Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

FOBIAS

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en FOBIAS

Bienvenid@s a ENTC 2025 ya estamos en nuestro 15º AÑO de concurso, y hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores. En esta ocasión serán LAS FOBIAS. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
30 DE SEPTIEMBRE

Relatos

39. La mamushka literaria (Jean Durand)

Antonio amaba a su esposa más que nada en este mundo, salvo quizás, escribir. Lamentablemente había sido afortunado solo con uno de sus amores. Ahora tocaba sacrificar su matrimonio para lograr ser escritor.
Vaciló ante el notebook, aun resonaba la voz de ella en su cabeza: “Si envías esa novela, ¡nos divorciamos!”.
Con el dedo tembloroso ante el teclado, sintió la mano invisible de su Musa guiándolo, sin miedo ni temor, para mandar el futuro best-seller.

FIN

Antonio: ¿La musa guiando mi mano? ¡Qué cursi!
Novelista: Pero es un buen final.
Antonio: Mejor un final abierto, algo para la imaginación.
Novelista: Mmmm.

…Antonio permaneció con el dedo inmóvil ante la tecla del notebook, hasta que la oscuridad, seguida de su esposa, ingresaron a la habitación.

FIN

Novelista: ¿Ahí?
Antonio: ¡Estupendo!

Y entonces, el novelista satisfecho, comenzó a escuchar más a sus personajes.

FIN

Novelista: Predicando lo que no practicas.
Jean: No trates de manipularme, a la única que atiendo es a mi musa.
Novelista: Claaaaro, como si tu “musa” fuera más “real” que nosotros.

Sin escuchar más argumentos, Jean, envió sin modificar el relato a ENTC.

FIN

…Al terminar el extraño relato, el desconcertado lector decidió releerlo por tercera vez.

38. REUNIÓN CLANDESTINA

Milady de Winter los había citado en su palacio.

Lady Macbeth llegó acompañada por Yago después de varios días de viaje. Medea, tuvo que sortear todo tipo de obstáculos para poder estar esa noche en palacio.

Grenouille al vivir más cerca, decidió ir andando y llevar a la anfitriona su mejor perfume en forma de presente.

Heathcliff fue a regañadientes a la cita, ya que desde que se enteró del encuentro, había intentado por todos los medios que se celebrase en “Cumbres Borrascosas”.

Y como siempre él último en llegar por cuestiones de horario, fue Drácula.

Una vez recibidos, la anfitriona tomo la palabra:

Bienvenidos queridos amigos, os he hecho salir de vuestras historias para informaros de la decisión que he tomado.

¿ De qué hablas, Milady ? – Preguntó Grenouille mientras olía disimuladamente el cuello de Lady Macbeth.

De rebelarnos, querido amigo. Rebelarnos contra aquellos que decidieron que teníamos que ser malvados sin contar con nuestra opinión.

Heathcliff,  zanjó de golpe cualquier tipo de apoyo a las palabras de Milady:

Querida, somos malvados porqué así nos crearon, no podemos hacer otra cosa que la de seguir cometiendo las mismas atrocidades, lector tras lector. ¿No pensáis igual?

37. Y llegó un ángel…

Y llegó un ángel. Menudo, de grandes ojos y sin alas; porteando una bolsa y un cepillo raído. Le abrieron mi puerta y su mirada oscura de hollín me condujo a un mundo desconocido.

‘¿Quién eres, pequeño?’ pregunté desde la mullida comodidad de mi despacho. ‘¿No tienes familia?’

Pero no pudo responderme, pues su trabajo era urgente. Como urgente era ganar algún chelín con el que procurarse algo de porridge. Para seguir gateando por otras oscuras chimeneas, cuyos humos ocultaban el sol de la capital del Imperio.

Y yo seguí escribiendo, raptado por mis Musas, olvidándome de sus sufrimientos.

A mi puerta, y a otras tantas, continuaron llegando más ángeles, de cuerpos esqueléticos y mirada oscura y vacía. Y algunos se fueron demasiado pronto, enfermos e intoxicados por los restos ennegrecidos de nuestra victoriana comodidad.

Y volaron entre fuegos artificiales, subidos en sus cepillos, a un mundo lejano, lleno de color, calor y felicidad. En el que una enigmática y sonriente niñera, a bordo de un paraguas negro, arrullaba sus sueños. Con pegadizas canciones y un poco de azúcar, que dulcificaba la oscuridad de sus vidas.

