Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

ANIMALES

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en ANIMALES

Bienvenid@s a ENTC 2025 Comenzamos nuestro 15º AÑO de concurso. Este año hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores, y el 5º de este año serán LOS ANIMALES. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 de AGOSTO

Relatos

JUN31. EL PUEBLO TRABUCADO, de Paloma Casado Marco

Cuando la veleta del campanario cambió de dirección, en el pueblo pasaron cosas muy extrañas. La madre de Juan, el maestro, se le murió dos días seguidos a pesar de gozar de buena salud, y Pili, la peluquera, embarazada de ocho meses, parió tres veces sin dolor ni complicaciones a su futuro bebé. La mujer del alcalde le fue infiel con Paco, el tabernero, aunque él no se enteró de nada, porque se había mudado a Madrid, para presidir el Gobierno de la Nación. Otras parejas también cometieron adulterio, sin que sintieran por ello, ni pizca de remordimiento. Los adolescentes volaban libremente sobre los campos y los niños pequeños, jugaban con los regalos que les traían los Reyes Magos casi todos los días. Incluso el cura, de hábito raído, llegó a ser nombrado Cardenal, y se paseaba muy ufano dejándose besar el anillo.

Pasada una semana, el viento volvió a cambiar de rumbo, y los sueños regresaron a las almohadas. Los vecinos volvieron a sus anteriores rutinas ojerosos, melancólicos, y mirándose con pudor si se encontraban por la calle. Solo Martín, el pastor, pudo suspirar aliviado. Al fin y al cabo, a él, el lobo siempre le comía las ovejas.

JUN30. VIENTO Y SECRETO, de Zunilda Moreno

Mientras te miro, pienso: ¡Si supieras! . . . Fuiste el dueño de mi amor, aquel  invierno de hace tantos años. Acostumbrados a corretear  por el campo de tu abuela, la amistad con tu hermana me había unido a ti. Recuerdo, y sonrío: Habíamos concluido la primaria y ese año comenzábamos un nuevo ciclo. ¡Por Dios, qué orgullo! Ya nos sentíamos grandes. Ese domingo de invierno, fuimos al campo; ya no corríamos tanto, hacíamos juegos de ingenio y tú trajiste el de magia. Eso sí, a lo que no podíamos sustraernos, era a las escondidas. Precisamente, jugando a ellas fue cuando me robaste el primer beso, en el galpón de las herramientas, mientras tu hermana trataba de encontrar nuestros escondites. Para ti no fue nada, para mí, todo. Te amé en secreto hasta el próximo verano, en el que esperaba verte. Pero, de premio de cumpleaños –catorce- mis padres decidieron llevarme al mar. Y allá, querido mío, mi sentimiento cambió como el viento, así de rápido, como cuando llega el viento del sur y despuebla la playa. En ella, conocí a Ricardo y me enamoré de él. No me sentí mal, porque afortunadamente, tú jamás te enteraste de nada.

 zmescribiendo.blogspot.com

Me voy, como el viento

El día que los amigos de Esta noche te cuento me propusieron ser Jurado del concurso acepté encantado,  como si me hubieran regalado un ramo de flores. Posteriormente, a medida que iba leyendo los relatos participantes, me  envolvió un manto de responsabilidad, de miedo escénico, de olor a flores marchitas. Pero eso sólo fue al principio, pronto empecé a imbuirme  de bellos aromas, de fragancias especiales, de esencias únicas;  de lilas, de azucenas, de rosas, de petunias y  de margaritas. También de risas, de llantos, de pesadumbres, de vida, de amor, de muerte…Sólo puedo deciros que ha sido una experiencia muy gratificante, dura –porque elegir es descartar-, pero  gratificante. Leí en algún sitio que un concurso, para poder denominarse así, tiene que tener tres elementos: unos organizadores, unos concursantes y un jurado. Deciros que Juan y Rosa te lo hacen fácil, muy fácil, que son unos organizadores excelentes, con ganas y  con un entusiasmo infinito. Que los concursantes son extraordinarios, en sus textos y en sus comentarios; he aprendido mucho de todos vosotros, de vuestra imaginación, de vuestra fantasía, de vuestras palabras. Me llevo frases memorables, imágenes inauditas, ”maletas llenas de nada, muertos que son como tubérculos, cables eléctricos que son pentagramas”, me llevo una caja llena de bellas palabras.  Ojalá todos y todas podáis formar parte, en los próximos meses, de este jurado, la experiencia vale la pena. Felicidades a los finalistas, a los mencionados y a todos los participantes, sin nosotros esto no podría ser un concurso. Seguiré por aquí,  compartiendo con vosotros este vicio de las palabras. Ahora os dejo, me voy,  como el viento. 
Xavier Blanco

