Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

ANIMALES

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en ANIMALES

Bienvenid@s a ENTC 2025 Comenzamos nuestro 15º AÑO de concurso. Este año hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores, y el 5º de este año serán LOS ANIMALES. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 de AGOSTO

Relatos

UN JURADO… MUY NAVIDEÑO

… y para terminar… nada ha cambiado. El jurado ha vuelto a salir de los relatos seleccionados por el jurado anterior, y su labor será ir eligiendo los trabajos que le parezcan más interesantes por la razón que sea. Y aunque pueda parecer de perogrullo, tengo que deciros que todo el relato es susceptible de valoración, así que… ¡no os sorprendáis luego! : el título o la historia que lo soporta, el cierre del relato, su vocabulario o lo acertado del narrador, la originalidad o la impecable puntuación… un repaso antes de enviarlo y… sean todos bienvenidos¡¡¡
(Si esto fuera un programa televisivo o de radio, en este momento tendría que pedir un aplauso especial para nuestro jurado de Diciembre…)
Nuestro jurado del mes de diciembre ya está en marcha. Lo formarán, representando a los participantes Mercedes Daza y Fernando Martínez ; y por parte de los organizadores, como siempre, Mari Carmen Cobo representando al Molino de Bonaco y Juan Antonio Morán representando al Sendero del Agua.
Creo poder hablar en nombre de tod@s: gracias.

DIC62. NO ESTARÁS SOLO, de José Ángel Gozalo

Juan contempló orgulloso a su familia reunida en torno a la mesa para celebrar la Nochebuena en el calor de su hogar. Su joven esposa lo miraba complaciente, aguardando a que bendijera la mesa mientras los pequeños gemelos se contenían para no abalanzarse sobre el plato.
Habían matado un cordero para la ocasión y el aroma suculento de la comida invadía toda la casa.
Su alegría se truncó cuando miró por la ventana y vio los copos de nieve volando de un lado a otro.
—Estoy preocupado por Juanito —le dijo a su mujer. —Le prometí que no estaría solo ahí arriba.
A su esposa  se le ensombreció el semblante y de pronto ya no parecía tan bella.
—Alguien tiene que estar en el monte, cuidando del ganado por si atacan los lobos.
—Sabes que él no es mucho más mayor que los gemelos.
—Pero ellos son  ˂˂mis˃˃ hijos —zanjó la mujer.
Juan miró hacia el fuego recordando con nostalgia otros tiempos vividos.
Bien entrada la noche partió hacia el monte portando un regalo para cumplir su promesa.
Lo encontraron por la mañana, colgado de un gran árbol, junto a los restos congelados de su hijo devorado por los lobos.

 http://pensarenletra.blogspot.com.es/

DIC61. ANTONIO SE PROPUSO NO CELEBRAR AQUELLA NAVIDAD, de Mª del Rosario Val Gracia

Cuando era un niño no sabía lo que esas fiestas encerraban, ahora de mayor se cuestionaba… porqué precisamente en Navidad a sus padres les preocupaba tanto traer a la abuela a casa, para luego aparcarla todo el año en la residencia. Tampoco se explicaba la repentina amabilidad de los del quinto.
Se preguntaba porqué siempre en Nochebuena, se cenaba lo que parecía un bebé recién salido del vientre de su madre… dormidito en una bandeja.
No comprendía lo del abeto muriendo lentamente y sin remedio fuera de su hábitat.
Porqué cada Navidad,  algunos de los muchos regalos que traían los Reyes Magos a sus hermanos y primos, terminaban en el desván sin estrenarse, y algún otro, pasada la época en la que ya no les hacía tanta gracia, abandonado sin piedad en la calle.
No entendía que atiborrasen al frigorífico… días después mucha de esa comida iría a parar a los contenedores de la esquina.
Tampoco entendía el despilfarro de luz y de colores… cuando a pocos kilómetros de allí, había gente viviendo a oscuras, gente pasando penuria.
Y porque así pensaba y lo proclamaba, le llamaban rarito. Como si él estuviera diciendo algo que no fuera cierto…

DIC59. NOCHE DE NAVIDAD, de Ana Fúster

La noche de Navidad cae en un aguanieve que atrapa el neblumo y lo estrella contra el suelo en millones de diminutos copos grisáceos. Los transeúntes se calan los sombreros, se abotonan los abrigos, se ciñen al cuello las bufandas en un intento de protegerse de la malsana humedad. El niño, refugiado en un portal, los mira con envidia mientras su magro cuerpo tirita bajo las escasas ropas raídas. Inesperadamente, un hombre se detiene y le entrega una moneda. Brillante, pesada. El niño no puede creer su suerte:
-Tómate algo caliente, muchacho. ¿Cómo te llamas?
-Oliver, señor. Muchas gracias, señor.