Y yo seguí escribiendo y pintando ángeles, absorto en mi mundo irreal.

36. UNA HOJA MÁS (PURIFICACIÓN RODRÍGUEZ)

Querido y odiado Mark:

Me atrevo a perturbar tu plácido sueño porque quiero que sepas que, al final, me perdí para siempre. Tú me hiciste desaparecer en esta casa maldita.

¿Por qué la hiciste más grande por dentro que por fuera? De todas tus criaturas, yo tuve el peor final. ¿Fue porque me atreví a adentrarme en tu extraño invento? ¿En tu Casa de hojas?

Sí. Yo fui el inconsciente hijo que osó desafiar al padre. Y perdí. Pero creo que tu venganza fue excesiva y que no se le debe hacer algo así a un hijo.

Por último, quiero que sepas también que aún sigo aquí, en las profundas entrañas de tu engendro. Y que te espero.

W. Navidson.

35. AS TIME GOES BY

Es la primavera de 1962. En la pista del aeródromo de Casablanca hay un Lockheed L-12 Electra. Sólo es un cascajo casi inservible. Vibra, tose y se comporta como un anciano decrépito. En el avión viaja Michael Curtiz y le acompaña Humphrey Bogart que fuma y mueve con elegancia el hielo en un vaso de whisky.

-Has tardado viejo amigo –Comenta el actor impostando la voz.

En la terminal una hermosísima Ingrid Bergman con los ojos húmedos, alzándose de puntillas, dice adiós con su fina mano enguantada.

Dos rostros asoman por las ventanillas y se despiden.

-¿Te acuerdas cómo acabó aquella película? -Pregunta el director con voz cansada.

– Pero lo que pasó en realidad sólo lo sabemos nosotros.

-¿Qué Paul Henreid despidió al pianista? –Juntos rien la ocurrencia.

Durante el despegue reina un silencio nervioso. Uno y otro evocan su secreto, el momento en que Victor Lazlo compró el bar a Rick ¡Qué contenta estaba Ilsa Lund! ¡Qué felices fueron lejos de la guerra y la memoria! ¡Qué mal se lo tomó aquel joven guionista de nombre Julius!

-Michael, siempre nos quedará Sunset Boulevard…

Y el aeroplano se aleja hacia poniente en un mar inmenso de luz en tecnicolor.

33. CONFERENCIA SOBRE EL EMPLEO

 

Me pidió que le acompañase esa tarde,  tenía que dar una charla a las 7 sobre búsqueda de empleo y después me invitaría a cenar. Era un buen plan, acepte.

El salón de la casa de la cultura estaba casi lleno, muchos jóvenes interesados en esa odisea de encontrar un buen trabajo, él haciendo su exposición sobre esa búsqueda, los cambios vertiginosos de las nuevas tecnologías,  como afrontarlos, etc…

Hasta que llegó el momento sobre la desigualdad entre hombres y mujeres, tanto en sueldos como en puesto, y  ahí él dijo:

  • Permítanme leerles un breve relato que se llama “La entrevista de trabajo”, escrito por una amiga que esta noche nos acompaña.

Saco los folios y procedió a leer. Al término de la misma, todos se levantaron y aplaudieron. Yo estaba desconcertada, no me lo espera, esos aplausos que sonaban para mí. Era mi recompensa por haber reflejado esa desigualdad que yo sufrí en una entrevista y que quise dejar reflejada.

Gracias, Gracias, Gracias, no podía decir nada más mientras todos de pie seguían aplaudiendo.

32. El ensayo

Una noche más enroscan con sumo cuidado la bombilla en el flexo. La conservan celosamente, rescatada de un antiguo camerino, y su resplandor ilumina el pasado de éxitos de la pareja y la colcha, escenario cotidiano de sus ensayos.

En turnos nada rigurosos, con chillidos quedos para no despertar a los demás inquilinos de la pensión, convocan a los protagonistas de los próximos estrenos de su espectáculo callejero itinerante. Se presenta primero un príncipe shakesperiano, atormentado por la caída del cabello, a continuación, una diva patética acosada por galanes imaginarios y, de improviso, aparece una pareja de ancianos sordos que se saludan al grito de “¡Valar morghulis!”*.

