Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

QUIJOTERÍAS

Un relato con menos de 200 palabras inspirado en QUIJOTERÍAS

Bienvenid@s a ENTC 2025 Comenzamos nuestro 15º AÑO de concurso. Este año hemos dejado que sean nuestros participantes los que nos ofrezcan los temas inspiradores, y el tercero serán QUIJOTERÍAS Y recuerda que el criterio no debe ser poner menos palabras sino no poner palabras de más. Bienvenid@
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Esta convocatoria finalizará el próximo
15 DE MAYO

Relatos

OCT123. LA NOCHE, de Juan José Benítez Goya

Como cada noche, me asomo a la ventana de la buhardilla buscando las tres estrellas.
Cuando el Sol va dejando su paso a la noche, el corazón me late a velocidades imposibles.
Abro la ventana, miro al cielo y ahí están. Deslumbrantes, tintineantes, poderosas, como si me hicieran un guiño recordándome que están ahí, cuidándome.
Mi corazón suspira en ser como ellas. Quisiera volar, quedarme en la noche, jugar con el resto de estrellas, navegar por la vía láctea, por todo el universo.
Desde arriba se debe ver el mundo de otra manera, quizás. Formar parte de alguna constelación, ya que aquí abajo es más difícil ser parte de algo importante.
Pero si algo me enseñan mis tres estrellas, es que en la Tierra puedo ser como ellas. Poder  ser alguien importante.
Conforme va pasando la vida y sigo asomándome a la ventana de mi buhardilla, estoy convencido que sí, que soy una estrella que reluce exultante y soy miembro de la mayor constelación que se haya creado jamás: mi vida.
Todo ser vivo puede ser una estrella. Puede brillar y dar belleza al mundo que le rodea. Esto sería lo ideal.¡Qué nuestro brillo no lo apague el hombre!

OCT122. ESTRELLAS ERRANTES, de Rosa Molina López

Cada luna nueva, el río Nauta se eriza como un felino, los yacarés se sumergen espantados y los paiches rozan el aire con sus escamas de lija. Los ojos del jaguar brillan en la maleza. Dice mi abuelo que en estas noches, tenebrosas como quejido de guácharo, las almas en pena recorren las quebradas, se enganchan en las ramas de los árboles y sueltan alaridos estridentes. Por eso las bestias duermen inquietas y los niños tenemos sueños de escalofrío. Entonces mi abuelo nos lleva a la charca de mi aldea. En sus negras aguas titila el universo. Allí nos damos un baño de estrellas y espantamos nuestro miedo a los espíritus alborotadores. Luego cogemos luciérnagas, estrellas de la selva, y las soltamos en su cabaña. Meciéndonos en el chinchorro, mi abuelo nos explica que forman constelaciones errantes, si no las sujetan las telarañas, como esas tres y la de abajo, nos señala, que forman la cruz del sur y que debemos recordar porque de ella cuelga esta parte del mundo.

OCT121. EL SECRETO DE PABLO, de Montserrat Acevedo Jiménez de Castro

Pablo era especial. Sabía sonreír y abrazar, pero no leer ni hablar. Aunque el mundo exterior le parecía frío y distante, su interior era rico en sentimientos y habilidades.  Necesitaba ayuda para casi todo, y eso a él no le importaba, se sentía feliz a su manera. Su gran pasión, desde muy pequeño, eran las estrellas.  Las tenía  de variados materiales y tamaños,  y de todas las formas y colores.  Las guardaba en cajas decoradas, como no podía ser de otro modo, con dibujos de estrellas que compartían el espacio de su armario entre sus ropas y zapatos. Jugaba con ellas sin cansarse nunca, y se las mostraba con orgullo a todo el que pasase a su lado.
Un día, sin más explicación, aparecieron en sus manos tres nuevas estrellas. Nadie sabía a ciencia cierta de donde procedían;  brillaban con una luz especial que iluminaban toda la habitación, y Pablo sentía  verdadera locura por ellas.
Aquel mismo día los periódicos anunciaron que en el firmamento, más allá de los planetas conocidos, se habían descubierto tres nuevos agujeros negros, que se suponía eran estrellas apagadas.
Sólo Pablo sabía que esas tres estrellas seguían brillando…

 http://mosaicoderetazos.blogspot.com.es/

ESTRELLAS … INVITADAS

Ginette Gilart nos propone como inspiración…» la película «au revoir les enfants» (adios muchachos) de Louis Malle donde las estrellas están escondidas pero están allí. Se lo dedico especialmente a Nacho Rubio que tanto le gusta el tema«
Gracias Ginette.

