Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

SERENDIPIA

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en SERENDIPIA

Bienvenid@s a ENTC 2025 ya estamos en nuestro 15º AÑO de concurso, y hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores. En esta ocasión serán LA SERENDIPIA. Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
días
1
2
horas
1
1
minutos
3
0
Segundos
3
0
Esta convocatoria finalizará el próximo
15 DE NOVIEMBRE

Relatos

DIC103. UN HÚMEDO SEIS DE ENERO, de Miguel Pereira Rodrigo

“¿Cómo que no van a venir los Reyes?”, espeté a mi madre, provocando un llanto que ya resultaba recurrente. Tiritando y sin estufa seguí con el ritual.  Encendí las velas utilizando cerillas y abrí una botella de vino, derramando tres cuartos sobre cada una de las copas, como en otras ocasiones. Desde que mi padre se había ido, hacía un mes, a ayudar a los pajes de los Reyes, yo era el hombre de la casa y, aunque me daba pena su ausencia, alguien tenía que poner orden. Pero mi madre con sus chifladuras, estropeando las fiestas. Que me olvide de regalos…  todo el año portándome bien; sacando buenas notas; ayudando a Lola, la del tercero, a subir la compra… para que Melchor, Gaspar y Baltasar me recompensaran. Nada,… ¿qué mosca le habrá picado?. Se iba a enterar ella cuando viera el salón lleno de regalos. Ni uno, ni dos…  Apagué la luz y cerré los ojos con fuerza, sabiendo que ellos no me fallarían. Al día siguiente me levanté de un salto, fui al salón y… no encontré nada en el suelo, ni… ni en las tres copas… ni en la botella.

 http://cuentospigmeos.blogspot.com.es/

UNA FELICITACIÓN… DOBLE

Nuestra amgiga Ginette Gilart nos envía su propuesta de felicitarnos las fiestas con esta intimista versión de Gabrielle Aplin del «Power of love» de la decada de los 80. 
¡Felices fiestas en su nombre!

 Y para darle el toque navideño a la imagen o para rememorar (eso tan navideño) el original del tema de los Frankie goes to Hollywood, os añadimos la otra versión… que disfrutéis ambas…

DIC102. LA PIEZA QUE NOS FALTA, de Ignacio Feito

Es habitual encontrar en todos los belenes algún hombre sin importancia. Yo apreciaba mucho a éste, colocado sin rumbo conocido y con la vista fija en ningún sitio, disimulado entre el  resto cuidadosamente coreografiado. Pantalones de pana, chaleco pastoril, polainas de temporada. Lo que lo hacía peculiar es que se cambiaba por sí solo de postura. Unas mañanas aparecía sentado, otras levantado, apoyado en el brocal. Yo lo venía observando hasta que una noche al fin dejó el disimulo, se movió y ya no paraba, empezó a vestir bien y llegué a sorprenderlo piropeando a la Verónica, que ya se contoneaba con merecimiento, o intentando incluso bailar algunos pasos de claqué navideño. Daba la mano a todo el mundo, deslizaba sobres en los bolsillos de los pastores e incluso aparecía por detrás de la pareja principal rodeándolos con sus brazos, como posando para una fotografía. La noche de reyes, como si tuviera un presagio, abandonó el escenario y, con mucho cuidado, se escondió en el roscón. Se libró de la caja del belén y ahora está en la de las sorpresas. Menudas juergas se corren ahí.

DIC101. NI BUEY NI MULA, de Mar del Rey Gómez-Morata

-Pero ¡se va a enfriar!, hay veces que no pareces su padre
-¡Por dios María! Sabes perfectamente que no lo soy.
-Habéis pasado muchos años juntos y él siempre te ha tenido consideración. O ¿cómo explicas que no haya decidido despedirte también a ti?
-¡Eso! Ahora ve contra mí, pero si soy el que mejor te ha tratado…
-¡Ya empezamos con los celos! Estábamos hablando de lo mejor para el niño y sales con lo que pasó.
-Sólo estoy diciendo las cosas como son, él hizo su aparición estelar, te dejó con el bombo y se largó, y luego ¿quién se hizo cargo?
-A ver, estamos un poco nerviosos con esto de los recortes, ¿volvemos al tema principal?, por favor.
-Está bien.
-¿Cómo vamos a calentar el portal?
-¡Siempre haces lo mismo!, perdona María, pero es así, ¡él ya no necesita un buey y una mula!
-Me vas a salir con lo de que es mayor ¿no?
-No, simplemente no necesita calor.
-¿Que no necesita ca…? ¿que no necesita calor? ¡esto es el colmo!
-¡Bendito sea! ¡Si es de plástico!

