Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

ANIMALES

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en ANIMALES

Bienvenid@s a ENTC 2025 Comenzamos nuestro 15º AÑO de concurso. Este año hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores, y el 5º de este año serán LOS ANIMALES. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
días
4
4
horas
2
2
minutos
3
1
Segundos
3
8
Esta convocatoria finalizará el próximo
15 de AGOSTO

Relatos

JUL91. YO TAMBIÉN, de Mikel Aboitiz

«Preferiría no hacerlo» me dijo entornando los párpados, apresando entre ellos dos lagos de ámbar mientras, desafiante, dejaba su vaso para beber del mío —el de un extraño, indeciso entre la textura de sus labios y la profundidad de su escote— y añadir: «Pero no se preocupe, lograré los papeles». Se levantó y abandonó el bar del hotel con más clase que las cinco estrellas que colgaban en su fachada. Esa misma noche me confirmó haber obtenido los documentos. Para llegar al lugar acordado, crucé la ciudad, batida por un viento intermitente y salobre que arrastraba lluvia sin piedad, barriendo el empedrado de las calles. Ella esperaba impaciente bajo un amplio paraguas negro, mordiéndose el labio inferior. En la mano sostenía una carpeta. Al darme el sobre —en silencio— adiviné tras aquellas gafas oscuras el almíbar estremecido de sus ojos. Luego, un taconeo de zapatos perdiéndose calle abajo fue lo más parecido a una despedida. Regresé al
hotel empapado y abrí el sobre. A la vista de aquellas hojas en blanco recordé sus labios acolchados, su voz ronca, arrolladora, repitiendo «preferiría no hacerlo» mientras yo asentía con la cabeza. Descolgué el teléfono y dije: «Nos equivocamos con ella. Procedan».

www.lalenguasalvada.blogspot.com

JUN90. RAMSÉS Y EL TREN, de Héctor Hernández

Como casi siempre, Ramsés apareció de mañana y sin avisar. Yo estaba en el patio, regando la higuera que por tercer año consecutivo desde que la planté se negaba a dar fruto.
—No lo vas a creer—dijo Ramsés a modo de saludo—, pero he diseñado un tren, y creo que ahora sí le he dado al clavo.
—¿Ah, sí?—respondí tratando de interesarme, pero sin conseguirlo.
—Se trata de un tren que se deslizará sobre imanes, para evitar la fricción.
—Ya veo—dije ahora sí completamente desinteresado.
Luego Ramsés dijo que iba dentro, por café.
Me quede mirando la higuera, pensaba en lo que días antes me había contado doña Meche, mi cocinera.
—Necesita pegarle, don Arnulfo.
—¿Pegarle?
—Sí, pegarle, darle unos buenos cinturonazos y regañarla para que dé. Mi prima Joaquina—continuó diciendo—me contó que en su pueblo la gente injuria a las plantas para que den, y que entre más soeces las palabras, mejor, fíjese.De pronto me entraron unas ganas tremendas de probar la teoría de doña Meche. Y a punto estuve de hacerlo cuando recordé que los japoneses ya tenían un tren como el que estaba fraguando Ramsés. Pensé en decírselo, pero preferí no hacerlo.

JUL89. CONTESTADOR AUTOMÁTICO, de Javier Ximens

«En este momento no puedo atenderte, deja tu mensaje después de oír la señal».
—Que digo, hijo, que como por los Santos os iréis a Benicasim, que no os preocupéis por mí, que me acerca al cementerio el señor Andrés, el del tercero.
«En este momento no puedo atenderte, deja tu mensaje… la señal».
—Mira, hijo, que si vais a venir en Navidad, digo que mejor a comer, así vosotros os podéis ir al teatro mientras yo me quedo con el niño. ¿Habéis tenido alguno más?
«En este momento no puedo atenderte, deja tu mensaje… la señal».
—Juanito, hijo, que como mañana es domingo de Pasión, que digo que si os acercáis esta tarde con el niño o quito el belén. No está bien que se junten el nacimiento y la muerte del Señor.
«En este momento no puedo atenderte, deja tu mensaje… la señal».
—Juan, hijo, solo era para decirte que he vendido el piso y me voy con el señor Andrés de crucero por el Mediterráneo. Para qué tener dos casas abiertas.
—Perdona, mamá, es que no podía aten… ¿Estás hablando en serio?
—En este momento no puedo atenderte, deja tu mensaje después de oír la pedorreta.