OCT120. EL CINTURÓN DE ORIÓN, de José Manuel Molina Monclova

Caminando sin rumbo me encontraba en estos oscuros y escépticos días, en los cuales como cazador experto oteando el horizonte me encuentro, en busca de una presa desprevenida sobre la que caer.
De presa a cazador hace ya tiempo que me convertí, me deje arrastrar por el canibalismo del capitalismo.
De no ser por mis tres estrellas que en mi cinturón llevo, hubiera sido un cazador despiadado, cayendo sobre la presa más débil de forma implacable. Ahora como muestra de devoción hacia mis tres estrellas soy el vigilante, y caigo sobre los desalmados que atacan a las almas cándidas.

OCT119. RECARGANDO PILAS, de Antonio Ortuño Casas

Una, dos, tres estrellas, … y nunca terminaría de contarlas, muchas más, muchísimas más que humanos, todas vigorosas, llenas de luz y energía, llenando un universo sin fin.
– Hijo, cada vez que te sientas alicaído, con pocas fuerzas, mira al cielo en la noche y busca tu estrella para que te dé la energía que necesitas.
Y qué razón tenía mi madre; mi hijo ya tiene la suya y los tres, cada uno desde su lugar, miramos al cielo cada noche preparando el camino del día siguiente.

OCT118. EL DESEO, de Javier Palanca Corredor

Se encontró con ella en la parada de frutas del mercado; su olor los mitigaba todos. Laura le saludó sonriente con un racimo de plátanos en la mano. El hizo lo mismo un tanto embobado, pero esta vez sacó el valor para pedirle si quería ver con él la lluvia de estrellas de esa noche.
-No son estrellas, son meteoros de un cometa.
-Eso queda un tanto frío. Dejémoslo en lágrimas de San Lorenzo que es más poético.
-De acuerdo.
-Pues en la fuente después de cenar.
Él llegó primero porque no pudo tragar bocado. Además, ella podía llegar pronto y marcharse sin esperar.
Al poco llegó ella,, con su roja chaquetilla de entretiempo, más bonita que nunca.
-Creo que la ladera junto al castillo nos permitirá, estando tumbados, mirar el cielo como si fuera una gran pantalla de cine.
A Laura le pareció una buena elección.
Ya tumbados en la ladera, él le dijo que si se conseguía ver tres estrellas fugaces se podía pedir un deseo que seguro se cumpliría.
Cuando divisaron la primera ya estaban sus manos tonteando tímidamente.
Tras la segunda se empezaron a comer los labios.
La tercera ni la vieron. ¿Para qué?

OCT117. EL MEJOR BAILE, de Nani Canovaca López

Danzaban procurando ser las mejores bailarinas, pero lo que no habían podido  imaginar aquellas tres estrellas es que al formar parte de un caldo de gallina, aderezado con puerro, cebolla y zanahoria, entre otros elementos que salpimientan e incrementan el sabor, tendrían que cocer a ritmo del bolero de Ravel, la danza del vientre e incluso la samba, para ser las mejores  y más sabrosas que formaran parte de aquel primer plato del mejor restaurante de la ciudad.

 http://misrelatosyotrascosas.blogspot.com.es/

OCT116. TRES INSIGNIAS, de Puri Otero Domarco

-Mamá,ven corre-grita el niño que observa las estrellas tras el cristal.
-Que ocurre hijo.
-Mira mamá,cuantos puntos brillantes hay en el cielo,¿de quien son?.
-No son puntos hijo, son estrellas y son de un señor muy viejecito.
-Mamá,tú lo conoces?
-No hijo,no lo conozco, pero dicen que es muy bueno y que nos quiere mucho a todos.
-Entonces si es tan bueno, y como tiene tantas nos podría dar tres.
-Para que quieres tres?
-Una para tí, otra para papá y otra para mí.
-Y que vas hacer con ellas?
-Verás mamá,mis amigos del cole,tienen insignias pegadas en sus camisetas,así yo pegaré una estrella.La tuya la pondrás en el abrigo y papá la colocará en la chaqueta.
-¿Sabes donde vive ese señor?
-Mira hijo,ese señor vive encima de las nubes en un castillo muy grande,rodeado de ángeles guardianes,y cuando entras en su casa ya no puedes salir mas.
-Entonces no es tan bueno,ya no quiero sus estrellas-responde el niño entre sollozos acurrucado entre los brazos de su madre.
Esta lo estrecha contra su pecho y lo introduce en su cama.