La noche de Navidad soñé que, muchos años atrás, una infortunada criatura alcanzó así la inmortalidad al cruzarse por azar en las calles de Londres con el autor del libro que ahora reposa en mi regazo.

DIC58-B. DESASOSIEGO, de Javier Palanca

Como nadie que haya vivido algo similar entenderá, yo de niño no podía dormir tranquilo. Cuando ya estaba en la cama, percibía que se acomodaban bajo la mesa del comedor unos seres, un tanto enanos, que me provocaban lo que ahora sé que es el desasosiego y la ansiedad.
    Harto, “marre” que diría un francés, decidí pedir ayuda. Pero no a mis padres, sino a los Reyes Magos. Les dejé una nota en la que les decía: “No necesito regalos, simplemente llevaros esos enanos de debajo de la mesa”.
    Tras la noche más inquieta que puedo recordar, me levanté a corre prisas para ver el resultado. Encontré una nota que decía: “Nos llevamos los enanos y te dejamos los regalos”.
    Las noches se convirtieron en una felicidad de algodón y espuma.
    Pero un maldito día, descubrí que los Reyes eran los padres, y me salió muy caro: Los psiquiatras tienen su minuta.

DIC57-B. ROMPIENDO TRADICIONES, de Anna Jorba Ricart

Aquellas reuniones de año en año eran un polvorín, a expensas de una chispa que explotaba a la más mínima,  desatando la discordia, los reproches, los insultos y las lágrimas, en aumento proporcional al tono crispado de las voces. Aleix desertó de aquella captura forzada, buscando el espacio dónde ser querido sin odios ni rencores mal resueltos desde la infancia, por su convencional familia.
Rompió la tradición aprendiendo a decir no, para que las contiendas familiares le dejaran de hacer la pascua.
Desde aquel año en Navidad, es comensal en diálogos libres sin cautelas temerosas, con la justa cortesía que nace del corazón, acogido por la única familia que le acepta: su querido Héctor y sus amigos.

DIC58. DESVELANDO EL MISTERIO, de Pablo de la Rúa

Con el paso de los años fui atando cabos. Los susurros de mamá al oído de papá. Las miradas de complicidad entre ellos delante de algún escaparate. Las llamadas de teléfono a los abuelos mientras suponían que dormíamos para hacer el reparto. Las extrañas escapadas de papá a medianoche. La negativa de mamá a subir al trastero. Las preguntas de la abuela con la revista entre las manos. O las constantes visitas al centro comercial.
Por eso, el día que llegó mi amigo Javier como si llevara un tesoro bajo la lengua y me lo confesó, ya estaba preparada. Por su cara, él no tanto, cuando le contesté con una risita: «Tú y yo lo seremos pronto«.

 Http://www.letrasdeescarcha.com

DIC57. EL ÚLTIMO REGALO DE SANTA, de Leticia Oliva

Existen muchas tradiciones de final de año, algunas más extrañas que otras, sin embargo , siempre que la vorágine de las fiestas me consumen me voy un minuto a mi cuarto y saco esa cajita plástica que contiene mi mayor tesoro. Mientras acaricio el pony, no puedo evitar recordar ese día, la emoción de ver bajo el arbolito mi obsequio soñado, recuerdo que lo tome y aun en pijama corrí hacia la puerta, mi mamá con una sonrisa en sus labios me detuvo preguntándome a donde iba tan a prisa
-voy a buscar a Paola- respondí, nos habíamos prometido que la que se despertará primero iría a buscar a la otra.
Mi madre me abrazo fuerte e intento inútilmente desviar mi atención, y aunque por todos los medios evitaron el encuentro, nos juntamos cerca del almuerzo, ahí ella miró mi pony y confesó que no le habían dado regalo, recuerdo su mirada suspirando y diciendo que quizás había hecho cosas malas sin notarlo. Pero mi mente trabajaba más rápido, su papá había perdido el trabajo, su mamá había tenido otro bebe, y estaba segura de que no era mala. En un abrazo la magia desapareció.

