Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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34. PARASOMNIA, PARA QUÉ (EPÍFISIS)

Durante varios años, en el orfanato, la cuidadora, se acercaba sigilosamente a mi cama y retiraba de golpe la ropa de cama. Muchos días, la mancha amarillenta delataba que me había hecho pis.
Las risas y los dedos acusadores aún me persiguen y no he conseguido hacer todavía una vida normal. Durante toda la jornada las sábanas y el colchón de lana se iban secando y el escarnio duraba durante el estudio y en el recreo.
Por la noche, el olor y la humedad retrasaban mi sueño, eso y los ruidos del dormitorio, pues mi meada era la única defensa cuando los chicos mayores abusaban de mi cuerpo. Muchas veces me pillaron dormido y entonces las vejaciones eran asquerosas. Entre varios me sujetaban y me tapaban la boca y otros me sodomizaban o se corrían en mi cara.
Las duchas me aterraban, me llamaban gorrino y todo eso era para ser menos apetecible a los sátiros de mis compañeros del hospicio.
Recuerdo las reprimendas mientras se oreaban las sábanas al viento y yo, sin poder decir nada pues mi vida correría peligro. Ahora soy profesor de primaria.

5 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    En la naturaleza los animales desarrollan técnicas de ataque o de defensa. Tu protagonista hizo uso de un repelente natural para tratar de evitar vejaciones, aunque no fue del todo efectivo. Es lógico que tras sufrir esas injustas noches de tortura le hayan quedado secuelas de insomnio, de un estar alerta de forma permanente que no le permite descansar como debiera. Solo queda pedir que ese sufrimiento que le fue infligido no lo devuelva en la edad adulta, haciendo uso y abuso de su estatus de maestro.
    Un abrazo de verano, Epi

  2. Blanca Oteiza

    Epi, dura historia la que nos cuentas. El abusado que temo se haya convertido en abusador después del infierno que pasó en su infancia.
    Suerte

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