Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

ANIMALES

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en ANIMALES

Bienvenid@s a ENTC 2025 Comenzamos nuestro 15º AÑO de concurso. Este año hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores, y el 5º de este año serán LOS ANIMALES. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 de AGOSTO

Relatos

ENE48. VIRILA 2.0 Y EL 3X1 DE MEL, de María Elejoste Larrucea (MEL)

-Papá, para clase de lenguaje tengo que escribir un relato con las palabras “despertar” y “dinosaurio” algo que dijo un tal Monterroso ¿me ayudas?

-Claro Mel, ¿qué te parece esto?

“Sentado en su trono entre nubes, el rey de los cielos observaba a sus súbditos terrestres. Se fijó especialmente en el abad Virila y sonrió. Menudos quebraderos de cabeza que le producían los misterios divinos al pobre benedictino. Quizás, sólo por segunda vez, podría intervenir en la historia de los hombres. Envió al ruiseñor del sueño a cumplir su misión. “

-Papá, este cuento no se entiende, ¿Qué tiene que ver con un dinosaurio y con despertarse?, jolín que luego dicen que escribo bobadas 2.0…

-Hija mía, que estamos en época de crisis y aquí hay un cuento 2×1, bueno y quien nos esté escuchando tiene un 3×1.

-Papá, me van a preguntar quién era Virila…

-Hija, a tus compañeros les dices que estáis en el siglo XXI, que pregunten a San Google…

-¿Y por qué dices ruiseñor? necesito a un dinosaurio…

-¡Ay mi niña!, que los pájaros son los únicos dinosaurios que siguen por aquí…

-Y lo de ¿“por segunda vez”?

-Mel… ¿ lo preguntas en Navidad?

-Gracias Papá

ENE47. DESPERTAR, de Juancho Plaza

 Salí de mi plácido sueño al recibir un golpe seco sobre mis carnes desnudas. Rompí a llorar asustado y sin embargo noté como una corriente vital inundaba mis inmaduros pulmones. Busqué consuelo buscando a mí alrededor a mi verde y grande compañero de viaje. No fui capaz de encontrarlo, pero alguien me depositó suavemente en los brazos de otro ser grande y sonrosado que yacía tumbado con cara de enorme felicidad. Su mirada dulce me hizo sentir tan bien que juntos nos volvimos a quedar dormidos.

ENE46. SUEÑO O REALIDAD, de Maricarmen Brun Martín

Cuando desperté, estaba semidesnuda sobre un suelo lleno de cosas puntiagudas y cortantes, hacía un frío helador y todo estaba muy oscuro. Quería incorporarme, pero mi cuerpo no me respondía. Cuando me fui acostumbrando a la oscuridad, comprobé que estaba en una estancia vacía, al fondo de la misma y del interior de un ventanuco redondo, salía una luz cegadora a la vez que se oía un extraño cuchicheo, como de voces metálicas e ininteligibles.
A duras penas logré llegar hasta aquella luz, en su interior unos hombrecillos con horribles caras de insectos, manipulaban los botones de unos enormes monitores, donde aparecían unos gráficos y signos incomprensibles.
En unas estanterías, había frascos de cristal con cosas que flotaban en su interior, pero que yo no podía distinguir.
En otras y como si fueran trofeos, había seres humanos disecados.
Una hilera de espantosos y potentes robots, en formación militar, recibía órdenes. Parecía que se disponían a cumplir una misión importante.
Era todo tan siniestro y tan alucinante a la vez.
No me lo podía creer: ¡había sido abducida!…

ENE45. LA TRAICIÓN, de Amparo Martínez Alonso

 Cuando desperté, ya estaba sola, pero olía a ti.
Cuando desperté, me entristeció tu ausencia y mi desnudez.
Cuando desperté, me desvelaron tus razones y mi pasión.
Despierta, imaginé el universo que me perdía.
Despierta, fantaseé con tus hijos, deseé haberlos parido yo.
Despierta, soñé nuestro amor en vuestra cama.
Rabiosa, recordé tu casa, odié cada foto en la que aparecía yo.
¡Por fin desperté!
Ayer, cuando desperté, llamé a mi hermana y le conté nuestra traición.

ENE43. NO TODO ESTÁ PERDIDO, de Claudia Elcira Diaz

Cuando despertó,me tomó de la mano,lo miré sorprendido por varios minutos,el avión estaba por despegar.Su rostro de hombre,comenzó a transformarse en un rostro con gestos de niño.Yo también,le tomé fuertemente la mano y entre lágrimas que brotaban de sus ojos me dijo:¡perdón!…pero esto de tomarle la mano me hace recordar cuando comenze las practicas porque quería ser piloto. ¡El sueño de volar!… me hace sentir libre.
Pero en un momento,mi visión,comenzó a estar casi en tinieblas,y en una de las practicas,le tomé la mano al instructor y solamente pude decirle…¡Gracias!… hasta aquí llegué.¡Pero no se preocupe!…yo también estoy en su situación,pero ambos tenemos la oportunidad de disfrutar de viajes por nuestros trabajos,y sentirnos libres de otro modo,pero libres al fin.Nos faltará un ala,pero la otra que nos queda, es seguir adelante,y nos sentirnos frustrados por la circunstancia.Al contrario,agradecer que no todo está perdido,una puerta se nos abrió a seguir volando y disfrutar del oxígeno,que nos envuelve en cada viaje.¡El amanecer!…¡y la noche!…¡nos da la vida!…¡a nuestra vida!… terrena.