 Blog = dulcinea-del atlántico

OCT115. SON TRES DE CINCO PUNTAS, de Inés M. Guzmán Ortega

Un haz de luz da vueltas ¿o soy yo y no me reconozco? Tampoco sé si estoy despierta o si deliro. Ante mi da vueltas lo que sea. Unos rayos dorados giran sobre sí mismos y alrededor de todo. De pronto cambian, son tres puntos de luz, quieren cegarme, por eso aprieto con mas fuerza los ojos, pero ellos, los tres puntos de luz, parece que ahora están en mi cerebro… no, ahí no, mejor ante mi vista. Les reto y paran. Ahora crecen, se hacen más grandes… estrellas, son estrellas, son tres, de cinco puntas, perfectas, impecables. Estrellas sobre verde. Un verde peculiar, un escudo que habla del pasado. Y comienza la historia. Dentro estoy de esa historia. Mi casa, mi familia, una familia extraña: mis padres son más jóvenes que yo, y tomo entre mis brazos algún niño, un niño que de pronto me supera en altura. Todos a un tiempo se transforman. Ya no les reconozco. Pero descubro que es mi estado febril y me voy a mi cama.
   Ahora soy parte misma de ese escudo de estrellas. De cinco puntas, tres. Condenada a girar eternamente en la extraña galaxia de mi mente.

OCT114. MÁS ALLÁ, de Amparo Perez Gutierrez

En las películas los muertos dan miedo, y si se sueña con ellos o eres médium o se presagian sucesos de los que ponen el vello de punta. En la vida real, lo aconsejable es no hablar de estas cosas. Pero es lo que nos pasa a Felipe y a mí con nuestra madre: de día la recordamos y de noche nos reencontramos con ella, a veces por separado, a veces coincidiendo. Para alivio de los cuidadores del orfanato, nos vamos a la cama cada vez más pronto, esperando que llegue esa hora, ese sueño en que madre sigue viva y feliz y nos hace reír como nada más puede hacerlo en la vigilia. Así que decidimos dormir y dormir. Dice mi hermano que, durmiendo más que la mayoría de la gente, unas 10 o 12 horas diarias –como era costumbre muchos años atrás—podremos estar miles de veces con madre, en el más allá. También queremos que alguien sueñe con nosotros cuando hayamos muerto. Es lo que nos aseguran las tres estrellas que brillan en el cielo cuando nos despertamos de noche y miramos por el ventanuco del baño: alguien nos querrá. Solo es cuestión de tener mucha paciencia.

UNA INSPIRACIÓN … MARCIANA

Miró luego al marciano que se perfilaba contra el cielo.

– ¡Las estrellas! – dijo.
– ¡Las estrellas! – respondió el marciano mirando a Tomás.
Las estrellas eran blancas y claras más allá del cuerpo del marciano, y lucían dentro de su carne como centellas incrustadas en la tenue y fosforescente membrana de un pez gelatinoso; parpadeaban como ojos de color violeta en el estómago y en el pecho del marciano, y le brillaban como joyas en los brazos.
– ¡Eres transparente! – dijo Tomás.
– ¡Y tú también! – replicó el marciano retrocediendo.
Tomás se tocó el cuerpo, sintió su calor y se tranquilizó. «Yo soy real», pensó.
El marciano se tocó la nariz y los labios.
– Yo tengo carne – murmuró -. Yo estoy vivo.
Tomás miró fijamente al fío.
– Y si yo soy real, tú debes de estar muerto.
– ¡No! ¡Tú!
– ¡Un espectro!
– ¡Un fantasma!
Se señalaron el uno al otro y la luz de las estrellas les brillaba en los miembros como dagas, como trozos de hielo, corno luciérnagas, y se tocaron otra vez y se descubrieron intactos, calientes, animados, asombrados, despavoridos, y el otro, ah, sí, ese otro, era sólo un prisma espectral que reflejaba la acumulada luz de unos mundos distantes.
RAY BRADBURY. Crónicas marcianas. Edit. Minotauro

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