Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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41. REFLEJO DISTORSIONADO Rosa Gómez

Gracia se planta desnuda frente a un espejo. Quiere analizar cada parte de su cuerpo con la intención de mejorarlo.

—Me sobra grasa de los muslos. Necesito una liposucción aquí. —Sus muslos son muy delgados; apenas hay diferencia con la parte inferior de la pierna.

Contrariada, pellizca la piel del abdomen.

—Haré la dieta de las mil doscientas calorías. Tengo que alisar esta barriguita. —Su abdomen está totalmente liso; por encima, se pueden contar las costillas.

De espaldas, gira la cabeza para verse los glúteos.

—Necesito una flancoplastia ya; la genética de mi madre no me ha ayudado. —Tiene un culo pequeño, sin apenas carne, eliminar algo sería inviable.

Acerca la cara al espejo y se asusta.

—¿Cómo no me había dado cuenta? ¡Es demasiado ancha! Una bichectomía sería ideal. —No le queda grasa en el rostro. Una finísima capa de piel envejecida cubre su calavera.

Espantada con su propia visión, grita desesperada.

—¡Mi pelo se cae! ¡Tengo la piel cuarteada! ¡No puedo salir así! —De todo lo dicho, esta es la única verdad.

Gracia, de nombre artístico Graciela, se prepara. Quiere estar perfecta. Será el último desfile.

8 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    El paso del tiempo es tan inevitable como las secuelas que deja, que en el caso de tu protagonista suponen el fin de una etapa basada en la apariencia, con fecha de caducidad, no valen remiendos ni engañarse.
    Un abrazo y suerte, Rosa

    1. Rosa Gómez Gómez

      Vivimos tiempos de obsesión por las “supuestas imperfecciones”, para mí son señas de identidad que nos identifican como seres únicos. Incluso cuando envejecemos, la aceptación del paso del tiempo, nos dignifica y ayuda a seguir adelante con nuestras vidas.
      Los “remiendos” buscados no ayudan demasiado.
      Un saludo, Ángel.

  2. El título resume perfectamente el texto: una percepción engañosa de la propia imagen, seguramente inducida por exigencias profesionales inapropiadas. Quizás refleje también la obsesión social generalizada a ser joven eternamente. O simplemente una enfermedad.

  3. Rosa Gomez gomez

    Edita, la verdad es que es un poco de todo. El resultado es penoso. Pero no está lejos de muchas realidades, sobre todo de mujeres, y es posible que de algunos hombres.
    Lo peor es que está de moda.

  4. Puri Rodríguez

    Querida Rosa: Tu relato describe a la perfección la triste distorsión de la realidad que percibe tu protagonista. Y es tan real en tantos casos, que quienes la sufren pueden llegar a pagar hasta con su propia vida ese peligroso engaño de su cerebro. Un abrazo y suerte, guapa.

    1. Rosa Gomez Gómez

      No se puede bromear con esto, el tema es terrible. Los trastornos mentales son difíciles de tratar.
      Gracias por comentar.

  5. Aurora

    Una triste realidad la que nos relatas, Rosa. Magnífica la frase «No puedo salir», la prota no es capaz de salir a la pasarela cuando en realidad no consigue escapar de ese reflejo distorsionado que ve frente al espejo, su mente es una presa de los estereotipos y de las mentiras de la sociedad. Es triste de lo real que es.
    ¡Abrazo!

  6. Rosa Gómez

    Lo peor es que su situación le puede llevar a una muerte prematura, de lo que ella no puede ser consciente.
    Si, es durísimo. Un beso.

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