ENE42. ACARICIÉ EL PIANO, de Luis Cruz Cubero Villalba

Cuando despertó había llegado el día. El día del temido examen de piano. En los últimos tiempos todo se había centrado en una buena preparación. Seis horas diarias durante tres meses y en el último mes, más de siete, configuraban un panorama bueno para afrontar el examen de fin de carrera. Pero a pesar de la dedicación, de las ganas de cumplir un sueño, todo el tiempo había pasado como un suspiro. Había llegado el momento.
Ya estaba en la sala del examen, que era público. Se podía asistir al que hiciesen los compañeros en el trance, rivales al fin y al cabo. Ver como a una joven se le resbalaban las manos en las teclas, con fallos de principiante, no le relajó nada. Le llegó el turno. Miró al tribunal discretamente. Se sentó al piano. De repente, todo fluyó, todo encajaba. Fundió a los asistentes en un sueño. Sus notas hicieron gala de la más exquisita música que se hubiera interpretado con ese instrumento.
-Así me contaron que fue su examen, señor Mauricio. ¿Cómo logró usted vencer el miedo? -le pregunté.
-Yo no lo vencí, lo acompañé. Siempre así tras cada despertar. Después, acaricié de nuevo el piano.

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ENE41. EL ÁRBOL DE LA MORERA, de Jesús Coronado

 La morera esta al otro lado. Solo el puente la separa de mis gusanos de seda. «Ten cuidado, tú no vayas» dice mi madre en voz alta. Mas no hago caso y me marcho en busca de las hojas de la morera. Llego al puente y me paro. Es estrecho y esta sobre ese valle profundo. Pero el susurro del aire que mece la morera aviva el valor y me arriesgo. Más a mitad de camino doy un traspiés y me caigo. Y mientras caigo me digo «porque no hice caso a mi madre«, pero sigo cayendo y cayendo… aunque nunca toco el suelo. Y es ahí cuando me despierto. Y es estonces cuando pienso que quizás tan solo sea un sueño. Pero la verdad es, que aún me encuentro cayendo.

ENE40. SUEÑOS FRUSTRADOS, de Juan Herminio García-Zeballos

 Esa noche, el mundo onírico le jugó una mala pasada: desde lo alto, veía como sus hijos peleaban ferozmente y se agredían de un modo inimaginable; también, podía observar como destruían y ensuciaban la casa familiar donde por generaciones habían vivido sus antepasados. Asimismo, y dejando de lado las enseñanzas recibidas a lo largo del tiempo, recurrían a la violencia armada para imponer sus ideas y hasta eran capaces de matar por ellas.
El poder, el dinero, la venganza, el fanatismo e incluso la letal combinación de esos cuatro elementos, eran algo que se había vuelto frecuente en aquel agitado sueño; sueño que cada vez más, se transformaba en una pesadilla para el progenitor; pero habría aún algo peor… ya que cuando despertó y miró hacia bajo, comprobó que se trataba de una triste realidad.

ENE39. LA LÍNEA, de Lourdes Abuide

Alicia levantó trabajosamente la palma de su mano. Desde niña miraba continuamente los dibujos con surcos entrecortados que formaba la piel. Le preocupaba la línea larga de la vida que se terminaba abruptamente cerca del dedo corazón. Otras tres ramificaciones salían de esa línea sinuosa. – Esto refleja mi futuro.- pensaba continuamente, intentando averiguar como sería.- Divagaba con posibles hijos, un marido, una casa con un jardín al lado de una gran ciudad. Quizás por esa insistencia, cuando despertó del coma que la había mantenido inactiva 10 años, usó el último suspiro para recorrer de nuevo sus líneas. En una milésima de segundo comprobó que los muertos tienen la palma de la mano completamente lisa.

ENE38. SE VENDE, de Susana Revuelta

Al salir no podía evitar mirar de reojo la puerta de su apartamento: dieciocho metros cuadrados de dulce hogar, no pedía nada más.
Cada mañana se despertaba cuando aún no había amanecido y acudía puntual a su trabajo: media jornada retribuida en el almacén donde dedicaba unas diez horas diarias, pero él se sentía afortunado. Mientras tanto, hordas de posibles compradores irrumpían en el piso revolviéndolo todo, arrasando sin compasión, pero tampoco le importaba. Por las noches comía algo caliente por ahí y a su vuelta limpiaba el desastre, leía algún catálogo y se echaba a dormir.
El vigilante nocturno de la mueblería sueca hacía la vista gorda cuando, en su ronda, el pobre infeliz se escondía debajo de la cama.

ENE37. OJALÁ, de Miriam García León

Sus suaves manos recorrían su rostro con delicadez. Su aroma embriagaba sus sentidos. Con sus labios daba vida a sus besos, alimentando la pasión y la química entre ambos.
Entre susurros, le cantaba cuanto la quería con una música celestial de fondo. Era el paraíso. Cerró los ojos disfrutando del momento. Fue entonces cuando despertó, bajó de la nube de sus pensamientos y se fue a dormir.

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