Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

ANIMALES

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en ANIMALES

Bienvenid@s a ENTC 2025 Comenzamos nuestro 15º AÑO de concurso. Este año hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores, y el 5º de este año serán LOS ANIMALES. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 de AGOSTO

Relatos

BOY22. EL SECRETO DE BLANCANIEVES, de Juan Igarreta

El corazón de Blancanieves ya tenía dueño antes de caer dormida bajo los efectos narcóticos de la manzana. El afortunado era uno de los enanitos, el llamado Sabio. Blancanieves nunca había conocido a nadie que como Sabio tuviera respuesta para todo. Ella lo admiraba profundamente y se quedaba todas las noches embelesada escuchando sus apasionantes relatos. Sabio solía decir que a él ya nada le sorprendía porque era conocedor de todos los secretos. Blancanieves, que por el contrario se sorprendía por todo, quedó hechizada por Sabio desde el primer momento. Pero ella, sabiéndose muy querida también por los otros seis enanitos, no encontraba el momento para declarar su amor a Sabio. Y mantuvo en riguroso secreto sus sentimientos durante mucho tiempo.
Y fue aquel día, en el que Blancanieves despertó del eterno sueño con el apasionado beso del apuesto príncipe, cuando abriendo los ojos y ante el asombro de todos, exclamó: – Sabio, ¿quién te enseñó a besar?
Ante estas palabras y viendo que Blancanieves solo tenía ojos para Sabio, el príncipe se marchó desconcertado. Y Sabio, que creía conocerlo todo y que nunca nada más podría sorprenderle, comprendió, perplejo y ruborizado, que del amor lo ignoraba todo.

BOY19. LOS TRES DESAHUCERDITOS, de Ignacio Feito

Hubertus Wolff, el ejecutor, ha venido al alba, al alba, a lanzar de su domicilio a Sixto que no devuelve su préstamo porque el sinvergüenza se ha venido gastando cada año los ahorros en una semana de pensión completa en Marinadoro, sin mencionar lo del canal full ni lo del Martínez bianco con aceitunita.
Lanzado con un soplo.
Sixto y su familia se han ido entonces a casa de su hermano Pompilio donde, al rato, también ha aparecido Hubertus gritando que todos habían de abandonar la vivienda por no haberse satisfecho la deuda hipotecaria, y eso que este Pompilo era muy ahorrativo y se quitaba de cines y teatros y le sacaba a sus hijos todos los años los mismos regalos de reyes hasta que los niños crecidos se dieron cuenta y los rompían nada más abrirlos.
Todos a la calle. Hubertus resopla.
Luego va a casa de Domicio, el tercer hermano hipotecado, donde están todos apelotonados como en una piara, pero este consigue saldar la deuda ofreciéndole a Wolff diez mil acciones preferentes. Wolff se arruina y al final todos ríen mientras degustan un sabroso chorizo a la olla, y pongo a la olla porque ahora es lo chic.

BOY18. BLANCONIEVE, de Yolanda Nava

Su rostro tenía el tacto de la seda y por su nívea piel lo apodaban Blanconieve, era muy apuesto y esbelto y su elegancia rivalizaba con la de los juncos que se cimbreaban en el lago. Las siete gigantas soñaban con enamorarlo y utilizaban una impostada inocencia para conseguirlo, se afanaban en ser amables y graciosas, él, ajeno a sus intentos, las trataban a todas por igual.
Una fruta en mal estado y dudosa procedencia lo enfermó gravemente; las gigantas le colocaron en un suntuoso lecho rodeado de pétalos de rosas y, absortas en su contemplación descuidaron sus quehaceres. Los pétalos se marchitaron y sus gigantescos cuerpos empezaron a desprender un hedor insoportable acusando la falta de aseo. Una bella princesa que estaba de paso se acercó a la casa pidiendo agua, al descubrir a Blanconieves, quedó tan prendada (y prendida) de su belleza, que el vaso resbaló en sus manos y se vació en el rostro del susodicho, que despertando de su letargo, gritó:
-¡Qué peste! Y huyó en el corcel de la princesa en busca de un lugar más limpio. No sé si hemos dicho, que nuestro protagonista aparte de muy bello, era sobremanera, muy aseado.

BOY17. UN FANTASMA INESPERADO, de Gloria Arcos

Le habían dicho que debía pasar tres noches en el castillo encantado para así alcanzar el maravilloso premio de la Vuelta al Mundo.
Juan sin miedo, siempre tan seguro de sí mismo, creía que eso iba a ser pan comido.
Estaba acostumbrado a luchar con los pandilleros de su barrio, a enfrentarse cada día con los matones de su colegio, por eso estaba convencido de que no iba a resultar un problema para él, el enfrentarse con fantasmas, genios, vampiros, y otros seres que sabía con certeza que no existían.
Tan seguro estaba de que ganaría la prueba, que le comentó a sus amigos y familia que le esperaran dentro de tres noches, con una gran cena para celebrar su triunfo.
Pero con lo que no contaba es que tuviera que enfrentarse a una joven gótica, vestida de negro de pies a cabeza y llena de joyas terminadas en pinchos.
No sabía que ella, con su aspecto tan particular, con sus labios y uñas pintadas de negro, conseguiría irritarle tanto con su música de heavy metal, al ponerla a todas horas, a todo volumen, que le obligaría a abandonar el castillo en su primera noche.

