Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

SERENDIPIA

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en SERENDIPIA

Bienvenid@s a ENTC 2025 ya estamos en nuestro 15º AÑO de concurso, y hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores. En esta ocasión serán LA SERENDIPIA. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 DE NOVIEMBRE

Relatos

OCT33. ¡GLUPS¡, de Ángel José Vicente (BLUESS)

 » No sé que es peor la verdad, que no me dejen entrar en las discos y pub que me gustaban o tener que tomar las birras y copitas a escondidas, ahora que puedo beber sin que me afecte demasiado. No sé la verdad«
Nuestro hombre se estaba rascando unos granos en la cara, una especie de reacción alérgica, o al menos eso creía él.
Observó que de repente se fijaba en chicas muy jovenes para él. Se quedaba mirándolas no sin cierto rubor, él que nunca fue tímido.
De pronto le invaden sensaciones e imágenes muy románticas, a estas alturas de la vida. También su ánimo fluctúa intensamente en pocas horas. Por otro lado se siente muy cuestionado y poco aceptado por los demás. Y todo esto mezclado con la seriedad de los 48 años, una madured y temple que conservaba a ratos.
Ernesto no podía creeer lo que estaba leyendo. Tras su muerte firmó, después de darle muchas vueltas, volver a los 31. Con la poca luz y el agobión que tenía escribió 13, 13 años ¡glups!
Se lío sí, menudo embrollo.
-¿ Esto será revisable?
– …
– ¿Qué?
**

OCT32. LA PRIMERA VEZ, de Patricia García Roldán

Eras médico y yo enfermera . A los demás les veía venir, sólo querían pasar un rato agradable conmigo, tú te comportabas diferente. Me hablabas de forma educada y me mirabas a los ojos. Me empezaste a interesar, creí que podría haber algo entre los dos y comencé a dejar de ser tan huraña y seca .
Una semana después me pediste una cita para cenar en un restaurante de lujo , me acompañaste a casa y te despediste con un beso en la mejilla.
Fue entonces cuando empecé a enamorarme de ti, por ti haría todo y lo daría todo.
Poco después me lo pediste, no me pude negar. Aquella fue mi primera noche de pasión.
Creí que aquello duraría siempre, hasta que a la mañana siguiente en el hospital te vi presumiendo de tu hazaña y contándolo todo mientras recogías las ganancias de tu apuesta .
A media tarde me citaste para la noche en tu casa. Fui preparada. Al tercer gin tonic te sentiste indispuesto. Yo no quise molestarte y salí, pero para que veas que soy buena persona hasta que no te sacaron con los pies por delante no pude irme a mi casa.

elcircodelasmilcarcajadas.blogspot.com

OCT31. SALGO ESTA NOCHE, de Jesús Bueno Rodríguez-Brusco (IGNACIO URTIAGA)

Cuando Lucía llegó a casa no había nadie. Encendió las luces y, en el mismo instante, empezó a sonar el teléfono. Descolgó.
Colgó casi con lágrimas en los ojos. Entonces reparó en la nota junto al aparato: «No me esperes, salgo esta noche.» Cogió las llaves de la moto y salió corriendo, los nervios hicieron que se dejara las luces encendidas. Bajó las escaleras a toda velocidad, tardó en encontrar la Vespa, y arrancó en cuanto consiguió liberar el seguro antirrobo.
Atravesó la ciudad rozando la temeridad. Los semáforos se hacían eternos, y las luces de la noche navegaban por la estela de vaho que se iba formando en su casco. En su cabeza, se acumulaban palabras sueltas como golpes de martillo: “ingresado”, “accidente”, “gravedad”…
El luminoso con la palabra HOSPITAL por fin apareció en el horizonte.
Preguntó en información. Atravesó los pasillos, casi ciegas, luces fluorescentes. 501. Aquí es. Cuando entró en la habitación apenas podía hablar.
Estaba despierto.
– Papá ¿qué ha pasado?
Y consciente:
– Nada, niña, que la cita a ciegas de hoy resulta que era con la muerte. Pero no te preocupes, no me ha gustado. Sigues siendo hija de padre divorciado.

OCT30. CONTROLAR, de Ángeles Sánchez Gandarillas

Estaba contenta, había aprendido, por fin, a controlar el sentimiento de dolor…
Sabía lo que iba a suceder y creí suficiente el sufrimiento de los dos hasta la llegada de ese día inesperado en que se cumplieran los pronósticos médicos.
Pero cuando me dieron la noticia de su partida, todo ese dominio quedó anulado por la angustia; supe en el acto que la esperanza me había desnudado y al irse se llevó todo mi control por delante.
Quedé desnuda delante de toda la pena…
Lloré descontrolada y vestida de dolor.

¡¡HUBO UNA ELEGIDA!!

…como decía alguien por las redes «en ENTC no están todos los que practican el género corto» (menos mal…) y de hecho en el Concurso de Relatos sobre la pobreza y exclusión social que ha convocado el prestigioso Club de Escritua Fuentetaja sólo hemos encontrado una conocida entre ganadores y seleccionados ¡¡y son unos 20!!
Más merito el de
LAURA GARRIDO
que ha sido sinalista con su «Acordes de violín«
¡¡ENHORABUENA!!

OCT29. OBSESIÓN, de Txaro Cárdenas Peña

Llega a ser una obsesión…Te fundes con tu deseo más íntimo hasta el punto de no distinguir entre tu vida y la ansiada. Vives tu día a día como si de los alrededores de la realidad se tratara, te molesta que los demás intenten ayudarte en tu locura, pues ellos ven en qué estado de irracionalidad te has sumido, y tú no. Haces caso omiso, sólo existes tú, tú y tu ego sin voluntad…
Cada vez que pienso en esas pobres almas torturadas, sufro. Es la empatía que va indefectiblemente unida a mi alma.
Dicho esto, sigo orbitando.
La Luna. En fase creciente.
No intentéis fotografiarme. Me cansáis.