JUN29. "SI, QUIERO", de Rafa Heredero García

Se casaba el sábado siguiente con un novio serio, de los de bigote y sombrero, ya algo mayor, pero es que a su edad necesitaba ser práctica. Solo le pesaba no haber tenido alguna aventurilla que le hubiese servido para olvidar la rutina a la que se consagraba. Sin esperar nada ya, sucedió de repente, dos días antes de la boda. A la vuelta de una esquina, de improviso, chocó contra él, que casi sin querer le alborotó el pelo, se enroscó entre los botones de su blusa y, juguetón, silbando admirado, le quiso levantar la falda, haciéndole sonrojar como nunca antes le había ocurrido. Y esa misma noche, bramando de deseo como un huracán, se coló por una rendija de la ventana que ella había dejado abierta esperando lo imposible.
La boda se celebró, pese a todo —ya dije que necesitaba ser práctica—, en medio de un inmenso aguacero derramado por el viento, y aunque ella también lloraba, se mantuvo firme y no le tembló la voz cuando tuvo que decir “Sí, quiero”.
Han pasado ya algunos años, pero ahora se siente feliz cada vez que ve cómo su hijo juega con su padre, haciendo volar una cometa.

JUN28. APOCALIPSIS, de Alberto Quiles

Cambió como el viento cambia el rumbo de un velero en un mar de tormentas y sin siquiera sentirlo, cambiaron de sentido las arenas de aquel reloj que da la vida y la muerte. Fue entonces cuando se rasgó el velo y las almas dejaron de vagar entre la bruma que separa lo finito de lo infinito.
Tras ello, el caos. Enfermedad, hambruna, guerras…
Se desprendieron las utopías de los sueños atrapados y se hicieron realidad aquellas pesadillas que aguardaron durante lapsos eternos, enfrascadas en lágrimas de terror.
No hubo más flores. Los nimbos trajeron el veneno con aquella lluvia constante y radiactiva.
Nunca más jugarían niños en los parques, unos parques devastados en un planeta que ya no era más que un páramo desértico.
Los más mayores aguardaron encerrados en sus cobertizos llenos de esperanza, a la espera de una nueva luz, de un nuevo comienzo.
Y llegó aquel día profetizado. Y las catástrofes se desencadenaron en medio de aquel firmamento desteñido y tormentoso.
Casi sin tiempo a pestañear, aquel manto espeso pobló la tierra. Y aquella inmensa niebla opaca y oscura se apoderó de cada partícula de vida existente.
Tras ello, la calma.

JUN27. ¿DÓNDE ESTÁS, AMOR?, de María Milagros López Fernández

Aquella mañana amaneció como tantas otras. En el estómago aún permanecían revoloteando las emociones del día anterior. La despedida había sido idéntica a otras tantas acaecidas en los últimos años; un túnel, dos coches, un par de horas compartidas y una inevitable bifurcación en el camino
Pero el proceso no había hecho más que comenzar. Primero fue el despliegue de un velo de silencio que parecía frágil y quebradizo, ya había ocurrido antes; no parecía un enemigo peliagudo de combatir. La esperanza y el amor eran muy poderosos. Pero el velo no se rasgó por ninguna parte.
Al contrario, el velo se endurecía más hasta convertirse en un cristal oscuro, rígido e inflexible. Las tentativas para atravesarlo resultaron inútiles y dolorosas. El tiempo transformó el vidrio en muro y la esperanza fue lo único que se quebró.
Con la esperanza hendida  construyó un armario amplio donde abrigar las palabras no dichas y las carcajadas mudas; donde clavar los recuerdos engendrados y las nostalgias forjadas; donde instalar los besos embrionarios y las caricias  incipientes.
Cuando todo estuvo en orden y apilado,  su corazón se sintió libre de maraña  y comprobó que, a la vez, había quedado seco, áspero, esquivo y huraño.