JUL88. ¡AY, EL AMOR!, de Carmen Aguado

 Preferiría no hacerlo, pero al final lo hice, me arrepentí en el mismo momento que la sangre empapaba mis manos, abriendo hueco a la desdicha, haciéndose notar en cada poro. Ahí estaba el charco que el amor había dejado, ya sólo quedaba la huella del recuerdo de lo que un día fue ese sentimiento tan perverso que penetraba en mí doliendo, sin ningún derecho a hacerlo, sé que él preferiría no haberme herido, pero también lo ha hecho. Adiós amor, ya nunca más me volverás a doler.

JUL87. HIJA DE LA MUERTE, de Tíndaro del Val

La multitud agolpada en el muelle se dispersó dejando un estrecho pasillo para que pudiera pasar. Se hizo un silencio más y más denso a cada paso que daba. Subí a la pasarela y avancé tembloroso hacia el barco. Había llegado de madrugada, con las velas de cruz rasgadas y el mascarón de proa enmohecido. Llevábamos meses sin tener noticias del galeón, así que la gente había empezado a inventar historias sobre su naufragio o su captura por parte de los piratas. Pero ninguna de esas leyendas se acercaba a la realidad.
Tuve que taparme la nariz, el olor era nauseabundo. Olía a muerte. Subí y miré alrededor. Los cuerpos en estado de putrefacción, lamidos por el sol y la sal, se amontonaban por toda la cubierta. Sus rostros estaban carcomidos y sus ropas deshilachadas. Seguí avanzando hacia la popa. Entonces empezó a cantar. Parecía una canción popular para arrullar a los bebés. Subí las escaleras y la vi bajo el mástil de mesana. La niña pareció no advertir mi presencia. Arrodillada en el suelo, con el cuerpo de una mujer en sus brazos, seguía cantando su nana de la muerte mientras cepillaba los cabellos del cadáver.

Blog: @MicroRadon

JUL86. NANAS Y DIOSES MUERTOS, de Modes Lobato Marcos

 » ¿ Te cuento un secreto ?
La semana pasada maté a Dios.
Sin anestesia.
Simplemente extirpé de mi alma el trozo infecto que había convertido en su hogar, y lo arrojé a los cerdos.
No, hijo mío, no me arrepiento.
Jamás le pedí nada, pero ¿ Qué ocurrió cuando lo necesité de verdad?
Me dio la espalda como una rata.
¡ No le defiendas !. Es un soberbio. Un maldito trilero que juega con cartas marcadas.
Sí. Ahora nos falta la luz.
Pero un día, no muy lejano, llegará la primavera. Y me pondré, de nuevo, mi vestido de flores. Y volveremos a sonreír. Te lo prometo, mi niño.
Ahora te cantaré una nana, aunque preferiría no hacerlo pues me duele muchísimo la garganta, pero comienza a anochecer y tú tienes que dormir.
«

La mujer canta dulcemente.
Poco a poco apaga su voz, hasta convertirla en un susurro.
Después se incorpora y, caminando de puntillas para no hacer ruido, sale del cementerio.

JUL85. MALA SOMBRA, de Raúl Ariza

He venido -siguió contándole al agente- tolerando su compañía como se acepta la imposición natural de las cosas; como el frío invernal o los dolores del parto. Era una especie de apéndice difuminado, una presencia muda que tras desaparecer cada tarde al vencerse el sol, regresaba sin embargo con los mismos arrestos empecinados con la amanecida, siguiéndome a cada paso e imitando como un simio enseñado cualquiera de mis gestos. Aunque lo intenté, jamás me acostumbré a ella.
Y es que soy hija única, huérfana y además me he hecho a estar sola, con lo que era inevitable que al final su impertinente constancia terminara resultándome insufrible. Así que le pedí que se marchara. Fue en vano. Si mil veces le rogué, otras tantas se mostró flemática, llenando con la grisura de su mirada su desafiante silencio.
Hasta que ayer no pude más y la maté. Hubiera preferido no hacerlo, lo juro, pero hágase cargo… Y enmudeció entre sollozos.
El policía le acercó entonces un pañuelo y le posó una mano conciliadora en el hombro. Cálmate, mujer, y dime qué has hecho con su cadáver. Se lo preguntó con ese tono amable y paternal del que parece entender las razones.

