37. PORCELANA ROTA
No tenía dónde ir, por eso decidí volver. La puerta estaba abierta, nadie reparó en mí. El resplandor de un flash iluminó el interior. En la mesa del salón seguía la bandeja de la cena con los bordes de la pizza que nunca te comías . Habían abierto los cajones y husmeaban entre tus cosas. La cafetera estaba caída sobre la encimera, una mancha negra se extendía implacable sobre el mármol. Siempre decías que la vajilla de Sargadelos que compramos en el viaje a Galicia era el tesoro de la pareja. Ahora cubría el suelo de la cocina rota en mil pedazos. Tenía que verte otra vez, intenté entrar en la habitación, pero alguien me reconoció. Yo mismo ofrecí las muñecas al agente que me esposó, casi un niño que me miraba como a una fiera de circo. Después de horas deambulando por las calles fue un alivio enorme. Como la culpa por lo que había hecho.
Hola, aunque en tu relato se intuye que ha habido un crimen, seguramente por celos que es el tema del mes, seguramente mientras lo escribías la escena estaba clarísima en tu pensamiento, pero para mí, queda un poco difuminada la historia. A veces nos pasa, que lo tenemos tan nítido en nuestra imaginación que pensamos que todo el mundo, al leerlo, lo verá tan claro como nosotros.
Un abrazo y feliz tarde.
Hola Mercedes. Sí, se trata de un crimen por celos. Quise dar unas pinceladas y que el lector adivinase el resto, igual me quedé corto. Muchas gracias por leerlo, abrazo desde Cantabria.