Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

SERENDIPIA

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en SERENDIPIA

Bienvenid@s a ENTC 2025 ya estamos en nuestro 15º AÑO de concurso, y hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores. En esta ocasión serán LA SERENDIPIA. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 DE NOVIEMBRE

Relatos

DIC113. A PRUEBA, de Antonio Manuel Medina Gómez

Me pongo muy nervioso. Son los días claves para demostrar que he sido un niño bueno. Nada puede desviar mi atención. El beso con el que recibo a mi padre al llegar del trabajo me indica que ha llegado la hora.
–       Mamá, dame la basura.
Mientras ella cierra la bolsa, a hurtadillas, toco el fondo del bolsillo del abrigo para asegurarme que aún sigue ahí.
–       No tardes en subir. No hables con nadie. – Me dice.
Bajo las escaleras, abro la puerta y me recibe el gélido aliento de la noche. Tengo que darme prisa o mis padres empezarán a sospechar. Abro la tapa del contenedor, aguanto la respiración. Ya está. Ahora corre.
El banco está en la esquina, no lejos, pero lo suficiente para llegar jadeando por el esfuerzo. Él me está esperando. Lo sé. Me vigila. Y yo no puedo fallar. Saco del bolsillo el desayuno de cada mañana  y se lo ofrezco como cada noche.
–       Come, come, Gaspar, – mascullo mientras subo las escaleras –  a mi no me engañas.

 mundomedina.blogspot.com

FELICITACIONES

 CON MIS MEJORES DESEOS PARA TODA LA FAMILIA DE ESTA NOCHE TE CUENTO
Marta Trutxuelo


¡FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO 2013!

> EGUBERRI ZORIONTSU ETA URTE BERRION 2013!

> JOYEUX NOëL ET MEILLEURS VOEUX 2013!

> TANTI AUGURI E BUON 2013!

> FELIZ NATAL E PRÓSPERO ANO NOVO!

> MERRY CHRISTMAS AND HAPPY 2013!

DIC111. MEMORIAS EN BLANCO Y ROJO, de Sandra Santos García

Aún recuerdo aquella Navidad, de niña. Refugiada en la oscuridad del descansillo escuchaba su risa grave al otro lado de la puerta de enfrente. El frío atravesaba los agujeros de mis zapatillas mientras pensaba en su rostro de apariencia afable, mirada dulce y mejillas sonrosadas. Le había pedido un trabajo para papá y un pintalabios para mamá. Para dibujarle una sonrisa.
Pero ese año tampoco pasaría por casa. Fue lo último que pensé antes de arrancar el cartel de la pared y reducirlo a una pelota arrugada en mi bolsillo.
Todos se sobresaltaron cuando aquella madrugada del veinticinco de diciembre un eco de campanillas y un ruido sordo retumbaron ocho pisos más abajo. El orondo cuerpo del señor de traje rojo y barba blanca se había precipitado al vacío. Junto a su cráneo roto, las piezas faciales de un juguete con forma de patata aparecían dispersas por el suelo, confundiéndose con las propias.
Desde entonces, la imagen dantesca de cachivaches, purpurina y huesos rotos sigue apareciendo ante mí cada vez que hojeo las páginas del viejo libro de cuentos de Poe. Entre ellas asoman los restos de un magullado papel donde se lee: “Peligro. Ascensor fuera de servicio”.

DIC110. EL PAPA CHOCHEA, de José Vicente Vaquero Santillana

Papá dice que el Papa dijo que los reyes magos no vienen de oriente. ¿De dónde vienen entonces? De Tartessos. ¿Dónde está Tartessos? Esto era Tartessos.
Ahora que sé que los reyes Magos son andaluces y que la mula y el buey no estaban en el portal, se me ocurre un cuento muy gracioso.
Andaban por el desierto María y José -andaban, porque no había mula- camino de Belén. Se detuvieron en el portal porque María rompió aguas. No había bueyes a la vista para calentar al niño cuando naciera, así que José hizo una candela con rastrojos y un poco de leña. El niño nació, pero José y María no sabían que nombre ponerle.
Melchor dijo al entrar: ¡La virgen, que frío! Cuando entró Gaspar y escuchó los estornudos de Melchor, dijo: ¡Jesú! Ese nombre me gusta, replicó María. Y le pusieron Jesús.
Sujetando dos sogas atadas al cuello de sendos animales apareció Baltasar. Melchor dijo: ¿Que traes ahí, miarma? Gaspar añadió: Yo me los crucé, picha, pero iban que se las pelaban. Baltasar sentenció: “Cuando los vi pensé: ¡no-ni-ná, quillo! Diga lo que diga er papa, cuando lo diga, la mula y el buey se vienen pal portá.

