Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

ANIMALES

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en ANIMALES

Bienvenid@s a ENTC 2025 Comenzamos nuestro 15º AÑO de concurso. Este año hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores, y el 5º de este año serán LOS ANIMALES. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
días
4
1
horas
0
5
minutos
1
5
Segundos
3
6
Esta convocatoria finalizará el próximo
15 de AGOSTO

Relatos

662. EL PASEO, de Hayedo

¿Recuerdas cuando recorríamos juntos estos bosques de encina y pino? ¿Esta rivera lindada por olmos y chopos tan antiguos como los ancestrales secretos que los alisios susurran a las velas de los barcos en el puerto? ¿Lo recuerdas? ¿No? Ni siquiera a las ardillas escalando por columnas de madera, ni a las aves, cuyo cántico nos embriagaba como una insondable sinfonía de lo etéreo. ¿No? Quizá es que no estuviste y soy yo quien no recuerda, sino que imagina.

661. BARBACOA, de Cacadeconejo

Entre la hojarasca seca de los pinos centenarios, Rabito, el conejo blanco de cola de algodón, rebuscaba afanosamente algún piñón con qué alimentarse, aunque no había gran cosa que comer.
Hacía calor. En realidad estaba siendo un verano muy caluroso. Apenas había llovido durante la primavera y el ambiente era, en ocasiones irrespirable. Pero hoy era más insufrible que nunca. Rabito ya había visto caer algún pájaro desde los árboles en los últimos días, derrotados por tan altas temperaturas, pero si hubiera tenido la capacidad de sentir asombro, hoy lo hubiera experimentado en grado sumo. Cada poco podía escuchar el sordo golpe contra el suelo de algún pequeño cuerpecillo alado.
Aunque Rabito era conejo y por tanto incapaz de razonar, algo en su interior, le decía que todo aquello era muy extraño. Desde hacía horas no oía el canto de los pájaros, tampoco el zumbido de los insectos.
Sí. Algo inusual estaba ocurriendo allí donde los humanos solían venir a pasar el día, haciendo ruido. El aire se iba volviendo de color gris y le impedía respirar. Se sentía morir. Por eso, cuando la voraz y gigantesca lengua de fuego llegó hasta donde estaba Rabito, no sintió dolor alguno

660. EL HECHIZO, de Espino

Me he despertado sobresaltado por los sonidos nocturnos del bosque que se cuelan por la ventana. Lo unico que deseo en este extraño momento de lucidez es poder acordarme de mi nombre todos los días y saber quien es la mujer que amo. También quisiera poder reconocera mis hijos y poder acordarme de cuando eran pequeños y jugaba con ellos. Algunas mañanas al mirarme en el espejo, este me devuelve el reflejo de un rostro desconocido.Tengo la certeza de que dentro de poco todos mis recuerdos, todas mis ilusiones y la persona que un día fui se perderán entre la niebla del olvido. Tu, tan hermosa como siempre duermes placidamente a mi lado. Me gustaría despertarte para contarte que estoy de nuevo contigo y susurrarte al oído que te quiero pero me da miedo que este hechizo dure solo un momento y provocarte aun más dolor. Esta noche no quiero dormir, solo quiero recordar pues vivo sumido en un continuo sueño.
¡¡¡ Maldita enfermedad del olvido !!! -grito para mis adentros y hasta el mismo bosque parece quedar en silencio por un momento.

659. EL ORIGEN, de Conejitu Hemozo

Hace muchas nubes atrás, la diosa de las tormentas se enfureció al ver nacer a Paraíso, la parcela más tranquila y preciosa del cielo.
Envidiosa, rabió su fastidio, creando la tempestad más destructiva que pudo. Pero paradójicamente, los árboles y las pocas flores que quedaron en pie crecieron con más fuerzas, las aves cantaron bajo el inmenso arco iris, y los arroyos cautelosos se volvieron más profundos y cristalinos.
Como no estaba dispuesta a compartir el centro de atención, la divinidad se preparó para dar el último golpe. Los ángeles, al enterarse de esto, tomaron una drástica decisión: arrancarle el corazón al Edén y llevarlo muy lejos, para conservarlo puro, bello y seguro. Así fue como llegó a latir aquí en la Tierra, un mágico trozo de Paraíso.
Allí arriba cuando las oye bramar, el Sol abraza a las tormentas para evaporarlas.  Cuando no lo logra, aquí, a tantos kilómetros de distancia, ese enojo llega en forma de dulces y suaves gotas, que reverdecen aún más el encanto del lugar.
Dicen que ese fragmento se esconde en Cantabria y que ya no corre peligro: el Ángel Juan cumple a la perfección su tarea de resguardo.