DIC56. CIRUGIA NAVIDEÑA, de Nicoleta Ionescu

– Me he decidido, doctor. El número 24. Es el más caro, más doloroso, pero vale la pena. Lo necesito, doctor.
– Muy bién, señora, vamos a fijar los detalles.
– Sí, doctor. Olor a resina – sí; abeto inmenso, adornado con globos relucientes – sí; Papá Noel con trineo y renos – sí; mamá y papá felices, junto a mí, abrazándome – sí; un montón de regalos en el salón – sí. ¿Cómo? ¿Qué regalos, doctor? Pues… una muñeca muy grande, como la de Mercedes, un pequeño piano rosado, de plástico, como el de Teresita, accesorios de hada: diadema, varita mágica, con una estrellita en su punta…. Y… zapatillos color de rosa, con  florecitas blancas, un vestidito plateado, con lazos y volantes… Mira, aquí vienen todas mis amiguitas, mamá… Soy una princesa….  Estoy de pié en la silla… Mira la gran tarta, mamá…. las siete velas encendidas…  Soplo y ….
– Cuidado, señora, no está permitido sobreponer los injertos, son muy delicados y no se prenderán bien. El implante de memoria de cumpleaños salió muy bién. Pero éste de Navidad es algo más difícil. Necesita anestesia. Lo ingresaremos aquí, en este espacio vacío, que tiene Ud. junto al corazón.

 http://cesariarey.wordpress.com/

DIC55. ESTA NOCHE TAMBIÉN TE CUENTO QUE…, de Miriam García León

Aquel año, lo trajo la lluvia, aunque para aquel entonces ya no hubo flores. Creció y creció al mismo tiempo que cambió como el viento. También viajó y aprendió que el azul  puede ser marino. Probó manjares de todos los tipos, pero siempre recordó el sabor a fruta madura.
Una noche vio tres estrellas y decidió seguirlas con el corazón, latiendo como fuego, para acabar recordando aquella navidad cuando era un niño…

 http://galileaventrue.blogspot.com.es/

RESULTADOS DE UN NOVIEMBRE… DE FUEGO


  Este mes de fuego nos ha traído muchas sorpresas, unas buenas, otras no tanto… pero nos ha supuesto un viaje por toda la simbología del fuego, y con personajes y lugares que creo que se van a ver muy bien representados en la lista final.
 La primera votación fue muy amplia y la votación de corte, de manera sorprendente, dejó fuera muchos de los relatos que yo creía que iban a estar arriba en este mes.  Pero nos pusimos manos a la obra; que si la puntuación extraña de algunos relatos, que si la credibilidad de algunos narradores, que si el título es poco acertado… y poco a poco, creo poder asegurar que los comentarios de todos terminaron influyendo en los demás, encaminándonos a la votación final. Hemos aprendido juntos.
El resultado ha sido una lista de participantes muy interesante, porque en su mayoría no habían estado nunca entre los finalistas.
Enhorabuena a tod@s.
Gracias a Mari, y especialmente al esfuerzo de  Mar G. Mena y Rafa Heredero por buscar tiempo para este trabajo, espero que os haya merecido la pena;  para mí ha sido así.
Por último advertiros que, de nuevo, en la última votación ha habido empate, hemos querido resolverlo de nuevo  incluyéndolos todos como seleccionados.
RELATOS SELECCIONADOS (orden numérico):
Los relatos que tienen premio de finalistas, son candidatos al premio final y se aseguran aparecer en la publicación de la 2ª Edición son:
 
RELATOS MENCIONADOS (orden numérico) 
Los relatos elegidos como «mencionados», que podrían ser incluidos en la edición final como finalistas mediante la repesca que realice el jurado de la final son:

 Muchas gracias a todos, a todas las que seguís compatindo vuestras historias con ENTC, por mantener este espacio con la misma ilusión y el mismo interés que el primer día.

DIC54. EL BELEN, de Maricarmen Brun Martín

Cuando yo era pequeña y se aproximaba la Navidad, un gran trasiego invadía toda mi casa: había que montar  el Belén.
Subíamos al lavadero a por todo lo necesario y lo íbamos depositando en el comedor: tableros, rollos de papel azul para el cielo, de plata para las estrellas, montones de cajas y un enorme saco con corchos. Los abuelos traían del pueblo ramas de olivo, musgo, y algunos madroños.
Mis padres eran los encargados de montarlo y mi trabajo se reducía a ir abriendo las cajas para disfrutar, sorprendida, de su contenido.
Entre montoncitos de paja iban apareciendo: mama cerdita con sus  cochinitos, mama pata y sus minúsculos patitos, la vaca con los terneritos, casitas, un puente…
Entre los personajes… algún pastorcillo mutilado.
Y por fin los protagonistas: S. José, la  Virgen, y el Niño.
Pero lo que de verdad me fascinaba era la estrella ¡cómo brillaba aquella estrella!
Una vez organizado todo y llegada la Nochebuena, nos reuníamos toda la familia alrededor del Belén a cantar villancicos…
Todos los seres queridos que hacían posible  estas vivencias, se esfumaron con el paso del tiempo, pero cada Navidad, prendidos en mis recuerdos, regresan a mi lado.

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