de la borda. Su sonrisa era una invitación irresistible.
Su nombre se unió a una larga lista de otros de los que, como él, no se supo nada más.
¿Quién se acuerda ya?

(CONCURSA CAN)

 http://matematicasparatodosgratis.blogspot.com

AGO13. AZUL CASI NEGRO, de Luisa Hurtado González

Le hubiese gustado haber pasado su niñez jugando en la playa y vivir un primer amor, pero en su piel sólo pudo encontrar el sabor amargo del llanto eterno.
A fuerza de desventuras, su alma se tornó oscura y inició el viaje en el que las olas se acercaban a lamer su piel de color brea, en el que ni cantó ni disfrutó de los atardeceres rojos, hasta que llegó la parca para empujar la patera hacia el temporal y enterrarles junto a muchos otros, entre la playa y el cielo, en el Mediterráneo.

 http://microrrelatosalpormayor.blogspot.com.es/

AGO12. TU AUSENCIA INFINITA, de Estibaliz Dilla Muñoz

Hubo un tiempo muy feliz. Cuando necesitaba sentir calma me detenía a descansar la mirada en tus ojos azules en esos momentos en que creía desfallecer. El mar que bañaba tus pupilas era un abrazo eterno que nunca me cansé de recibir. Relajaba  el cuerpo y la mente en el lecho de rosas que preparabas una y otra vez cada noche para atraparme. Nos amábamos con la pasión de dos seres que temen no despertar al amanecer. Te enseñé que en cada peaje del camino al otro lado de la curva te esperaba una de mis grandes sonrisas, se te iluminaba el rostro y te brillaban los ojos de dicha.
Ahora sin embargo, llevo varias noches alargando el brazo para poder tocarte e instintivamente me rehuyes. Cuando te miro a los ojos no eres capaz de sostener la mirada que antes fijabas en largos silencios. -¿Qué te atormenta?- contra la pared y entre sollozos confiesas que te has enamorado de otra persona. El azul marino que encandilaba toda mi vida se fue tornando en un negro intenso que calaba los huesos.
 –Nada dura para siempre, ni siquiera el color de estos ojos que te han amado tan intensamente.

AGO11. QUIERO MIVIDA, de José Manuel Molina Monclova

¡De vuelta a la rutina!
Mirando embelesado, antes de encender el ordenador, el color azul marino de la pared que tendría que estar mirando todo el año hasta el próximo periodo vacacional, me vino este pensamiento mi primer día de trabajo. Rápidamente recordé mis salidas en bicicleta por el litoral acompañado por la brisa marina de ida y retenido juguetonamente por ella a mi regreso a casa. Las excursiones en familia para descubrir los tesoros que se esconden más allá de donde llega esta brisa.
¡Que 21 días! Más agradables donde eres dueño de lo más preciado tu tiempo. Tu vida, hasta el año que viene.

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