Terminan sin resuello, jadeantes por tantas carcajadas y se queman como siempre al guardar la bombilla entre las ropas de su baúl. Luego esperarán abrazados la llegada del día. Son actores de primera y cada uno fingirá un sueño profundo y reparador con la intención de sosegar a su partenaire, exhibiendo una tranquilidad que no les acompaña desde hace muchas temporadas.

 

* Expresión que aparece en las novelas de la saga “Juego de tronos” de George R.R. Martin.


31. Episodio I (Susana Revuelta)

Parecía tan hambriento, tan desplumado el pollo aquel, que Calimero enseguida se sintió conmovido.

—Toma esta lombriz —le ofreció, gustoso— que yo acabo de nacer y aún no tengo apetito. —Y con las tripas rutándole, vio cómo el cuco engullía su desayuno sin decir gracias ni nada.

A continuación, este abrió el pico hacia el cielo, piando como un energúmeno, exigiendo más. La mamá iba y venía, agotada, trayendo más insectos para aquel grandullón que abultaba el triple que ella. No aprobaba Calimero los modales del primogénito, pero siguió compartiendo con él sus miguitas, por ganarse su cariño y sentirse menos solo. Era extraño que no hubiera más huevos allí.

Cuando se notó saciado, el cuco se repantigó todo lo largo que era. A punto estuvo de tirarle fuera del nido.

—Eh, no empujes —protestó Calimero.

Pero el cuco ni se inmutó.

—Mira, canijo —eructó, señalando con un ala el suelo—. ¿Ves esos huesos y plumas de ahí abajo? Pues como me cabrees mucho te mando a reunirte con tus hermanitos, ¿estamos?

Lloroso, Calimero se acurrucó en una esquinita y antes de cerrar los ojos se ajustó el cascarón a la cabeza, por si acaso.

Y menos mal.

 

 

30. UNA TARDE EN COMBRAY (GINETTE GILART)

Sentada cerca de la cristalera, la anciana, ensimismada, lee un libro; de vez en cuando levanta la mirada y observa, un instante, la calle poco transitada. Se acerca un camarero y coloca una tetera encima de la mesa; ella le mira sonriendo y le da las gracias. Mientras reposa la infusión quita el envoltorio de una magdalena. Luego vierte, poco a poco, el líquido humeante en una taza de porcelana. Después de mojar el bizcocho en el té, lo acerca a su boca, con sumo cuidado para que no se deshaga, y lo saborea.
Cuando acaba, se levanta y, con la ayuda de un bastón, se dirige a la salida. Al pasar delante del camarero, le saluda:
—Hasta mañana, Marcel.
—Hasta mañana, Doña Leoncia.
Antes de que cruce la puerta, puedo ver la portada del libro que lleva debajo del brazo: “Por el camino de Swann”.

29. Atesorando…

Y le advertí sobre ese cometido,  de sus andanzas quizás en algún día añoradas… Y mi señor se entorno sobre esos gigantes en apariencia inventados…

28. La araña y el cuentacuentos

Celia se asomó al balcón al oír el bullicio. El mercadillo medieval llenaba todo de aroma y sabor, con puestos de embutidos, almendras y miel; cánticos y espectáculos. Se imaginó paseando por él y por un instante se sintió feliz. Siempre estaba alerta contra unos perseguidores imaginarios que pretendían robarle sus cuentos.

Reparó en el maestro del relato, al otro lado de la calle, que narraba con fervor la fábula de Aracne que ella misma había escrito. Mientras éste mantenía los niños interesados; asombro, rabia y angustia volaban por la mente de Celia.

–¡El cuentacuentos es un ladrón!– Se sorprendió a sí misma gritando.

El hombre se giró dirigiendo su mirada hacia arriba, y clavándole sus ojos azules hizo que se quedara inmóvil unos segundos. Después, cerró tras de sí el balcón para volver a confinarse en la oscuridad. Su ansiedad la empujó a convertirse en Aracne, y tras rodearse de una telaraña de lanas de colores para proteger sus escritos; se durmió.

Despertó bruscamente y deslizó la mano bajo el colchón cogiendo unas cerillas y sus relatos…Tras prenderles fuego, quiso salir de la habitación, pero había quedado atrapada en su propia telaraña.

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