 http://jvvaquero.wix.com/jvvaquero

OTRO JUEVES.. ! DE PLATA ¡

¡¡Otra tarde de jueves para pasar junto a la radio!! 
Esta tarde, a partir de las 5 y media volveremos a tener representación de asiduos de ENTC en la final semanal de REC (Relato en Cadena), el concurso que convoca la Cadena Ser  y la Escuela de Esritores.
  Este jueves podremos escuchar y leer como finalista a 
PALOMA HIDALGO
Hasta que eso llegue nos podemos quedar con el relato TAN VERDE COMO SIEMPRE  del mes de septimbre en ENTC o echar un vistazo a su blog
Allí estaremos apoyando, Paloma… Que lo disfrutes…

DIC109. Y EL HOMBRE INVENTÓ LA NAVIDAD, de Félix Valiente

El abuelo Enrique, paterno, descreído y argentino para más señas, gustaba de contarme todas las navidades la misma historia.
“El Hombre desanduvo el camino que le había sido trazado. Despreció a Eva por embaucadora y repuesto de su cobardía decidió enfrentar a la Creación.
Rechazó parecerse a Él ni ser una creación suya. Negó a los animales y su multiplicación estúpida. Se opuso al sol, la luna y las estrellas como inventos divinos. Por supuesto tampoco creyó en la varita mágica que hizo aparecer las aguas, secó la tierra y la hizo fértil. Por último dijo no a la luz que separaba las tinieblas casi por hechicería.
Convertido ahora en el Génesis de todo culminó su obra: el Hombre inventó a Dios.”
¿Y entonces la Navidad, abuelo? Preguntaba yo inocente.
“Al final el Hombre se sintió solo y buscó una excusa que paliara su soledad”.

Cuando ya de madrugada y achispado por el vino mi abuelo se enfundaba su traje de Papá Noel para repartir regalos entre los niños del barrio, yo me debatía entre creer en su agnosticismo declarado o simplemente en su buen corazón.

DIC108. SUCESOS DECEMBRINOS, de Nerea Leunda


En 1992 tuvimos la Navidad más horrorosa de nuestra infancia. El veinticuatro, antes de la medianoche, el gato asalto el Belén. Le rasgó las vestimentas a la Virgen María, de un zarpazo decapitó al Niño Dios y desbarrancó a San José loma abajo.

DIC107. CUERVOS, de Mª Carmen Gómez Caro

La  repipi de Ceci y el suavón del Pomposo eran dos cuervos. Venían a casa en Navidad y se suponía que éramos primos.
Aquella Nochebuena, cuando nos mandaron a la salita para que no enredáramos en la cocina,  Ceci dijo que papá era un vago, que llevaba un año en paro, y  que el suyo nos iba a echar a la calle. El Pomposo añadió que era una vergüenza que mamá trabajara fuera de casa. Mi hermano temblaba de rabia, pero yo sujetaba su mano.
Señalé el patio:
-Mi bici es mejor que la tuya.
La muy tonta picó, y tan pronto salió al patio cerré la puerta y la dejé fuera bramando y tiritando, para que probara el frío de los que no tenían techo. El Pomposo se puso a gritar y le derramé sobre el pantalón una jarra de ponche. Como su madre temió que se resfriara, pasó la velada vestido con una falda y unas bragas. Fueron las mejores navidades de nuestra vida.
Ganamos aquella batalla, pero no la guerra.
Hoy Ceci  dirige un banco que echa a la gente de sus casas, y el Pomposo es tertuliano en una cadena de televisión. Siempre lo supimos.

INSPIRACIÓN … CON REGALO NAVIDEÑO

Hasta los mayores fueron a admirar el regalo que su tía Narcisa le trajo de Madrid cuando vino a Marcillo aquellas Navidades.  El juguete, un camión azul cargado hasta los topes con bombonitas de butano, pronto se convirtió en el más popular entre los niños del pueblo. El primer día, su padre le ató una curda en el parachoques delantero y Tomasín siempre iba seguido de él, como de un perrillo fiel y faldero. Marcillo, por aquellos años, era un rumor de agua y una sombra que se movía con el viento y, entre aquella sombra y aquel rurmor, el niño tiraba de la cuerda de su camión, que se balanceaba entre piedra y piedra. Muchas veces volcaba y las bombonitas color naranja rodaban calle abajo como mandarinas.
-Que ha vulcao –decían los niños, alborotaos-. Que ha vulcao el camión de Tomasín.
Y hasta la señora Juana, que se peinaba a tientas porque no podía ponerse derecha para mirarse en el espejo, desdoblaba el espinazo para entregar a los niños las botellas naranjas que iba recogiendo.
Extracto del relato «Así nació el tiempo». TOMAS VAL.  Cuentos del nunca más. Edit. Junta de Castilla y León
Lectura propuesta por Rafa Heredero.