  http://diariodeabordo-mar.blogspot.com

DIC100. POBRES, de Nicolás Jarque Alegre

La mañana de Nochebuena, tras regresar de Doña Engracia, mamá con los ojos vidriosos repletos de felicidad activó la casa a base de órdenes. A papá le encomendó la compra del pavo más grande que viese; a Gonzalo el suministro de vino, una onza de turrón duro y medio kilo de castañas; a Pedro que consiguiera guirnaldas, un niño Jesús y que pidiese prestado una radio. Y a mí: «Hijo, pórtate bien y arréglate, que hoy vas a conocer a tu hermana». Y se metió en la cocina sin esperar respuestas. Una sonrisilla tonta se instaló en mi cara, que no menguó ni cuando mis hermanos y mi padre salieron a la calle renegando. Fue una alegría escuchar a mamá cantar mientras preparaba los arreglos de la cena y luego cuando cosía los encargos de Doña Engracia. ¡Qué voz! Yo cumplí con mi parte y fui el único. Doña Engracia no recogió sus vestidos, mi padre y mis hermanos llegaron con las manos vacías bien entrada la noche, mamá después del berrinche se encerró para llorar como una magdalena y mi hermana no se presentó, dejándonos sin Navidad como otras veces, según mi padre.

 escribenicolasjarque.blogspot.com

DIC99. YA VIENEN LOS REYES POR EL ARENAL…, de Cándido Macarro Rodríguez

El interior del night club permanecía en penumbra. Un olor dulzón, mezcla de sudor, colonia barata y sexo me dio un bofetón al entrar.
 Nadie reparó en mi presencia cuando cerré tras de mí la acolchada puerta negra salvo una de las chicas, que al ver entrar a un niño de diez años en aquel antro salió de la oscuridad y se lanzó como una posesa hacia mí.
–  Largo de aquí enano –me espetó con una voz que me sonó estridente y cansada-
Antes de que me agarrara del brazo para echarme del local, apenas me dio tiempo a echar una ojeada rápida a mi alrededor.
En la mugrienta barra, bajo la débil luz de unos focos los vi.
El de la barba marrón apoyaba su cabeza sobre los brazos al parecer completamente borracho y derrotado.
El de la barba blanca, me miró fugazmente a los ojos, desde unas profundas ojeras que le hacían parecer más viejo. Los bajó avergonzado.
Y el de piel oscura se besaba con una mujer.
Papá tenía mucha razón cuando, mientras se lo llevaba la policía, me gritó riendo que este año no vendrían los Reyes a casa porque se habían ido de putas.

 http://aiamborderline.wordpress.com/

DIC98. NAVIDAD, DULCE NAVIDAD, de José Manuel Molina Monclova

El paisaje estaba nevado, como siempre, aunque este año se había retrasado mucho. El tiempo me hizo pensar que sería mi primera Navidad sin nieve, con mis diez inviernos recién cumplidos eso era imposible. Todo estaba preparado: el belén, el árbol y el tiò. La magia de la Navidad se respiraba en el ambiente, esta iba a ser mi última Navidad de niño. Las siguientes mantendría la magia como adolescente que se aferra a sus últimos suspiros de su niñez.

DIC97. EN NAVIDAD, de Zunilda Moreno

Diciembre, Navidad y Guillermina, aquella niña huérfana, criada por su tía Margarita con escasos recursos. Vivían a la vera del camino secundario, en una humilde casa. Su deseo era tener un oso de peluche grandote. No perdía la esperanza esta vez.

Mientras, en la ciudad,  Marta iba decidida a conseguir el peluche,  que Luz también deseaba.  Su auto excesivamente cargado la obligó a sujetar el regalo sobre la parrilla y en resguardo, tomar por la ruta secundaria para llegar rápido.
La abuela distrajo a Luz y anunció que todo estaba listo para cenar.
Grande fue la sorpresa, cuando al ir a buscar el osote, sólo encontraron restos de papel, cintas de regalo y un colgajo de soga.

Después de la cena, esta vez más contundente que de costumbre, Guillermina se sentó en el umbral de la puerta para esperar los fuegos artificiales que explotarían en la Nochebuena, justo a  las doce. Fue en ese momento cuando divisó un bulto al costado de la ruta. Corrió los sesenta metros que la separaban de la “cosa”  y con inmensa alegría volvió abrazada a un oso casi tan grande como ella. Su tía y sus primas no salían del asombro.

