Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

FOBIAS

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en FOBIAS

Bienvenid@s a ENTC 2025 ya estamos en nuestro 15º AÑO de concurso, y hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores. En esta ocasión serán LAS FOBIAS. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
30 DE SEPTIEMBRE

Relatos

MAR26. DESDE ORIÓN, de Elena Villanueva

Mi abuela era astrófila. Yo soy biólogo cosmonauta. Mi fascinación desde niño por el espacio se la debo a ella. En las cálidas noches de nuestra afortunada tierra, tumbados en la hierba del jardín, me hablaba de recuperar el vínculo con la tierra y el espacio, de las estrellas, y de nuestra responsabilidad hacia el planeta. Fue una visionaria de la Gran Revolución Social precedente al Tratado Verde. Hoy se cumplen cincuenta años de su muerte. Fue entonces cuando descubrimos que había comprado una estrella: Sirio, en la constelación de Orión. La escritura estaba fechada en junio del 2084.
Le hubiera gustado mucho el último astrógrafo que me han regalado mis nietos. Y también tumbarse en la rojiza arena de este jardín,al sur de Sirio, para admirar los magníficos verdes y azules de su recuperado planeta Tierra.

MAR25. SU SOLEDAD, de Ángeles Medina

– Esta noche lo terminaré, por fin descansaré.-Palabras que se repetía una y otra vez de regreso a casa.
Como un sagrado ritual, embutida en el pijama de los “días rosados,” acompañada de una copa de vermut rojo y la embriagadora pieza musical “Close Cover” de Wim Mertens.
Frente a ella, un mundo de fantasía y de sueños marinos, cada trozo de cartón tenía que encajar con otro.
Seis largos meses sosteniendo la mirada en aquella especie de adivinanza.
Con pasmosa tranquilidad engarzó la última pieza tras lo cual lanzó un alarido de súbita alegría, y exclamó ¡2084! Luego, sintió un leve escalofrío en su espalda, que la hizo girarse bruscamente…
Se acercó a la ventana, la abrió de par en par, alzó el vaso y brindó con la luna.
– Por ti Albert, por ti…- Musitó.
A la mañana siguiente, decidió comprar otro puzle, pero esta vez lo elegiría ella.

MAR24. SÓLO R, de Lorena Jiménez Justicia

Cerca ya del final de su vida, cogió su agenda: 2084. Ese era el número de amantes que había tenido y, aun así, moriría sola. Miles de nombres garabateados que no le decían nada. Su sexo, hambriento, había saboreado con mayor o menor placer todos aquellos cuerpos diluidos en su memoria. Recordaba polvos de adolescencia en plena calle, a la vista de miradas indecentes, juegos sadomasoquistas en oscuras habitaciones de hotel, cunnilingus con los que se había estremecido de gozo, amantes salvajes y masculinos, dulces y cariñosos. Lenguas lamiendo su cuerpo, dedos fríos, penes calientes. La morbosa y cálida sensación de ser poseída por dos hombres a la vez.
Sin embargo, sólo al llegar a la letra R su sexo se dilató y su corazón se encogió. Al ver su nombre se preguntó si después de tantos años seguiría teniendo el mismo número. Cogió el teléfono y, justo cuando iba a marcar, teniendo vivos en su corazón los recuerdos más bellos y felices de su existencia, exhaló su último aliento.

MAR23. EL VIAJE, de Juan José Benítez Goya

8 a.m.
Eduardo cogió el autobús. Se sentó al lado de un anciano.
-“Hola hijo, ¿cómo se llama usted?”
-“Eduardo, ¿y usted?”
-“Yo no me llamo así. De hecho, ni me llamo; me suelen llamar, pues, mi señora, mis hijos y gente así. Porque una vez intenté llamarme, pero no fui, así que dejé de hacerlo.”
-“Está bien visto.”
-“No se equivoque conmigo. Tengo ya 2084 años, aunque me dicen que aparento 92. Jamás me visto, siempre me visten.”
-“¿Y adonde va?”
-“Pues mira, voy a EEUU a vender a la NASA unas fundas de algodón muy fresquitas que ha hecho mi abuela para proteger los cohetes. Es el futuro. ¿Y tú?”
-“A Cabo Cañaveral. Voy a pedir a los astronautas que viajan a Marte, que a ver si me pueden traer un niño extraterrestre, para que en mi hogar pueda haber vida inteligente.”
-“Cabo Cañaveral tiene una iglesia muy bonita. Yo soy muy amigo del párroco. Es una bellísima persona, muy golfo el pobre. Y desde lo alto del campanario se ven los Picos de Europa, ¡qué cosa más bonita! ¿Y sus espárragos? Lo mejor del mercado oiga.”
-“Debe ser precioso.”
– “Jamás he estado allí. Muchas gracias.”