DIC106. HISTORIA DE DOS NAVIDADES, de Òscar Pareja Bañón

Me envuelven palabras lejanas, unos leves acordes y la oscuridad. Un silencio me transporta a mi niñez. Hace frío y nieva más allá de la ventana. A mi espalda parpadean las luces de un adornado abeto y cuelgan de la apagada chimenea, unos motivos navideños cargados de dulces. Un grito me estremece. Proviene de la habitación de mis padres. El reno esconde su sonrisa. Un sollozo me devuelve a la oscuridad. Suena una canción inmortal. No hay regalos en el árbol. Mi padre surge de la habitación escupiendo palabras oscuras. Me insulta. Mi madre, tumbada sobre la cama, yace maltrecha. Pienso en la sopa caliente, en los turrones y en el jodido champán. Tengo ocho años y ya odio estas fiestas. Mis hijos me leen unas palabras entrecortadamente,con la emotividad que sólo te permite la pérdida de un ser querido. No puedo escucharlos del todo bien. El recuerdo del bofetón de mi padre esa noche lo evita. Me veo llorar y saliendo por la puerta de casa. Corro y escucho el grito apagado de mi madre. No hay vuelta atrás. La imagen de la huida me devuelve al presente y al chirriar de unas ruedas al desplazarse sobre el suelo.

DIC105. AQUELLA NAVIDAD, de Enrique Moreno Martínez

Mamá olía a turrón y, cuando nos sentábamos a cenar en la mesa del comedor la Nochebuena, yo le escarbaba el bolsillo en busca de algún trocito de mazapán que traía de la fábrica. El abuelo afinaba la botella de anís a cada trago que le daba mientras mamá servía el pollo. A mi hermana le daba pataditas bajo la mesa para chincharla. Son algunos recuerdos que me marcaron aquella Navidad. Ver a mi padre borracho intentando trepar por el árbol de Navidad para levantarse y posteriormente sentarse en la mesa insultándonos y pegando a mi madre y a mi hermana…
Siempre he querido inmortalizar aquella escena, aquella última Navidad que pasé con mi padre. Pero ya no es lo mismo. El abuelo, sus cenizas las tengo metidas en la botella de anís que nunca llegó a afinar. Mi hermana sigue pateando, amordazada, queriendo gritar, intentando decir que estoy loco, pero no lo estoy, con los ojos rojos como cuando lloraba al darle un puntapié fuerte bajo la mesa. Y mamá ya no tiene turrón en su mandil, ya no huele a yema tostada ni a mazapán. Es difícil ponerla erguida en la silla, tal vez hubiera sido mejor incinerarla a su muerte como al abuelo. Entonces, cuando todos callan, junto las manos y rezo para bendecir la mesa; y grito, como cuando era pequeño, que las Navidades sin papá, si son posibles.

 lalibretadegarbancito.blogspot.com.es

DIC104. LA PELADILLA QUE SE QUEDA EN LA BANDEJA DE LOS DULCES, de Antonio Diego Araujo Gutierrez

Vas a ser la peladilla que se queda en la bandeja de los dulces.
De tanto escucharla, esta sentencia se convirtió en una especie de mantra del desprecio. Pero unas Navidades, no recuerdo el año, ya no pude contener aquél impulso. Al terminar la cena, tras la volatilización de los polvorones, mantecados, turrones incomibles y de los otros, contemplé aquellos corpúsculos blancos que yacían sobre la plata apagada. Lentamente fui llevándome a la boca a cada uno de esos mártires, no dejaría a ninguno en la estacada. Los invitados me miraban extrañados desde la lejanía de su frialdad. Al terminar me acerqué al corrillo donde él se encontraba, con la bandeja de plata sobre las manos, y pronuncié un feliz navidad apenas audible que por el silencio de las circunstancias pareció ser un grito. Sus ojos se licuaron de un modo desconocido entonces para mi, y por efecto del frío que emanaba de su rictus las gotas que resbalaron por su rostro fueron convirtiéndose en copos de nieve, los mismos copos de nieve que ahora observo junto a él tras la ventana, mientras detrás nuestro, en la chimenea, crepita la leña del ayer.

  http://lugardemirecreo.blogspot.com

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