Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

Single Blog Title

This is a single blog caption

09 Pista libre

Yo era feliz en campo abierto, en el prao con mis compañeras. Subiendo y bajando por las brañas, siguiendo veredas y majadas a placer, comiendo el pasto que nos apetecía. Tumbadas al sol, de vez en cuando, espantábamos moscas con el rabo, relamiéndonos de gusto con la hierba fresca…

Ahora es otra cosa. No todo el monte es orégano, como proclaman esos que caminan con dos patas y nos dan gritos, como si estuviéramos sordas, para que entremos en la manga ganadera. Todas ahí apretujadas, pisándonos el morro y oliendo el culo de la que te toque de través. Y el pinchazo mortal en las posaderas no te lo quita nadie. Por nuestro bien siempre, explican. Que luego te sube una mala leche… que ni tu propio ternero se te acerca.

Lo peor es el invento ese del paso canadiense. Cuando te topas con la maldita barrera tu cerebro se paraliza y tus patas se quedan ahí, tiesas, como raíces pegadas a la tierra. No hay manera. Ni hacia adelante ni hacia atrás.

Y desearías que se cumpliera eso tan imposible que cuentan los que te gritan y te pinchan: Ver a una vaca volando.

6 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Hasta para ser una vaca hay que tener suerte, aunque mucho nos tememos que la mayoría o todas las actuales están lejos de la libertad y más cerca de la aglomeración, para aprovechamiento exclusivamente humano. Qué mejor leche daría un animal tranquilo y dichoso su medio natural, no forzado bajo un férreo control en el que se le explota, pero así son las cosas. A ellas, pobres, no se les deja elegir, pero seguro que a tu manera tienen su corazoncito. Ahí está la imaginación y tu relato para dejar constancia de su posible punto de vista.
    Un abrazo y suerte, Esperanza

    1. Esperanza Tirado Jiménez

      Lo mejor de Asturias es el paraíso natural. Naturaleza y verde. Y clima suave en verano.
      Lo peor es que está todo tan tan tan regulado que incluso a las vacas les toca sufrirlo. Y trabajando ‘desde dentro’ se ve aún más la cantidad de leyes que regulan todo todo y todo, como decía el anuncio.
      Con lo rica que estaba la leche de antes que te la traía el lechero y la hervías en casa…
      Qué tiempos aquellos.
      Gracias Ángel

    1. Esperanza Tirado Jiménez

      Ojalá pudiéramos volar todos; quizá no literalmente, pero sería mucho más sano y reconfortante como bien dices.
      Abrazos.
      Gracias Manuel.

  2. Isabel Cristina Fernández Sánchez

    Esperanza, yo paseo prácticamente a diario; cerca de mi casa hay unos hermosos campos llenos de vacas donde son libres y felices, como en el inicio de tu texto. Pero claro, como tú dices, no todo el monte es orégano y cuando los terneros de esa temporada crecen un poco, los retiran de sus madres para venderlos para nuestro consumo y es horrible oír a las mugir buscando a sus crías; pueden estar dos días así. todos ellos viven en una felicidad engañosa.
    Nos leemos.

    1. Esperanza Tirado Jiménez

      Así es la vida. Nosotros las ‘cuidamos’ para después comerlas.
      Y mira que me gusta comer de todo, pero si lo piensas un rato, da un poco de pena.
      Gracias Isabel. Nos leemos.

Leave a Reply