658. VOLVERME A VER, de Zorro estepario


Entré a buscar lo que no sabía que encontraría. Indagué entre las ramas, pregunté a las garzas y esperé respuesta de cada una de las arañas que me sostuvieron impacientes en su red. Caminé desnudo al apagón del día, cuando el sol se iba rutinario a descansar. Sentí armonía en el frío de lo oscuro. Y esperé abrazado a ti por ver si aparecías. Me rendí gritándole al río, y fue tu reflejo, y no el mío, el que me volvió a empujar a sentirme vivo. Metí la pata en cada cueva. Y te escuchaba, se notaba en cada una de ellas. Corrí sin seguir la senda, olvidé el camino pisado y me detuve frente a ti cuando estabas cerca. Entré al bosque a buscar. Y busqué en el bosque por tu paz. Es el brillo de la claridad entre las hojas, el ruido natural de lo que tocas. Te encontré, calma, te encontré. Ahora puedo volverme a ver.

657. TRAS EL REFLEJO, de Árbol 3

Se encontraron entre la maleza del bosque y se detuvieron. Durante unos instantes no supieron qué hacer, tal era la impresión que se habían causado. Ambos se creían solitarios caminantes, craso error. Se miraban en silencio, temiendo, cada uno a su manera, que en cualquier momento se quedasen solos y el encuentro muriese como un espejismo efímero. Árboles, maleza y la fauna que deambulaba con discreción contuvieron la respiración, temiendo que la belleza del momento, de la que ellos eran partícipes, quedase en nada. No fue así, pues ninguno de los dos hizo el amago de alejarse. No se habían visto en la vida, y sin embargo. Se acercaron y posaron sus manos en la cara del otro, acariciando con suavidad la mejilla del rostro hasta ese momento desconocido. No les extrañó lo inusual de esta intimidad, pues pronto comprendieron. Al fin, pronunciaron las primeras palabras.
                -¿Dónde has estado todo este tiempo?
-Buscándote.

656. OJO POR OJO, de Musgo 7

Le encantaba ver como el fuego crecía y crecía consumiendolo todo. Tan solo el chasquido de un mechero había bastado para provocar semejante incencio. El bosque se retorcía crugiendo de dolor en aquella macabra danza de gigantescas llamas. Pronto vendrán los vecinos y las patrullas de extinción alertadas por el humo – pensó mientras se disponía a abandonar el lugar en su todoterreno pero algo le impedía apartar la mirada de aquello. Así lo encontraron los primeros en llegar. El rostro del pirómano, hasta entonces de clara satisfacción, se vió alterado al descubrir que los lugareños vestían antiguos ropajes portando espadas lanzas y escudos. Mientras lo conducían maniatado, pudo oir como, en un castellano primitivo, hablaban de quemarlo esa noche en la plaza de la villa, junto con las condenadas por brujería

655. DESDE LA VENTANA, de Lobo 3

Papa, ¿porque hemos venido al bosque?
¿Ves esa casa de madera que esta junto al rio?, Allí nació tu padre…Desde esa ventana, he presenciado el ciclo de la vida.
Verás, en primavera, el dulce perfume de las flores, realza una harmoniosa melodía de canticos. Los colores fluyen de un lado a otro, te embaucan, te atrapan, solo quieres observar; La luz recorre sigilosamente cada hueco entre la hojas, el cortejo natural aflora el entorno; no dejo de mirar, es hermoso…
En verano, las noches se hacen cortas, el suelo busca engullir el agua de alguna nube, los atardeceres se hacen únicos. Es el momento de abrir la puerta, correr, y respirar.
Al llegar el otoño, los colores rojizos, anaranjados y amarillentos te sumergen en un entorno bucólico y nostálgico. Los campanos del ganado que descienden desde la alta montaña y el sonido de los ciervos en celo, recuerdan a los arboles, que deben dejar caer, hoja tras hoja.
Finalmente el invierno, agarra un gélido pincel, tiñendo el bosque de blanco. Los animales duermen, el silencio se apodera, el tiempo se para…Todos esperan.
Sabes hija!, desde esa ventana no miraba al bosque, era él, quien me miraba a mi…

