57. Rotos y descosidos
Se conocieron en las escaleras mecánicas de unos grandes almacenes, en la sección de juguetería. Él buscaba unos Playmobil para engrosar las filas de la XV legión, que marchaba hacia las Galias pasando por el salón de casa de sus padres. En su recreación histórica de la antigua Roma no faltaba detalle. Unos senadores conspiraban distraidamente en las termas abanicados por un esclavo númida.
Ella adoraba las barbies. En el colegio envidiaba su estilo, su cintura, sus pies. Quería ser ellas. Cuando sus compañeros empezaron a recordarle cada día que nunca tendría caderas de Barbie, envidió su sonrisa. Era una irrevocable declaración de intenciones ante la vida, siempre radiante aunque Ken llegara a casa borracho y con un golpe en el coche.
Se detuvieron ante los juegos reunidos Geyper, una concesión a la nostalgia de las infancias solitarias.
Semanas después, miles de Playmobil con un solo ojo y que siempre andaban de perfil, construían una colosal pirámide junto a un majestuoso Nilo de papel aluminio.
En un trono espléndido ricamente adornado con piedras preciosas del Primark, una faraona de cabellos oscuros departía con el sumo sacerdote. Sus súbditos la llamaban Barbie Cleopatra.
Qué relato tan simpático construyes a partir de dos seres solitarios que terminan unidos a través de sus juguetes y de la imaginación. Me encantan los detalles de la vida cotidiana que se inmiscuyen de cuando en cuando en esa fantasía.
Suerte para ellos y para ti, y un abrazo, Lucas.
Ana Maria, esa es la clave, la soledad. Gracias por leerlo y por tu comentario. Abrazo
Qué maravilla, Lucas!! Enhorabuena!!
Muchas gracias, Susana! Abrazaco desde Cantabria
Pura imaginación en cada letra. Me encanta, Lucas. Enhorabuena y mucha suerte
Gracias Belén, qué bueno que te gustó. Nos vemos pronto
La soledad no deseada ha de ser opresiva, aunque también es cierto aquello de «mejor solo que mal acompañado». Como los refranes son sabios y para todo existe alguno, también hay otro, muy esperanzador y muy bien traído en tu título, que dice que «siempre hay un roto para un descosido», aunque para que se cumpla sea necesario coincidir en las escaleras mecánicas de unos grandes almacenes.
Un relato de agradable lectura, con el mensaje de que nunca se sabe dónde puede surgir una nuev ilusión.
Un abrazo y suerte, Lucas
Angel, qué gusto leerte, como siempre certero. Espero saludarte pronto.
La soledad y las imposiciones sociales y culturales: el hombre con los play móvil y la mujer con las barbies, ¿Como no van a estar solos? Con esas expectativas de vida impuestas desde pequeños. Me encanta el final porque no se si estoy en lo cierto, ¿pero puede ser que simbolice la ruptura con todo eso?
Hola Rosa.Si,al final si que jugando con Playmobil y Barbies y que salga el sol por El Cairo. Gracias por leerlo, abrazo desde Cantabria.
Como bien dices, siempre hay un euro para un descosido y cuando encontramos a alguien que tiene una rarezas compatibles con las nuestras, aunque sea a escalas diferentes, podemos construir un maravilloso mundo en el que reine la harmonía, desde la integración y el respeto.
Mavi! , pues si, sólo es cuestión de encontrar alguien tan friki como tú para que todo fluya. Abrazooo
Lucas, me gusta esa historia de dos seres solitarios marcados por su ninfancia y por la soledad, a los que un encuentro casual les cambia la vida.
Muy potente la imagen del Ken que llega borracho y con un golpe en el coche y la de Barbie Cleopatra.
Un abrazo y suerte.