Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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61. Prohibido dar de comer a los animales

Cuando mis padres se casaron, no existían carreteras que atravesasen el bosque. Por eso decidieron formar su hogar en este confín. Nosotros fuimos llegando a la vez que los animales. Crearon una familia y el zoo con igual cariño y pasión. Mientras tanto, una lengua áspera de asfalto lijaba cada día la naturaleza hasta alcanzarnos. Hoy apareció al volante de su coche. “Debe de llevar más de veinte zorros encima”, dijo padre en cuanto ella salió envuelta en su abrigo de pieles. La dueña del bosque —así se presentó—, de nuestro bosque, venía a anunciarnos la próxima construcción de un campo de golf. “¿Y las fieras?”, preguntó madre. Ni contestó. Solo arrugó la nariz con asco al descubrir al tití sobre el hombro de mi hermano. Al monito no le agradó su menosprecio y, de un salto, le arrancó el collar de perlas que lucía en el cuello. Ella gritó pidiendo ayuda. Como todos permanecimos inmóviles, corrió tras él adentrándose en un laberinto de galerías que conducía al recinto de los leones. Madre nos ha enseñado a no alegrarnos por el mal ajeno, pero las hienas ya lo están festejando.

10 Responses

  1. Rosalía Guerrero

    ¡Genial, María! Confieso que me alegro como una hiena cualquiera. Anda que no, la tipeja, a cargarse el bosque y a esa familia construyendo un campo de golf…
    Y otra cosa que tengo que decir es que me gustado mucho la imagen de la «lengua áspera de asfalto». Fantástico.
    Un abrazo y suerte.

    1. María Gil

      Jajaja. Pues a mí me encanta eso de «tipeja». Que buen apodo. Gracias por comentar.
      Un abrazo grande, Rosalía

  2. Sara SH

    Coincido con Rosalía, la lengua áspera de asfalto es insuperable! Todo el micro lo es, me ha gustado mucho tanto en la preciosa forma como en el mensaje que aboga por una convivencia respetuosa con los animales. ¡Muchas felicidades!

    1. María Gil

      Gracias a ti, Sara,por tu comentario. Me alegro (uffff, cualquiera usa aquí está palabra)) de que te haya gustado.

      Un abrazo

  3. Rosa Gómez Gómez

    Ecodivertido! Lo malo es que gente como esa hay demasiada y poco podemos hacer frente al poder del dinero. Pero por lo pronto, en la ficción nos regodeamos con tu relato junto a las hienas y los leones.
    Chulo!

    1. María Gil

      Pues sí, Rosa, demasiada gente así y demasiado duro. Por eso quise darle un toque de humor. Si te ha divertido un poco me doy por satisfecha.

      Un abrazo

  4. Ángel Saiz Mora

    De una forma o de otra la naturaleza sabe sobrevivir e imponerse. La acción estratégica del tití, complementada por la de los leones y rematada por las hienas, unido todo a la inacción por parte de la familia, aliviados al desaparecer su problema, aunque tal vez preocupados también por una posible indigestión de los animales, es acorde con el título (quien avisa no es traidorñ y con el tema propuesto.
    Un relato redondo de buen humor negro.
    Un abrazo y suerte, María.

    1. María Gil

      Ángel, me quito el sombrero, como siempre, con tus comentarios. Hasta el título es cierto que lo puse pensando en la futura indigestión. Lo has clavado.

      Un abrazo

  5. Isabel Cristina Fernández Sánchez

    Un relato muy divertido y muy bien contado; consigues que paseemos por tu maravilloso lugar y lo veamos desde el sillón de lectura. Maravillosa imagen esa lengua áspera de asfalto. Te felicito.
    Nos leemos

  6. María Gil

    Isabel Cristina, feliz de que hayas paseado por este zoo tan particular. Muchas gracias y a seguir leyéndonos.

    Un abrazo.

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