73. Primeras vacaciones sin ti
Hoy vamos a estrenar la autocaravana que planeábamos comprar juntos. Las niñas ya están sentadas en sus asientos. Paula se ha traído a su muñeca y Elena lleva tu oso. El pobre peluche está muy viejo ya pero no consigo cambiárselo por uno nuevo. “¡Vamos, chicas, la playa nos espera!”, les digo. Y enciendo el motor. Las dos sonríen muy nerviosas y se ríen y hablan fuerte. Pongo la nueva lista de canciones para cantar que hemos preparado para el viaje. Entrando en la autopista un rayo de sol asoma tímido entre las nubes y sale el arcoíris. La abuela les dijo a las chicas que el arcoíris eras tú, sonriéndolas desde el cielo. Elena se ha dado cuenta y se ha puesto a chillar. Los tres te mandamos un beso y, después de este ritual nuevo, estamos más tranquilos. Nos quedan muchos kilómetros; también mucha vida. Sin decírnoslo, los tres lo sabemos: nuestro primer día es hoy.
Hay ausencias difíciles de sobrellevar, pero la vida siempre continúa para quienes quedan, cada cual tiene su momento y no todos pueden llegar al mismo tiempo.
A veces, cuando parece que todo ha terminado o, al menos, se tambalea gravemente, siempre hay un nuevo inicio, una adaptación necesaria e inevitable.
Un relato que, como el arco iris, conlleva superación del mundo gris y triunfo de las posibilidades y la esperanza.
Un abrazo y suerte, Isabel.
Muchísimas gracias por tus palabras, Ángel. Un abrazo