22. PECECILLOS DE PLATA – EPI
En una caseta de la Feria de otoño del libro antiguo, encontré un volumen encuadernado en cuero del Decamerón, que tantas tardes, me dio placer en mi adolescencia.
Ya en casa cerré persianas y encendí una vela.
Se creó un clima especial, como si estuviera en una abadía, luces y sombras temblaban en las paredes, abrí el libro y fui pasando las hojas.
Entonces le vi, un pececillo de plata recorrió la página muy deprisa y se paró, cogí una lupa y admiré sus escamas, que a la luz de la vela refulgían. Al rato desapareció entre los hilos engomados del lomo. Sabía que era un lepisma y que para fecundar no necesitan copular.
Aparecieron dos pececillos, uno empujando al otro como en un cortejo ritual y sexual que lo llevó donde había estado antes y la que posiblemente fuera la hembra se quedó enganchada en la sustancia allí depositada.
Estaba ensimismado, cuando apareció una tijereta que cazó a la hembra y el otro desapareció.
Cerré el libro de golpe, lo coloqué en el estante más alto y decidí que yo no era nadie para inmiscuirme en el Universo de los lepismas.
Para unos lepismas, que un ser humano les contemple es algo que escapa a su comprensión. No hay que descartar que haya también una entidad superior que observe nuestra trayectoria sin ser visto ni intervenir, solo por entretenerse. Nosotros y los lepismas, esa entidad y nosotros, vivimos a la vez y hasta en el mismo mundo, pero el Decamerón no puede percibirse del mismo modo.
Un abrazo y suerte con este relato de mundos paralelos, Epi.
Bichos libreros si los hay, estos pececillos de plata no tienen idea de lo privilegiados que son, porque no cualquier bicho vive, copula, come y hasta muere en un libro como el Decamerón de Bocaccio… Haciendo un paralelismo, vendrían a ser los faraones del mundo de los bichos, jaja…
Felicitaciones, Epi, por este micro «incunable».
Cariños,
Mariángeles
La prometedora lectura se convierte en un compendio natural de la vida de los insectos, el Decamerón como morada de un mundo en miniatura. Es lo que tiene el paso de los años.
Muy buen texto. Un saludo.