19. Reincidentes
_ Buenos días. Mi nombre es Clara y soy alcohólica.
_ Buenos días Clara.
Me vuelvo hacia mi compañera y le digo al oído:
_Ya empezamos. No soporto a esta tía. Cada vez que veo esa sonrisilla de suficiencia me dan ganas, no sólo de beber, sino de sujetarle la boca y hacerle engullir el peor de los vinos peleones y… ¡bah, qué se yo! Estoy de los nervios…
_¡Shhhh, calla! _exclama María apretando ligeramente mi mano _que ahora es cuando va a contar lo del apoyo incondicional de mi familia, amigos y, cómo no, todos vosotros…
(Esta última frase la entonamos al unísono los dos juntos en susurros, engolando la voz y tratando por todos los medios de aguantar la risa)
Frente a la mirada acusadora del resto, recuperamos la compostura y dejamos de hacer el tonto mientras Clara continúa con su perorata insoportable. La tía lleva dos años sin tocar el alcohol. No entiendo por qué vuelve aquí a restregárnoslo por la cara. En esta mierda de sala, la mayoría hemos recaído a la semana. Sólo Andrés aguantó dos meses…
De repente Clara interrumpe su discurso y, viniéndose abajo, confiesa:
_Anoche fue terrible… No tuve fuerzas…
Cuando somos maledicentes no es raro que tengamos un chasco cómo estás dos personas.
Acostumbramos a hablar sin saber. Me ha pasado, y en ese momento me entra una autoverguenza importante!
Un relato ejemplificador, el respeto por encima de todo.
Muchas gracias, Rosa. Sí, a mí también me ha pasado… Pero fíjate que yo creo que estos dos sí que se alegran. A pesar del shock inicial, a pesar de ese «sentirse pillados», en el fondo se alegran. Y mucho! Un abrazo, compañera.
Igual que cuando a alguien le va mal no sé si nos alegramos, pero si que puede que sintamos un cierto alivio por no estar en su caso, cuando alguien equipara su desgracia con la nuestrampuede que sintamosncercanía, complicidad y solidaridad, un remolino de sentimiebtos que dieron un giro imprevisto, velando el de la envidia pura y dura que predominaba antes en estos dos personajes.
Un relato sobre la complejidad y los giros que podemos protagonizar en poco tiempo.
Un abrazo y suerte, Susana
Muchas gracias, Ángel! Es que, ver caer a esa persona a la que consideras intocable, o más bien, intachable… algo de satisfacción, produce, no? Es feo, cuesta reconocerlo, tal vez nunca lo admitiríamos en alto… Pero te alegras. Vaya si te alegras, jeje. Muchas gracias, Ángel!
Susana, entiendo perfectamente a las dos personas que critican a Clara: a menudo las personas tan perfectas, a las que todo le sale bien, que tienen una flor en el culo, acaban cayendo mal porque nos recuerdan nuestras imperfecciones y desgracias.
No es que se les desee el mal activamente, pero cuando tropiezan y caen de su pedestal es inevitable sentir cierto gozo. Al fin y al cabo, somos humanos.
Un abrazo y suerte.
Así lo veo yo también. Muchas gracias, Rosalía!
Un relato donde se usa y se ve perfectamente el tema a tratar: Schandenfreude; aunque pensándolo bien, creo que tu personaje ha llegado algo más arriba y siente verdadero odio. Has descrito una situación, un lugar y unos protagonistas muy acertadamente.
Nos leemos
Muchísimas gracias, Isabel! Creo que sí, que este personaje está rozando el odio y la crueldad… Pero es tan humano, jeje. Mil gracias por tu comentario. Un abrazo!