Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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8. POUR LE MÉRITE

Ni los innumerables laureles ecuestres, ni los cuantiosos diplomas escolares, ni los inacabables trofeos de caza, nada despertó en el joven Manfred más obsesión que pilotar un triplano y recibir la Blauer Max, aunque para ello debiera cambiar la honorable caballería por la vulgar infantería y comenzar a volar no en un escuadrón de combate sino en el servicio aeropostal.

En su corta vida, no acumuló una gran fortuna, vivía con rigor prusiano. Manfred no tuvo más que un caballo prestado por su padre, un Albatros cedido por la aviación y por fin, y ese fue su único capricho, un Fokker rojo, la envidia de la aeronáutica y el terror de los cielos. Con él se ganó el respeto de los adversarios por el número de aeroplanos abatidos.

Ese fue su balance, o así lo pensaba el intrépido teniente a cuyo funeral asistió un nutrido batallón de viudas y huérfanos de las fuerzas enemigas, una hueste de periodistas y escritores privados de su principal héroe y, por último, una tropa de jovencitas que llorarían su muerte y aceptarían quedarse solteras.

Sobre el pecho del difunto barón lucía únicamente la medalla azul con la leyenda “Pour le mérite”.

10 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Qué casualidad. Estuve también a punto de dedicar mi relato sobre el tema propuesto del coleccionismo al mítico Barón Rojo, un personaje que, como a tantos otros, siempre me ha fascinado, a pesar o, quizá, por haber coleccionado tantas bajas enemigas. Él cumplía con su trabajo que para él era algo más y para el que había nacido. Fue respetado por sus enemigos porque luchaba de forma letal, sí, pero también con nobleza, dejando escapar a los malheridos.
    Al final me he decidido por otra temática, pero me alegro de que a alguien se le haya ocurrido hacer este homenaje al barón Manfred von Richthofen, y me alegra más aún que lo haya hecho alguien de tu maestría.
    Un abrazo y suerte, JM

    1. El mito del teniente de aviación y la posterior propaganda han ocultado muchas realidades, entre otras que era un jovencito caprichoso que, harto de caballos y coches rápidos, se aficionó a pilotar aviones y fue premiado por su temeridad, cosa contraria a los principios de un escuadrón de vuelo. Cuando los nobles se aburren, buscan caprichos para llenar sus largas horas de tedio.
      Un saludo
      JM

  2. Que a tu velorio vayan las viudas y los huérfanos de las fuerzas enemigas,¡eso sí que es mérito! Estuvo muy merecida esa medalla al Barón Rojo de esta historia, del que yo sé tan poco… me da un poco de vergüenza admitirlo, pero la única referencia que tenía de él era a través de las historietas de Snoopy?, así que es mérito del autor de este micro (que también merece una medalla) el que yo pueda conocer, a través de sus letras, a este barón tan íntegro y tan probo que hasta el respeto del enemigo se ganó…

    Felicidades, JM.

    Cariños,
    Mariángeles

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