78. REENCUENTRO
Caminaba por la playa, cuando desde el único chiringuito que había empezó a sonar su canción preferida. Como en todas las ocasiones que la escuchaba, que luego tatareaba sin cesar por horas, la transportaba a los tiempos en los que se sentía bien diferente. El lugar estaba casi vacío y no debía darle vergüenza echarse el baile al que invitaba también la canción, apoyándose del bastón con el que se ayudaba para caminar. No sabía qué la había llevado volver a este lugar, mientras los recuerdos la transportaban ahora al lejano día en el que el joven marino se despedía desde el barco de guerra tras un interminable beso.
Un vetusto velero al mando de un viejo marinero, curtido tras mil batallas por los mares del sur, iba tocando puerto mientras ella terminaba el baile, asombrada del ritmo que le había puesto y de que las piernas la llevaran corriendo sin ayuda de nada a la dársena para subir al barco. En él emprendería ahora el viaje de su vida, para el que estaba más que preparada.
Un bello relato, lleno de simbología, sobre una mujer que llega al final de la vida, para ser recogida, donde tan dichosa fue, con aquel con quien tan feliz fue. Ya no habrá nada que los separe, ni cuerpo que se degenere hasta el punto de tener que llevar bastón de nuevo, ni tiempo que se termine. Les espera la eternidad.
Buen verano (o lo que corresponda allá donde te encuentres ¿Ammán, tal vez?)
Un abrazo grande, Antonio
Antonio, tu romantica historia la cuentas con mucha delicadeza y gusto. Suerte y saludos
Hola, Ángel y Calamanda, gracias por vuestros comentarios. Sí, por Amán todavía, volcado de lleno en mi trabajo, me gustaría tener más tiempo para comentar vuestros relatos, que son espectaculares. Saludos y buen verano a toda la familia Enteciana. Antonio