Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

ANIMALES

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en ANIMALES

Bienvenid@s a ENTC 2025 Comenzamos nuestro 15º AÑO de concurso. Este año hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores, y el 5º de este año serán LOS ANIMALES. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 de AGOSTO

Relatos

SEP126. AL FINAL CADA QUIEN ES CADA CUAL, de Marga González Ancinas (Desasosegada)

Una sirena resquebraja la noche portuaria, mientras, los viajeros se acomodan.
El barco, cual torre de babel tendida sobre las aguas, parte hacia oriente; tres mil personas agitan sus pañuelos despidiéndose de su vida cotidiana.
Acunados por el vaivén del mar; nobles y villanos, prohombres y gusanos comparten destino mientras mueven patosos las caderas en clase de bailes caribeños. El sol les uniforma con un elegante color dorado que todos lucirán, cual medalla, a su vuelta.
En cada puerto, el barco vomita su preciosa carga volviendo a engullirlos al caer la tarde.
El periplo concluye en mismo lugar en que empezó y entre prisas y sonrisas se produce la diáspora.
Cuando la sirena del barco vuelva a resquebrajar la noche y parta con otra remesa humana, nuestros amigos, ataviados con corbatas, buzos, delantales o uniformes, regresaran a su vida, conscientes de que llegó el final, por una semana se olvidó que “cada quien es cada cual”.

SEP125. EL DÍA QUE CURÉ UNA NUBE Y NO QUISO MARCHARSE, de Érika González Leandro

Conozco una nube que ahora llueve alegre. La encontré sobre la cuneta durante una de mis múltiples andaduras en moto. Rota y sucia de asfalto, sus trozos zigzagueantes desaparecían de a poco con cada remolino que las endiabladas llantas dejaban al paso.
Tras curarle las heridas y rellenar sus huecos con algodón, la acomodé entre mis brazos como lo hacía contigo. Piloté lejos, hasta el lugar donde decidiste que el cielo era el mejor compañero de viaje, para soltarla y que volviera a ser libre. Desde entonces, una nube persigue mis sueños, se posa a mi lado en mis trayectos e incluso a veces, solo a veces, creo oírla lloviznar palabras de perdón por haberme hecho creer que hay mejores acompañantes que yo.

SEP124. DESPUÉS, de Rosa Martínez Famelgo

He muerto, pero no lo he hecho del todo. Algo me ha traído hasta aquí. Hasta la casa de mi padre. Llamo a la puerta y espero durante un minuto eterno. Él me abre. Pero no es como la última vez que le vi. Su rostro aparece relajado y sonriente, es mi padre, sí, pero el de cuando yo tenía 7 años y pasamos el mejor verano de mi infancia. Un tiempo que olía a jazmín y casa encalada. Un tiempo de ayudar a madre a pelar guisantes y de corretear por el patio vestida de domingo, mientras ellos, mis padres, sonreían al mirarme. Un tiempo luminoso antes de la muerte de madre y de que las palabras y los silencios negros nos pudriesen por dentro. He vuelto a ese verano.

Ese será mi cielo, ese preciso momento. Para toda la eternidad.

SEP123. VOLVER, de Juana Isabel Andreo Campillo

¡Hola!Me llamo Lola, estudie latín y griego, pero ahora me dedico a enseñar en un taller literario. Mis alumnos son ya maduritos (más de cincuenta años)Los quiero y ellos a mi también. En mi taller leemos novelas, así van conciendo escritores. Luego de alguna frase o anécdota, les hago que escriban un relato, microrrelato, poesía. Bueno lo que más me gusta es viajar, siempre que puedo viajo acompañada de mi cámara de fotos. En mis fotos reflejo los paisajes, la vida de las gentes por donde me muevo.
Este año he salido de vacaciones en el mes de agosto. Mi viaje «Un safari fotográfico por Kenia» Hoy es mi último día de viaje, volvemos de la excursión.
-Vamos en un microbús
-Se acerca un camión a gran velocidad
-Nos impacta
Mi vida se ha quedado ahí, junto con mi camara fotográfica.

SEP122. CANCIONES, de Antonio Ortuño Casas

– Y volver, volver, volver, a tus brazos otra vez,….
– Venga hombre, pero de qué vas, ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio, pero mejor sola sé cómo buscarme la vida, faltaría más.
Parece que fue ayer cuando escuché esa atiborra de semántica muy pegada al cancionero popular mientras sonaba la música en el club. Ha pasado tiempo de aquel intento y sé de buena fuente que no ha rehecho su vida todavía. Yo sigo deambulando de un lado para otro y siempre sin entender por qué nadie me comprende.
Así, los dos, nos volvimos a encontrar por casualidad bastante después en una cafetería. Sonaba una vieja canción en una moderna televisión de plasma colocada en una esquina. Nadie la miraba pero si escuchaba la canción, nuestras miradas se cruzaron y no había más remedio que saludar.
– Cuando vuelva a tu lado…,
– Por aquí, ¿cómo te va la vida?, ¿estás también sola?.
¿Se repetiría o no la historia con la melodía?, me daba lo mismo ya que quería seguir siendo el rey.