OCT28. ¿TÚ OTRA VEZ?, de Luis Molina

¿Tu otra vez?
Has vuelto a buscarme, y esta vez no me perdonarás.
Sabía que volverías, era inevitable, aunque no te esperaba aún.
Nunca faltas a la cita.
Quiero pedirte como favor que des un escaso tiempo para despedirme de mis amigos, juro que no tardaré.
Tu gesto irónico me dice que no me lo darás. No tienes sentimientos, es tu misión.
Quisiera decirle a ella que la seguiré amando, a ellos que…
Está bien vamos.

www.luismolin.blogspot.com

OCT27. REUNIÓN INEVITABLE, de Juan H. García-Zeballos

-¿Por qué me habrá convocado? Siempre creí que aparecía sin avisar, al menos todos los casos que conozco fueron así; uno podía tener cierta idea de su cercanía, pero el instante exacto de su arribo, jamás.
Entonces, ¿cuál es el propósito de una cita con la muerte? ¿Decirme cuánto me queda de vida? ¿Notificarme personalmente en ese mismo momento de mi partida? ¿Simplemente charlar?
Demasiadas preguntas y pocas respuestas para un tema tan misterioso y que ha desvelado a la Humanidad desde los comienzos.
Acepté la invitación, quedamos en encontrarnos en aquél sórdido café frente a la Aduana. Llegué a horario, ella aún no estaba en el lugar, se notaba su ausencia… ¡la impuntualidad empezó a fastidiarme!
…Y aquí me encuentro… sentado hace años y como cada día en una mesa solitaria, sin nada que hablar ni que decir; esperando que quien me citó, se digne a venir-.

OCT26. INVOCACIÓN, de María Estévez

Sonrió ante el espejo. Se veía bonita, su pelo recién lavado, y una nariz respingona. Veinte pecas adornaban su cara igual que unos topitos bordados en fieltro. Llevaba puesta una camisa tres tallas más grandes cubriéndoles los dedos de las manos, un vaquero roído y unas bambas azules. Volvió a sonreír, ésta vez atusando la larga melena negra; alzándola para recoger en un moño la mitad, la otra, caería en cascada hacia el lado izquierdo del cuello. Había aceptado el reto en el instituto el día anterior: Bloody Mary, Bloody Mary, Bloody Mary, Bloody Mary, Bloody Mary. El cristal estalló en mil pedazos diseminando por toda la habitación los topitos.

OCT25. LA CENA DE MAMÁ, de Rakel Ugarriza Lacalle

La noche del jueves Belinda y su amante decidieron escaparse juntos. Una hora antes de la huida, limpió el pescado y lo metió en el horno. Tras fregar lo que había manchado, agarró el cuchillo más largo que encontró en la cocina, y propinó doce puñaladas a su marido, mientras este dormitaba en el sofá; ese de cuero blanco que ella tanto odiaba por ser tan frío en invierno y tan pegajoso en verano, el mismo que su suegra se había empeñado en regalarles por su décimo aniversario y que ahora permanecía cubierto de sangre. Tras el crimen, descolgó el auricular del teléfono, marcó el número de su hijo y cuando contestó, Belinda acertó a decir: “Cariño, la cena te espera. No tardes, tu padre se enfría”.

OCT24. ACTO DE FE, de Salvador Esteve

Los pasajeros del boeing 787 tenían pánico, el desastre se presumía inminente. El avión se tambaleaba de un lado a otro, en cualquier momento su vuelo sería en picado. Joseph Sleiter tambien tenia miedo. A su lado, un sacerdote rezaba. Sleiter no era católico pero creía en las señales, iba a morir y su alma estaba en pecado mortal. Cuando el avión se inclino hacia delante se apresuró a pedir al padre en confesión. Había asesinado a su mujer, todo el mundo la creía desaparecida, pero en realidad estaba enterrada en el bosque Cookson, al pie de una enorme encina. El avión, ya en frenetico descenso, hizo un movimiento brusco y retornó a su trayectoria normal. Debajo de la sotana el teniente de homicidios Robert Bogar sonreía satisfecho, la operación «Acto de fe» había sido un éxito.

OCT23. ENSAYO DE UN SUICIDIO, de Héctor Hernández

Hoy es el día esperado. Altura: 3,500 pies y en ascenso; clima inmejorable: el sol corona desde el cenit al inmenso tapiz azul decorado con ramilletes límpidos. Ayer realizó su último salto
obligatorio con instructor. Pero ahora, por primera vez, lo hará él solo, tal y como lo había deseado. Mientras se abre la puerta del aeroplano, concentra todo su ser para el lance triunfal que ejecutará enseguida: experimentará la sacudida de adrenalina que brinda una caída libre, luego le seguirá la sensación inigualable de vaciedad y, entonces, dará inicio su interpretación. ¡Ah, si tan solo los demás pudieran apreciar la belleza de sus actos! A medida que caiga, los rostros que alguna vez tuvo entre sus manos serán emulados por el suyo propio con una maestría atroz: rostros de desesperación, de agonía, rostros descompuestos por el terror de saber que en cuestión de segundos terminará todo. Pero, sabedor de su arte, dejará para el final, para cuando consiga cortar la última correa y su cuerpo esté a punto de despedazarse en tierra, el mejor de todos: la calma y benignidad en los ojos de su última víctima serán dignos de un colofón apoteósico como el que siempre imaginó.

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