JUN26. EL DESIERTO, de Miguel Suárez del Cerro

Cuando José y Carlos, dos niños de cuatro y siete años, despertaron aquella mañana, se dieron cuenta de que nada de lo que había a su alrededor se parecía lo más mínimo a su región. En vez de ver el enorme y florido bosque de cada mañana, estaban en un lugar desértico y que parecía llevar siglos abandonado.
Carlos, ¿dónde estamos?
Carlos no contestó, estaba tan asustado como él pero sabía que era mejor ocultarlo. Caminaron durante horas por aquel árido lugar hasta que en medio de una enorme polvareda vieron un  poblado. Corrieron emocionados hacia aquel extraño lugar. Sin embargo, al llegar, vieron que lo que parecía un poblado solo eran ruinas manchadas de sangre. José se agachó a coger un trapo de colores del suelo que parecía una bandera extranjera.
Mira Carlos. Han debido traernos a este país.
Entre las ruinas se levantó un hombre y se acercó a ellos. Carlos y José lo reconocieron enseguida, era uno de los profesores de su colegio.
¿Sabe usted cómo podemos volver a nuestro pueblo? – preguntó Carlos esperanzado.
El profesor los abrazó y con lágrimas en los ojos les reveló que estaban en él.

JUN25. EFECTO MARIPOSA, de Vidal Fernández Solano

Pequeñas causas, grandes efectos. Dicen los científicos que el aleteo de una mariposa en cualquier lugar del mundo puede producir un huracán en el extremo opuesto.
La mariposa aleteó, el viento cambió y el huracán arrasó la ciudad.
Él se hallaba postrado de rodillas, en lo que había sido el salón de su casa. Lloraba. El dolor que atravesaba su pecho parecía no tener fin. Llevaba horas, días, allí, mirando a su mujer y a su hija, cubiertas de lodo, sin vida. Tras una eternidad, reaccionó y salió a la calle para buscar ayuda.
Sólo se veía devastación, hasta donde alcanzaba la vista. En el jardín de su vecino, el viento había arrastrado la camioneta, aplastándole. Sólo se veían las piernas sobresalir por debajo de la rueda trasera.
Se acercó, por si aún estaba vivo, y se agachó para mirar por debajo del chasis. Se incorporó de inmediato, horrorizado, y miró en el espejo retrovisor.
No había nadie.

JUN24. EN PRIMAVERA, de María del Mar García Rojo

Nunca me engaño, siempre lo supe. Se quedó más de lo que yo hubiera sospechado.
Cuando perdió el color dorado del sol y sus ojos miraban al suelo y no al horizonte, supe que no debería quedarse.
No era un hombre sedentario, era un peregrino terrestre, errante, aventurero. Necesitaba cambiar como el viento de lugar, saber de las gentes, conocer los mares, descubrir los paisajes, ver todos los cielos. Nos amábamos, pero su sitio no estaba aquí.
No me arrepiento, si hubiera sabido lo del niño, se habría sacrificado. Tal vez así, si alguno de sus recorridos le traía de nuevo, si al mirarle a los ojos los viera llenos de mundo, si yo me reflejara en ellos podría, a lo mejor, echar raíces a nuestro lado.
El camino fue imponiéndose a su figura. No dejé de mirar hasta que lo único que quedó fue la estrecha linea ondulante enmarcada en el verde intenso de la primavera.

 Yrum

JUN23. MORFINA, de Paloma Hidalgo Díez

El Viento del Sahel ya no soporta más ver sus pequeños cuerpos desnutridos, se ha cansado de que en el negro de su piel se confundan la miseria y el hambre. Ha vuelto a recorrer sus casas soplando con fuerza para barrer su desdicha, pero no ha sido capaz de despegarla ni de sus miradas. Lleno de rabia y de impotencia  ve como la desgracia sigue bailando abrazada a la niña de sus ojos, tan negra como ellos, cuando se aleja.
Por eso hoy se ha vestido con sus mejores galas y ha emprendido un viaje hacia el norte; cargado de calima, del polvo triste que pisan sus esqueléticos pies infantiles y de las lágrimas secas de sus madres, va a recorre la piel de la vieja Europa; a dejar por ciudades y campos la huella de su paso acalorado, la imagen de sus rostros hambrientos y de sus manos  vacías. Soplará herido, estéril; va a bufar entre el verde de parques y jardines; y a recorrer las pecas de caritas sucias de caramelo y chocolate mientras levanta sus gorras y sus globos de colores.
 Viene a traer un poco del sur que agoniza  a nuestro lado, carente de morfina.

 http://unlibroesunjardndebolsillo.blogspot.com

JUN 22. NACIDO VIENTO, de Susana Gil

El  día  que la vida perdió su firmeza  yo nacía viento, flotaba por las calles arremolinando palabras secretas que nunca nadie había de decir. Me vestí de irrealidad y nadé sobre los días sin premura, sin temor. El tiempo había perdido su sentido para mí, transcurría ajeno a mi existencia y la vida flotaba a mi alrededor como una brisa suave que no podía unírseme.
Fui aire para los demás o los demás lo fueron para mí y de esa misma solitud nacía mi naturaleza etérea, mi locura, mi vida.

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