654. ORUGA, de Jabalí 2

Érase que se era… en un lugar cualquiera… un ser, un minúsculo y casi inapreciable ser. Rugoso, áspero, desagradable… érase que se era… una común y vulgar oruga.
Era una oruga triste, sola, apesadumbrada… nadie quería jugar con ella, todos le llamaban fea. Desde que nació siempre fue así, pero un día, algo pasó. Como cada noche, la pequeña oruga se fue a dormir, triste, sola, oscura… pero esa noche soñó que era bella, que tenía amigos, que jugaba con los otros seres del bosque, soñó simplemente, que alguien normal era. Lo que ella no sabía, es que a veces los sueños se hacen realidad y a la mañana siguiente, cuando despertó, un olor distinto sintió. Era un perfume agradable, dulce, como a flores. Abrió los ojos lentamente y pudo comprobar que un caparazón la envolvía. Sintió su cuerpo extraño, ligero, suave y cuando encontró fuerzas para levantarse, se miró. Y cual fue su sorpresa al darse cuenta de que ya no era aquella rugosa, áspera y desagradable oruga, sino que ahora era un suave y tierno… berberecho!!!.
Moraleja: No importa quien seas, ni en que te conviertas, en el fondo sabes, que tú también eres, un berberecho. ¡Como todos!

653. ESPECTÁCULO HOBBIT, de Amanita

Pasen al Bosque! ¡La función dará comienzo en breves instantes!
La mujer araña se acomodó en su tela y su presa adormecida exhaló el último hálito de vida. 
El Puck de Shakespeare, el último superviviente del Pueblo de las Colinas, se sentó junto al pueblo del Puck creado por Kipling, rodeado por robles, fresnos y espinos. En las profundidades de los túneles, horadados por topos, escarabajos y grillos, se ocultaban los Goblins de Tolkien protegidos con sus zapatos de suelas de hierro. En las oquedades de los troncos se agazapaban los Harfoots de pies peludos, tan ligeros como las liebres, y cerca del río que serpentea el bosque, los corpulentos Stoors permanecían alerta, mientras el resto de los habitantes, los altos y delgados Fallohides, tomaban asiento.
¡ Con todos ustedes Gandalf, el hechicero blanco, el Merlín de los celtas, el Odín de los Normandos, El Mercurio de los romanos, el Hermes de los griegos, el gran Toth de los egipcios !.
Y Gandalf agitó su bastón blanco y el espectáculo de colores, luces, y movimientos sincronizados del Bosque dio comienzo.  Me senté junto a un elfo que me dijo: ¡el premio al mejor observador es un anillo!

652. UN BOSQUE DE SUEÑOS, de Amanita

El Bosque de los Sueños se hilvana con hilos de oro, tricotando el muérdago sobre la madreselva y pespunteando la hiedra en los troncos de tu fantasía. Se teje, igual que un poeta escribe un verso, se exhibe como  un trovador lo declama.  Se borda, igual que se funde un lienzo con tus pensamientos color violeta. Se disfruta, con la misma delicadeza que saboreas una obra de arte.
El Bosque de tus Sueños, se encuentra siguiendo el Sendero del Río de la vida.
Podrás detenerte en cualquier rincón para zurcir los melodiosos piares vespertinos, observarás el silencio cuando las hojas deambulen errantes en la soledad del crepúsculo. Dejarás tus huellas impregnadas con tus anhelos, cuando la nieve oculte el patchwork otoñal. No podrás recoser el nacimiento de los hijos del bosque, porque crocus, prímulas, margaritas y hongos,  se cobijan en los albores primaverales junto al roble, el acebo o el castaño.  Y cuando te acerques a él,   no olvides remendar a los elfos con su invisible fragilidad, que escondidos tras las briznas de hierba, te contarán sus secretos más íntimos,  y de cómo,  tus sueños, pueden enhebrarse en la paz de este Bosque.

651. EL LICÁNTROPO Y LA LUNA, de Jaguar

Un hombre languidece en su cuarto. Es noche de luna llena. La magia del bosque lo avasalla. Camina hacia él. Deambula entre los árboles sin rumbo fijo. La luz del astro se filtra entre las ramas. El influjo del antiguo hechizo le hace estremecer. Empieza a transformarse. Colmillos, músculos, olfato aguzado. Los ojos de un búho son testigos de la metamorfosis. Ahora es un licántropo. Depredador implacable. Duendes y gnomos huyen a su paso. Los espectros se agazapan detrás de los arbustos. Los animales se refugian en sus madrigueras. Observa a la luna aproximase al nadir. El licántropo corre jadeante a su encuentro. Sus espíritus se funden momentáneamente en uno solo. La amante extasiada se torna roja. Venus acecha a la distancia. Un rayo de plata golpea el corazón del licántropo. Es la venganza de quien se sabe desdeñada. Herido de muerte se arrastra hacia su amada. Sus lágrimas de dolor forman un espejo de agua. Hacia allí, desciende la afligida luna en
 su afán por consolarlo. El licántropo gime de melancolía al contemplarla por última vez. Ella le acaricia el lomo con su luz antes de volver al firmamento. Una sombra triste se apodera del bosque. Es un eclipse

Nuestras publicaciones