09 Pato mojado, beso húmedo
Recuerdo la noche en que llegó al apartamento: fuera llovía a cántaros y ella se presentó ante mí como un pato mojado, el agua bañaba su rostro sensual, ensopaba sus cabellos y chorreaba sobre la blusa empapada, pegada a sus senos sin sostén. Nos miramos en silencio, ella sabía qué podía esperar de mí y fue quitándose las prendas una a una y yo imitándola hasta llegar al desnudo total. Ese fue el inicio de una historia de encuentros y desencuentros en la que cada cual jugaba su rol: ella me estaba utilizando y yo… lo aceptaba.
Tiempo después apareció él, era joven, atractivo y en su mirada descubrí su secreto. No lo juzgué.
Pasaron los días y, como siempre abierto a lo nuevo, me adapté a todo, incluso a que ellos tuvieran sexo delante de mí. La primera vez que ella salió dejándonos solos, él no tardó en confirmar lo que yo había descubierto el primer día: se acercó a mí e hizo lo que había hecho ella la noche del pato mojado, aunque, a diferencia de la chica, él me besó; fue un beso prolongado, caliente y húmedo que traspasó el cristal y, en silencio, templó mi azogue.
Un triángulo amoroso al uso, o tal vez no, pero si lleno de una sensualidad de ida y vuelta, en diferentes direcciones, intensa y sin tapujos. No sabemos si estos personajes se conocían previamente, tampoco nos llegan sus posibles diálogos, si es que los hubo, ya hablan de sobra las sensaciones de cálida humedad descritas con elegancia.
Un abrazo y suerte, Jorge
Gracias por tu comentario, Ángel. Mi intención era la de escribir sobre un triángulo nada al uso, pero, al querer ocultar la naturaleza de mi protagonista lo hice tan bien, o mejor dicho, me pasé de camuflaje y utilicé verbos con significados un poco forzados al punto de borrar dicha naturaleza que pretendí develar con solo la última palabra y otra que hay un poco antes.
Un abrazo
Continúo con mi respuesta a Ángel diciendo que puse estas palabras en sentido literal con el fin de darle una vuelta de tuerca al relato, sin apercibirme que las mismas, podían tomarse en otro sentido más acorde con el contexto, con lo cual me quedé sin la vuelta de tuerca buscada y el relato es otro muy distinto al planeado.
Continúo con mi respuesta a Ángel diciendo que puse estas palabras en sentido literal con el fin de darle una vuelta de tuerca al relato, sin apercibirme que las mismas, podían tomarse en otro sentido más acorde con el contexto, con lo cual me quedé sin la vuelta de tuerca buscada y el relato es otro muy distinto al planeado.
Entiendo que el narrador es un espejo de alguna habitación de hotel y el protagonista masculino un narcisista. No sé si estoy en lo cierto, si es así me parece una forma original de triángulo amoroso
Gracias por tu comentario, Paloma. Como bien dices, el narrador es un espejo, que bien podría ser de un hotel. Y sí es un narcisista, esa es la condición que el espejo descubre en el joven el día en que éste llega. Era además uno de los adjetivos que yo le había puesto al beso y que después saqué porque pensé que se podría llegar a esa conclusión como tú muy bien lo has hecho.
Gracias nuevamente por descifrar un relato que, como has visto, se me fue de las manos sin que yo me diera cuenta
Un saludo
Me meto por aquí, Jorge, para reconocer mi falta de pericia en este caso para desentrañar del todo el contenido de tu relato, ya lo siento. Es cierto que no acabé de ver las pistas que conducen a revelar que el propio espejo es el narrador y el tercer ángulo del triángulo. Desde esa perspectiva es aún más original, sin duda.
Mis disculpas. Ahí va otro deseo de suerte y otro abrazo
No tienes nada de qué disculparte, Ángel, tu primera lectura es la más lógica ya que prácticamente no di pistas reales y sí alguna falsa: el secreto que descubre el espejo podía haber sido la homosexualidad del joven ya que no hay ningún elemento que apunte al narcisismo. El andamiaje del micro se apoya sólo en la palabra “azogue” y no me di cuenta de que la expresión en que la utilicé podía conducir perfectamente en otra dirección.
Gracias y Un abrazo.
Hola, Jorge.
Lo primero es lo primero y eso es felicitarte por tu buen hacer en la ronda anterior y que te ha valido estar, merecidamente, entre los mencionados, aunque bien podrías haber estado seleccionado directamente. El nivel es altísimo y cuesta mucho hacerse un hueco en el Olimpo, estimado compañero, de ahí que el mérito sea mucho, por más que no se consiga el escalón más alto.
Bien, sin querer ponerte un pero, como detalle que te honra y te engrandece, reconoces que en este relato no has estado todo lo fino que pretendías. No sufras, es más habitual de lo que piensas. El microrrelato, por su extensión y la necesidad de precisión narrativa tiene estas cosas. A veces, se nos queda demasiada información en la elipsis o no aprovechamos bien otros recursos o, simplemente, no damos en la diana.
Un cálido saludo. Enhorabuena y suerte.
¡Hola, Ángel!
Me has dado una doble alegría, la primera, la de recibir de ti un comentario y la segunda la de enterarme de haber estado mencionado en la ronda anterior. No había mirado los resultados porque estaba seguro de no figurar entre los seleccionados, además, esta vez no había hecho una lista de mis relatos preferidos para compararlos con los resultados del jurado, así que, de no ser por ti, ni me enteraba.
Con este último relato he marcado un hito en mi trayectoria, porque si bien he escrito relatos peores
–de hecho, algunos espantosos– éste es el primero en el que ni siquiera llego a trasmitir la historia que quería contar. No me arrepiento de haberlo escrito porque disfruté al hacerlo, pero es una llamada de atención: no debo descuidar el pequeño detalle de que los relatos también tienen la finalidad de que alguien los lea. Y los comprenda.
Hasta pronto, Ángel, nos seguimos leyendo… siempre que pueda llegar a plasmar algo medianamente potable. Que no pretendo más.
Gracias por comentar.
Un cordial saludo, compañero.