SEP121. EL NAUFRAGO, de Mar González Mena

Cuando no pudo más cerró los ojos un segundo. Sólo un segundo. Sin darse cuenta, las olas le devolvieron a la playa depositándolo sobre la arena como si nada hubiera pasado.
Era el fin de su segundo intento de abandonar la isla. Esta vez realmente llegó a creer que lo conseguiría. Y otra vez estaba allí. Las mismas palmeras, la misma playa.
Lo había organizado al detalle, pero todo había salido mal. Una brazada… tormenta…otra brazada… calambres… otra brazada…
Sentado sobre la arena, mirando al horizonte azul, se sintió triste, derrotado y solo.
Quizás debió saltar desde el acantilado sin posibilidad de retorno. Quizás la próxima vez. Quizás le rescate algún barco. Quizás alguien lea el mensaje lanzado al mar en una botella.
“Cuando no pude más, cerré los ojos un segundo…”

SEP119. LAMENTÓ LA SORPRESA, de Calamanda Nevado

Pedro, el astrónomo, decidió instalar sus vidrios en las almenas del palacio apuntando a la Bóveda Celeste; debía precisarlos observando el eclipse lunar. Esa noche ultimaría su invento, y volvería a vivir desplegadas sensaciones iguales a otra lejana velada de traslación.
El eclipse no comenzaba, y trató de estudiar mientras tanto la cola del cometa Holmes jugando con unas estrellas viejas; gracias a su luz identificó los cuerpos anillados de fulgentes planetas en abismos espeluznantes de energía oscura, donde imaginó dormían los muertos.
Incrédulo por los misterios de majestuosas olas de gas mecidas por delicadas sirenas, la constelación Cetus, “La Ballena”, y estrellas azuladas más calientes que las rojas; con piel de serpiente y luz hiperbólica; perdió serenidad para desconectarse del vacío nuclear; su caos, y de la emergente e infinita invisibilidad de la luna.
Apenas proyectó sombras huecas la tierra comenzó la efeméride lunar; rayos brillantes de continúas explosiones de supernovas cegaron al lombardo. Sin conseguir orientar, ni calibrar sus sofisticadas lentes, perdió toda posibilidad de identificar el abandono de luz antes de alinearse definitivamente los tres cuerpos celestes; pero gritó admirado “¡El espacio es esférico!, lo último desaparecido es su estela; igual que las velas en los barcos.”

UN HOMENAJE LLENO DE BICHOS… Y UN REGALO

Después de las vacaciones veraniegas nuestra amiga y colaboradora Marta Calderón, desde su librería SANCHO PANZA en Cabezón de la Sal, nos ofrece la motivación de ofrecer un libro como regalo (que se podrá elegir entre tres títulos propuestos por ella cercanos a la obra homenajeada) a uno de los relatos del mes anterior que cumplan esa condición. 
De todos los que hacían un homenaje directo a La Metamorfosis o a su autor 
el relato que finalmente será destinatario de esta mención del mes de AGOSTO es
Y que tuvo hasta el final como posibles… 
!!Gracias a tod@s¡¡

RETORNO, de David Moreno

La guerra había terminado. Los soldados recogieron sus pertrechos y limpiaron los tanques, fusiles y el resto del armamento. Los generales guardaron sus medallas y limpiaron sus uniformes. Todos pensaban en regresar a casa para abrazar a sus familiares. Y todos regresaron. También, junto a ellos, los fantasmas de los fallecidos en combate.


RELATO FUERA DE CONCURSO.

SEP118. CUANDO TE CONOCÍ, de Mercedes Daza

Nos cruzamos en el camino donde acostumbrábamos a pasear nuestras tristezas. Tú te tropezaste y te arrodillaste ante mí. Mis manos se enredaron en tu pelo. Y seducidos por la confusión nos dimos el primer beso. Desde aquel instante recorrimos las calles bailando abrazados. Nuestros cuerpos encantados no dejaron de girar y girar. Giraron hasta formar un torbellino que capturó nuestras almas. Sin ser conscientes removimos tierra, ríos y mares. Al descender de las alturas y volver a pisar tierra firme, descubrimos que el amor puede llegar a ser muy vertiginoso.

SEP117. HASTAG#ODISEA, de Pablo Vázquez Pérez

ULI@Odiseo Tranquila Pé, en cuanto acabemos con los troyanos volveré a Itaca. (20 años antes)
TLMAKO@Odi J.R. A mí me da que papá se ha ido a por tabaco. (10 años antes)
Pé@PNLOP Pues a 20 dracmas cada sudario puedo ganar… (7 años antes)
Ciclop@OGITO ¡Vaya puntería tiene el griego! No veo nada. (6 años antes)
Ariel@SIRENITASCo. LA LALA LA LALA LA LALA LA…
TLMAKO@Odi J.R. Ni en Pilos ni en Esparta y encima me pierdo a esas macizas de las sirenas. Me vuelvo a Ítaca. (4 años antes)
EUMEO@Yomeo Este vagabundo me suena a uno que yo conozco. (Unos meses antes)
Pé@PNLOP Menuda carnicería hay en palacio. ¡Que lo limpie el héroe! (Hace unos minutos)
El autor@HOMERO Vaya fracaso de cantos. Este poema no lo recitan ni en el Partenón. Lo olvidarán pronto. (siglo VII a.C.)
El otro@VIRGILIO ¿Qué le haga una epopeya al emperador? Menos mal que nadie sabe griego, copio la que me contaron y le cambio el título por La Eneida (siglo I a.C.)

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