JUL84. YOUTUBE, de Puri Otero Domarco

_Los caminos por donde deambulan nuestros pasos están llenos de polvo,lo que hace pensar que los recuerdos que siembran esas huellas son pasto del olvido.
Así comenzaba la carta que Don Segismundo Bloz le mandó a la doncella Blanca Liz la cual acababa de desflorar la noche anterior.
A continuación seguía:
_De todas formas hermosa joven aún podemos volver sobre nuestros pasos y recuperar alguno de esos recuerdos.
La respuesta de la joven doncella no se hizo esperar y rezaba así:
_Siento mucho decepcionarle señor,pero este manjar que es mi cuerpo no volverá a ser catado por vos.
Don Segismundo Bloz encolerizado por la respuesta de la joven lanzó su flecha envenenada y le recordó lo acaecido diciendo:
Preferiría no hacerlo» pero si vos no accedéis a mi petición «colgaré» en Youtube todo lo sucedido en el pajar entre nosotros y entonces veremos la reaccion de toda la corte a la que pertence vuestra familia.
La joven escandalizada por los argumentos expuestos y viendo peligrar su honra accedió a la petición y recuperaron alguno de los pasos ocultos por el polvo del camino y de esos escarceos nació el amor tan denostado por ambos.

JUL82. EL DESPIDO, de Alicia Alguacil Agudo

Era una sucursal pequeña, solo 4 trabajadores, llevaban muchos años juntos y a pesar de sus pequeñas diferencias habían aprendido a trabajar con respeto y alegría.
Todos los días habían rumores, eran solo eso rumores, y así un año tras otro.
Esta semana el director esta de muy mal humor, no para de hablar por teléfono.
Desde fuera se le oye decir “PREFERIRÍA NO HACERLO”.
No hacer ¿Qué?
Él sabe que aunque preferiría no hacerlo, no hay elección, el informe lo necesitan antes de final de mes. Ha escrito en un folio una especie de test, ¿Quién está más preparado para buscar un nuevo trabajo? ¿Quién tiene más cargas familiares? ¿Quién puede adaptarse mejor a otro tipo de trabajo? …
Sabe que haga lo que haga nunca sabrá si era lo adecuado, lo más conveniente. Perderá a un amigo, también a muchos clientes que lo considerarán injusto. Él no tiene la culpa pero tiene que hacerlo, él necesita el trabajo y tiene que seguir aunque otro caiga, pero ¿Quién? ¿Cómo?
La presión es muy fuerte.
¡Por favor ayúdenme!, no tengo elección, yo también tengo familia.

JUL81. VOCES, de Yolanda Nava

Ahí estaba otra vez. Tenía que darle esquinazo. Cada vez era más insistente y ni en sueños lo abandonaba. Al principio era un murmullo apenas audible, pero había ido creciendo y adoptado un tono intimidatorio con un deje burlón bastante irritante. Probó a plantarle cara con otra más firme y grave que le replicara cuanto adujera, pero era peor, ahora ambas voces pujaban por llevar la razón y no cesaban en su duelo por alzarse con ella. Una insistía con su machacón: “gallina, no hay huevos” y la otra contestaba: “es humillante, preferiría no hacerlo”. Tenía que acallarlas o acabarían con la poca cordura que aún conservaba. En mitad de estas cavilaciones una tercera voz reclamó su atención: la de su mujer, que sin miramientos y con un tono firme y seguro le decía: “toma el teléfono, marca el número y di que NO, que por mucho que peligre tu empleo no estás dispuesto además de hacer diez horas al día en la oficina, a salir los sábados disfrazado para publicitar el producto. Que se busquen otro pollo”.

JUL80. Si, PERO TODAVIA NO, de Anna Jorba Ricart

Cada día me siento en el banco de piedra frente al rio. En la otra orilla, los ábsides erguidos y las ménsulas de la cornisa en canecillos esculpidos de la iglesia románica, me acompañan. El lugar es tan tranquilo. El sonido constante de la bravura del agua me hace imaginar el sinfín de gotas apresuradas, como si unas y otras, en espuma blanca, sobresaltadas por encima de las rocas, quisieran llegar cuanto antes al mar abierto para liberarse. Aquí leo, me relajo, reflexiono. Me invento el eco del campanario de espadaña que dejó de repicar. Me acaricia la brisa fresca que baja de las altas montañas. Miro la tierra que acoge bajo su suelo, epitafios in memoriam de antepasados y afirmo que es un paraje ideal para descansar eternamente, pero…prefiero no hacerlo.

Nuestras publicaciones