BOY16. VERSIÓN APÓCRIFA, de Ana Fúster

Cuando vi su carita pegada al cristal se me desbocó el corazón.
Había comprado aquella cómoda victoriana esa misma mañana. Ya en mi dormitorio, al abrir uno de los cajones me topé con ella. Estaba al fondo, cuidadosamente enrollada sobre sí misma. Mi desconcierto pronto se convirtió en sospecha y, con más esperanza que convicción, me quedé levantada aguardándolo. Ahora estaba allí.
Entró con mucha timidez y no tardó en echarse a llorar. Entre hipos me contó cómo la niña, en su despecho, se la había robado y nunca se la había devuelto a pesar de sus ruegos. Me habló de crueldad, de noches de espera bajo la nieve y de cómo aquel escritorzuelo entrometido e ignorante había inmortalizado una versión apócrifa. Le limpié los churretes de las mejillas, le soné los mocos, le preparé un cacao y le devolví lo que era suyo. Me ofrecí a cosérsela a los pies, pero reculó aterrado. Dijo que ya se la pegaría con resina.
Cuando emprendió vuelo hacia la segunda estrella a la derecha con su sombra cogida de la mano, los dos sonreíamos como niños.

BOY15. POLVORIENTA, de María Elejoste

Por mi 16 cumpleaños mi padrino me regaló entradas para un macro-concierto. Actuaban “Los ratones”, mis preferidos, y Prince, el solista, está rico, rico, como para devorarle… Así que allí me fui con mis dos herma-plastas mayores. Todo fue fantástico, ya que ”él” no me quitaba los ojos de encima. Acabamos en su camerino, me firmó autógrafos y nos hicimos fotos. Fue maravilloso, así se lo dije esperando poder disfrutar de su varita mágica. Pero él se rió de mí, -que era demasiado joven- dijo.
Yo no estoy acostumbrada a que me den calabazas, y no sé qué me ocurrió, pero accidentalmente le clavé doce veces el tacón de mis stilettos, y le dolió un huevo en el idem, bueno le dolió una docena en realidad… Ahí se rompió la magia: acabamos en comisaría. Cuando papá vino a rescatarme dijo que desde luego había dado la campanada. ¡Ja, que se espere a los 18! No tengo claro si la fiesta será en casa de los tres guarros, en la de los gigantones (hum, eso promete) o en la de los siete cabroncetes…

BOY14. REFLEXIONES BAJO EL INSOMNIO, de Blanca Oteiza

Cada noche cuando Grillo ya dormía, al igual que Gepetto, Pinocho solía pensar. Se preguntaba bajo la luz tenue de las estrellas que entraba por la ventana iluminando la estancia por qué tenía que ser de madera de pino. A él le hubiera gustado ser de roble, aunque pensándolo mejor su nombre hubiera sido Roblecho; no, sonaba mejor el suyo. Podría haber sido de vengué, así sería más morenito, o quizás de haya, entonces parecería estar muy pálido. Y si hubiese sido de caoba, ¿sería pelirrojo? Y así, cada noche, divagaba en pensamientos hasta que el sueño le vencía.

BOY13. PARECÍA UN CABALLERO, de Calamanda Nevado

Cuando despertó, sintió el vientre pesado y extrañas sensaciones en la cabeza.
Había dormido con la boca abierta. Levantado tomó un vaso de agua y alivio la sequedad. Sin fuerzas y angustioso pudo alcanzar la ventana y el reloj. —Las nueve. —Se sorprendió del silencio del dormitorio y de las voces viniendo de fuera — ¿Estoy solo? Dónde estará la niña.- Recordó con que gracia le preguntaba al mediodía por su extraño aspecto mientras jugaban a disfrazarse — ¡Vaya explicaciones!, no calla. —Disgustado supuso que quizá no estuviera allí.
Repaso las preguntas que le hizo la pequeña y abrió el armario. — No está. —Espetó malhumorado. —Me fascinan sus ojos despiertos mirando de arriba abajo; aunque es pequeña sabe mucho. Cuando la observaba, detrás de los árboles, enseguida llamé su atención. — La buscaba intranquilo. —No hay nadie ¿Quizás, se marchó mientras pasé al otro lado de la cama para hacerle sitio? Esto no es normal. —Escudriño la casa regañando hasta que no pudo soportar el dolor y cayó al suelo. A pesar de su visión nublada observo manchas en su camisa; la desabrochó con dificultad, se pegaba a una cicatriz reciente que sangraba. Al fin recordó; tenía el estomago lleno de piedras.

BOY12. EL REGRESO DE HANSEL Y GRETEL, de Ginette Gilart

Después de deshacerse de la bruja y de llevarse las perlas y piedras preciosas que la vieja tenía escondidas por todos los rincones , los dos hermanos se adentraron en el bosque con la intención de regresar a su casa. Tras dar varias vueltas, por fin llegaron a su destino. Encontraron la casa en ruinas, como abandonada, sin embargo al acercarse a una de las ventanas, vieron al padre, solitario y desconsolado, llorando amargamente.
Cuando Gretel se dirigía hacia la puerta, Hansel la detuvo.
-¡Espera!, no vamos a volver. Después de todo el daño que nos hizo, dejémoslo que se pudra solo.
Gretel paró en seco y regresó junto a su hermano.
-Me han contado que existen lugares bañados por un mar azul y cálido, donde siempre brilla el sol. Uno de ellos se llama Eivissa y se encuentra al sur, muy al sur de este lúgubre y frío bosque encantado. Vayamos lejos de madrastras, brujas y demás seres de cuentos crueles.

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