MAR22. AUGUST FÖRSTER & GIORGIO, de Toni Zamalaparra

Giorgio tenía el pelo lustroso, cortado al milímetro, perfectamente peinado. Siempre vestía muy elegante y caminaba con una seguridad aplastante, a punto de comerse el mundo. Era un gentleman. Gracias a su gran estatura y su mirada altiva parecía mirar al resto de humanos un metro por encima de sus cabezas. Era un portento físico, todo músculo y agilidad. Ocupaba un alto cargo en la cúpula del partido que gobernaba el país, sabía mover los hilos en la Policía del Pensamiento. Tenía diferentes negocios, desde empresas de recogida de residuos sustentadas con acuerdos no muy honestos, hasta astilleros de barcos de lujo pagados con dinero negro. Giorgio era la viva imagen del poder. Admirado por los hombres y amado por las mujeres.

Un día claro y luminoso de primavera, Giorgio le dijo a su chofer que se detuviera en una tienda de flores por la que pasaban en ese momento. Entró a comprar un ramo de violetas para una de sus «amigas» y cuando salió de la tienda un piano de cola, un extraordinario August Förster, le cayó encima desde una altura de cinco pisos. Este fue el final de Giorgio. Allí no quedaron más que trozos de madera y un gran charco de sangre junto a un cuerpo destrozado cubierto de violetas.

MAR21. NADA CAMBIA, de Antonio Nieto Díaz

Ayer me levanté temprano: era el uno de enero del 2084. Miré por la ventana y el sol continuaba con su agonía de los últimos años. Las plantas de mi jardín hacía tiempo que decidieron suicidarse; mi piel había perdido coloración y el aire sabía amargo. Sonó el teléfono de partículas. Una voz metálica con acento etíope me transmitió un mensaje; cerré la comunicación antes de llegar a su final: los de Jaazzttel insistían en una oferta más barata para el ADSL de iones traslúcidos. Todo seguía como siempre

MAR20. EL NÚMERO CLAVE, de Mª Rosa Palacios Ramos

La niña metía una y otra vez su pequeño dedo en los agujeros de la ruleta de su teléfono de juguete. La hacia girar, marcando un numero tras otro con una parsimonia inusitada. Se la veía tan concentrada que inquietaba. En total 2084 números ni uno más ni uno menos. ¿Quizás aquel número era mágico?
La madre que sentada a su lado leía un libro, miraba a su hija jugar por el rabillo del ojo. En un intento por enseñar a su pequeña hija de 3 años el manejo de aquel aparato, la dice:
_ ¡Cariño! no hace falta marcar tantos números para llamar por teléfono.
La niña con extrema dulzura e increíble suficiencia la contesta:
_ Mamá es que llamo al abuelito y como está en el cielo necesita muchos números que si no, no me escucha.

MAR19. TIVAL TERME, de Jesús Urbano Sojo

Si estás leyendo esto, necesito tu ayuda. Es difícil de creer, pero yo soy tú. Serás el descubridor de los viajes en el tiempo. Crearás un dispositivo, lo llamarás: TIVAL TERME. Curioso por cómo sería el futuro, decidirás viajar al 5 de marzo de 2084. No querías encontrarte contigo mismo, pues no sabías qué consecuencias tendría.
Al llegar, te desanimaste, pues esperabas un mundo futurista, sin embargo, aparecerás en un viejo granero. Un grupo de chinos estaba trabajando, cuando se sobresaltaron de la llegada. Pensarás que te equivocaste de tiempo.
Te detendrán, sin llegar a entender nada, pues hablaban en mandarín. Por desgracia, la máquina se estropeó durante la detención. Te llevarán ante un tribunal, que dictaminó el encarcelamiento.
Ahora, estoy encerrado en prisión, atrapado en un año sin saber qué ocurrió. Mientras espero mi sentencia, he intentado arreglar la máquina. No puedo volver a transportarme por falta de energía, pero sí puedo mandar este papel, esperando a que lo leas y seas capaz de cambiar el rumbo de los acontecimientos.

Leí la nota varias veces. ¿Sería una broma? Bajé a mi laboratorio y miré los bocetos de mi futuro aparato. TIVAL TERME, me gusta ese nombre.

