Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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99. Sed (Pilar Alejos)

Mientras ojea la revista del corazón, piensa que las familias que allí posan no se parecen nada a la suya. Demasiado perfectas y felices. Esa vida de lujo y sonrisas congeladas en papel cuché dista mucho de su realidad.

Alza la mirada llena de nostalgia hacia las fotografías que palidecen sobre el mueble del salón: los niños, en su primera comunión; con sus padres, unas navidades; todos juntos, aquel lejano verano frente al mar. Tiempos felices que aún le palpitan en la herida, pero actúan como un bálsamo para su dolor. Son su único consuelo desde que, en aquella curva mojada de lluvia, un loco se los arrebató.

Aparta de un manotazo esa añoranza que habita sus ojos y, con el impulso de un suspiro, se levanta del sofá. Mete su tristeza en la olla exprés junto con el arreglo de cocido y enciende el fuego.

Hoy el día ha amanecido insoportable. Por eso se sirve una copa de ese vino que guarda para las ocasiones especiales. Sabe que no calmará su sed de venganza, pero, al menos, enmudecerá ese silencio atronador.

14 Responses

  1. Pablo Cavero

    Mezcla de venganza, tristeza y nostalgia. Bien narrada esta historia con un final inquietante de silencio aplacado por vino de revancha. Un abrazo y suerte, Pilar.

  2. Ángel Saiz Mora

    Quien sobrevive a una desgracia, pasado ese tiempo que llaman de duelo, se supone que debería ser capaz de seguir hacia adelante, pero a veces los vacíos son demasiado profundos. La tristeza, la nostalgia y hasta el resentimiento constituyen sensaciones dañinas, pero, en su caso, también, inevitables. Tu protagonista sabe que ha de vivir con ellas y lo hace de la forma que mejor cree posible. Peor sería buscar venganza, que no arreglaría nada ni le traería a los suyos, aunque seguro que el autor del estrago lleva en sí también la penitencia.
    Un abrazo y suerte, Pilar

  3. Me gusta lo de encerrar esos sentimientos en la olla a presión, poniéndonos el mejor de los casos ahí se transformará en otra cos es pena tan grande y calmará en cada cucharada un poco ese deseo de venganza. Suerte Pilar.

  4. Hay «sedes» que ni siquiera el vino las calma, porque no provienen del cuerpo sino del alma y del dolor, en este caso, debido a una pérdida irreversible que cambia la vida. Se entiende entonces que ella (esposa y madre) viva de la añoranza y funcione así, a fuerza del impulso de suspiros… Creo que no solamente a quienes la leemos a la protagonista, supongo que tampoco a quien la escribe, le gustaría estar en sus zapatos…

    Un relato duro, atronador como ese silencio que ella quiere tapar con vino…

    Felicidades, PILAR.

    Cariños,
    Mariángeles

  5. Pilar, un excelente relato. Esa sed de venganza que tiene tu protagonista no la logra saciar ya que le ahoga la nostalgia y la tristeza. Nos atrapas con esas imágenes que dibujan tus letras a lo largo de todo el texto de forma genial.
    Te deseo mucha suerte.
    Muchos besos.

    1. La impotencia que siente ante un hecho tan doloroso la sume en la tristeza y en la nostalgia. Es inevitable que, con tiempo, aflore la rabia y esa sed de venganza.
      Muchísimas gracias por tus palabras, Javier.
      Besos muy apretados.

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