64. PRIMER AMOR (Nieves Torres)
La quería con ese amor ciego y obstinado que solo se siente a los dieciséis. No había nadie más fuera de su alcance que ella, pero aún así se acercaba cada día a su toalla a preguntarle la hora o a pedirle un cigarrillo.
Al año siguiente le confesó su amor y durante tres meses se amaron en la playa cada fin de semana con un amor intenso, clandestino y sin futuro. Nunca fue tan feliz como ese verano. Nunca tan desgraciado como ese septiembre.
Después, como esperaban, ella se fue Madrid. La universidad, el máster y un buen puesto en la empresa familiar, que dirige con éxito desde que su padre se jubiló.
Hoy ella, al leer el nombre de él en los papeles que están sobre la mesa, no puede evitar cierta nostalgia. Su última locura ha sido encadenarse a una grúa en aquella misma playa y paralizar los cimientos de la urbanización. Él sigue siendo un loco romántico. Ella necesitará pensarlo un minuto, pero al final estampará su firma y cursará la denuncia.
El roce hace el cariño, dicen; por contra, la distancia separa los afectos. Las circunstancias pueden llegar a cambiar tanto que dos personas proclives a haber compartido su vida pueden terminar enfrentadas. La existencia, en sus vueltas y giros, puede propiciar estos contrastes caprichosos, hasta irónicos. De una forma o de otra ninguno de los dos olvidará nunca ese «primer amor».
Un abrazo y suerte, Nieves
Hola Nieves,
Puede que en tu micro estés hablando de un amor de verano, un amor de juventud y en cualquier caso de un amor pasajero, con las hormonas a flor de piel, que lo hace inolvidable y que con el paso de la vida hubiera sido muy difícil de mantener. Tal vez, si nunca se hubieran vuelto a encontrar, soñarían con ese amor de juventud como el amor perdido y perfecto que no volvió.
Se la vi!
Nos leemos
Me gusta este relato de vidas cruzadas y luego encontradas , pero siempre vividas y en una época en que todos hemos sucumbido hasta el amanecer en esas playas, en esa arena. Bravo, Nieves , suerte