MAR18. LA PROFECÍA, de Héctor Marcelo Romero

El 20 de Diciembre del 2012, víspera de la profecía Maya, fui elegido por mi país para viajar al espacio a un extraño y lejano planeta, descubierto recientemente. La misión sería, junto a dos compañeros, extraer muestras,sacar fotografías y filmar. Asi lo hicimos pero, al querer regresar la nave no respondió y perdimos contacto con la tierra, intentamos hacer funcionar la nave pero sin resultado, estábamos perdidos en el espacio, en casi un desconocido planeta. Después de un tiempo indefinido de tiempo, habíamos perdidos las esperanzas de volver, hasta que al regresar de una excursión, buscando vida, vimos el tablero exterior de la nave iluminado y por los parlantes oíamos una voz que repetía, -«Pueden regresar a la tierra si lo desean,…». Felices programamos el regreso. Amarizamos en el océano Atlántico y hombres » ranas» nos rescataron y nos llevaron a una ciudad sumergida, una vez allí, nos mostraron en una gigantesca pantalla la superficie terrestre,desolación,… no había vida humana,ni animal,ni árboles,ni aves, los edificios de las grandes ciudades, derrumbados o en ruinas. Ahora la vida, estaba bajo la superficie marina, corría el año 2084, la profecía para nosotros, …se había cumplido.

MAR17. MALA VISIÓN, de Mercedes Jiménez Rueda

Charlie se ríe de mis temores. Se ríe de mí y de todo. Se ríe cuando le hablo de mi miedo a morir, me revuelve el pelo con su mano gigantesca y suelta una carcajada. Dice que el miedo es cosa de ignorantes. Y él no es un ignorante. Luego vuelve a contarme, mientras va repartiendo la marihuana seca en tarritos de cristal, cómo en una de sus visiones se le apareció Jim Morrison con el número 2084 tatuado en el pecho.
“Dos mil ochenta y cuatro…aún me queda mucho tiempo, enano. Saber la fecha exacta es ponerle cara a la muerte. Es jugar con ventaja”.
Charlie sale de casa como cada noche. Me gusta observar a mi hermano desde la ventana, ver cómo se lo va tragando la oscuridad sin que le tiemble un solo músculo, cómo se dirige al final de la calle donde hoy le espera un tipo al que no he visto antes. El tipo que lo tumba en la acera de un disparo. El tipo que ahora se aleja a toda prisa en un coche, un descapotable con matrícula 2084.

MAR16. LA EXPLOSION, de Ricardo Ramón González Ramos

El 304º día de 2084 se desintegró Ladino Stafino a los 0,843 siglos de edad. El accidente se produjo por una fisura en el bloque de contención del motor termonuclear de su vehiculo que explosionó, según se deduce del programa informático que transmitía en el momento del desastre. Solo de produjeron 742 muertos y cerca de 54.800 heridos con distintos grados de quemaduras, gracias a que la mayoría de la población de esta parte del planeta se encontraba en el satélite Encélado de Saturno celebrando la popular fiesta del estropajo.
Pese a la juventud del finado, era muy conocido por ser el único encausado en el crimen de los chips falsos que permitían anticipar la jubilación de millones de individuos para que no trabajasen hasta los 1,68 siglos como se aprobó en el último consejo de gobierno de la galaxia de hace 0,008 siglos. Con ello consiguió una fortuna de más de 8×500 milicordios.
Se sabe que el accidente se produjo cuando intentaba regresar a 2072 para sustituir aquellos chips por otros de grafeno indetectables.
Que Godfromez le acoja en su seno y le castigue, claro.

MAR15. DESESPERANZA, de Inés Zapirain López

Marcela baja en la estación del centro y un fino chirimiri humedece su rostro. Lloviendo, la intención de llegar dando un paseo se desvanece; decide esperar un taxi.
Mientras aguarda, las luces de la ciudad le devuelven a la niñez: tío Ernesto vestido de mujer; su abuela ataviada con plumas como una estrella de Burlesque; tía Gilda y sus chicas…, hasta no entrar en la adolescencia no comprendió realmente a qué se dedicaba.
El taxi en el que monta recorre la ciudad hasta estacionar frente a una casa de color rosado. Tiene gracia, pues ella siempre deseó su vida en rosa.
Al situarse frente a la verja cerrada coge aire para llamar. Le abre Ernesto y, al abrazarla, la oprime fuertemente, como si intuyera algo.
La cálida bienvenida dibuja una sonrisa en Marcela. Ernesto recoloca sus pechos de mentira y la invita a entrar. Todo está como siempre, envuelto en colores imposibles; pero ella busca a Gilda, que se encuentra en una esquina del comedor, ajustándose el corpiño. Marcela respira. Medita. Va a pedírselo. Ya son 2084 días en paro. Sí. Allá va. Le tiemblan las piernas… ¿Qué dirá Gilda? ¿Qué pensará?
Y sobre todo, ¿qué se sentirá siendo puta?

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