 Blog = No te duermas sin un cuento

DIC96. LA AÑORANZA DE UNA DIVA, de Esperanza Temprano

El camión de la mudanza bajaba las últimas cajas cuando se acordó de la trampilla del armario. Allí estaba. Retiró suavemente la tapa de la vieja caja de zapatos, ensuciándose los dedos con el polvo del olvido: lo primero que vio fue  la rosa que Luisito dejó encima de su cama y después el viejo diario. Lo tomó entre sus manos y empezó a leer al azar mientras la encuadernación amenazaba con desintegrarse:
 «Hoy es Navidad y a mí me toca preparar la bandeja de los turrones. Papá me ayuda con el de Jijona que se me derrite entre los dedos.  Mamá me achucha y me da un beso cuando pasa a mi lado, mientras, el abuelo aprovecha el achuchón para comerse una figurita de mazapán de la bandeja. La abuela, como todos los años, me pide que le cante un villancico, dice que lo hago como los ángeles...»
-¿Alguna cosa más, señora?- pregunta el operario de la mudanza sacándola de la lectura.
-Nada más. Esta caja viaja conmigo- responde ella.
Echa un último vistazo a su alrededor y guarda ese diario escrito en la que fue su casa desde que nació hasta que a los dieciséis un cazatalentos descubrió su voz:  el orfanato.

 https://elrastrodelapalabra.blogspot.com.es

DIC95. NO ESCUCHABAN, de Calamanda Nevado Cerro

Después de aquella Navidad de niño, nunca más guardé fila para  pedir regalos a Papa Noel. Solo minutos después de prometérmelos me encontré arrodillado  junto a él, y cercano a un vendedor furioso. Me regañaban señalando una torre caída; formada por  valiosos frascos de perfume derramados por mi primo. No debía temer, no había  sido yo pero… era el sospechoso; los cristales resplandecían a mi lado  por los confines del suelo. Desee volverme trasparente.
Llamé muchas veces al autor, seis años mayor que yo. –Viene enseguida-  les decía tartamudeando.- Imploraba. Gritaba. -¡Alejandro, ven! ¡Cuéntaleeees lo de tu  trompo contra   los frascos de coloniaaaa!- No escuchaban. Santa, y el empleado solo hablaban de policías y pagarlo todo. Lloraba cuando… entre lágrimas, vi girar su trompo por el aire.  Detrás, con ese  cordón tan largo en la mano, él sonreía; ni advirtieron que corría hacia la salida. No atendían mis explicaciones; repetían muy enfadados -Las cosas no suceden porque si… hiciste  una gracia ¿verdad? ¡Y tus padres! – Finalmente señalé. Allí. Me acercaron del brazo.  Como nos aguardaban  a los dos, al verme llorar tanto, y llegar solo; gritaban  enloquecidos al dependiente y a Santa; pero  tampoco los escucharon;  entonces los detuviero

DIC94. NO ME CREEN, de Carlos Parra Domínguez

 Aquella Navidad, de niño, nadie quiso escucharme cuando dije que papá iba a hacerme el regalo que me prometió a los cinco años. Todos insistían en recordarme que papá había ido a trabajar al extranjero y ya no miraría por nosotros. Mamá sorbía la sopa. Volví al desván, le dije: «no me creen» y me senté a sus pies. Pero papá tampoco me escuchaba ya. Sólo oscilaba a tres palmos del suelo convertido en aquel columpio que me prometió.

DIC93. AQUELLAS NAVIDADES, de Luis Molina

La imagen me sobrecoge, la familia reunida alrededor del árbol, la mesa servida y los regalos esperando la hora de ser abiertos.
Cierro los ojos y mi mente se retrotrae al pasado, la vidriera repleta de juguetes, desde la calle sólo quedaba mirarlos, eran inalcanzables para el magro ingreso de mi madre, miraba arrobado aquellos que nunca podrían ser míos, luego regresar soñando que algún día quizás…
Pasar por casa de amigos donde largas mesas repletas de delicias, con música y algarabía. Entrar a casa donde dos platos en la mesa me esperan junto a ella que me mira con una sonrisa, no hace falta más. Comemos en silencio…
Suenan campanas anunciando las doce, tras un beso me da un pequeño paquetito, un autito rojo ilumina mi rostro, un abrazo y un beso…
-¡Papá!
Abro los ojos, mi hija me acerca una copa mostrándome el reloj, comienzan a sonar campanadas entre besos, abrazos y saludos.
En un rincón donde sólo yo lo veo, aquel niño me mira sonriendo mientras se encoge de hombros, han pasado tantos años…

 www.luismolin.blogspot.com

Nuestras publicaciones