71. SIGNOS (Rafa Olivares)
La encontré mientras ordenaba una vieja estantería, entre las hojas de un libro de poesía. La fotografía, que ya amarilleaba, tenía más de treinta años y en ella estábamos los cuatro juntos una tarde de otoño. Probablemente una de las últimas veces. Sentados en un prado, Javito, mi hermano pequeño, con el mohín de disgusto típico de los Tauro, intentaba apartarme del arrullo cariñoso de mamá para ocuparlo él. Yo, genuina Piscis, le dedicaba una mirada desafiante y de fastidio. Papá la observaba con esa mezcla de fervor y melancolía propia de los Acuario. Ella, en actitud tierna, con su nueva melena que le quedaba tan bien, parecía tratar de alejar una sombra de temor. Cáncer era el de mamá.
Una escena que podría ser cotidiana, te va secuestrando con el tema de los signos zodiacales. Nada te hace pensar que el desenlace está por encima de toda esa «normalidad» inicial, patrón de comportamiento habitual entre los hijos.
Nostalgia y tristeza, cumpliendo y superando las expectativas de este encuentro en ENTC.
Feliz día Rafa.
No sabes cuánto celebro que te haya gustado, Mercedes. No es un tema, el de esta convocatoria, en el que me maneje bien pero he tratado de cumplir con la propuesta.
Muchas gracias por tu comentario.
Un beso.
Qué bueno, qué duro y qué bien armado con los horóscopos!
Suerte con él.
Hola, Yolanda. El zodíaco y su supuesto ascendente sobre la personalidad de la gente también da juego literario ¿cómo no?
Gracias y un beso.
Interpretar una imagen antigua supone adentrarse en la psicología de quienes aparecen, en sus circunstancias, en los condicionantes naturales que, para quien lo crea, pueden venir determinados por los astros, en función de la fecha de nacimiento.
Las palabras son poderosas por su significado, más todavía cuando tienen más de uno y se puede jugar con el doble sentido.
Un abrazo y suerte, Rafa
Efectivamente, querido Ángel, tu mirada siempre certera ha captado mi intención de encontrar la confluencia de grafía entre el signo zodiacal y esa terrible enfermedad.
Muchas gracias y un abrazo.
Qué original, Rafa, qué historia explicas simplemente insinuándola. Me ha gustado mucho. Suerte con ella. Besicos.
Hola, Bea. Me encanta que lo hayas disfrutado.
Gracias y besos.
Muy bueno, Rafa. El final es espectacular.
Gracias, Marian. Celebro que te guste la confluencia del final entre el signo y la enfermedad de la madre.
Un abrazo.
Magnífica historia, con un final sorprendente de ese signo que tiene otro terrible significado y da sentido a todo. Suerte con esta propuesta, Rafa. Un abrazo.
Gracias, Pablo, por tus amables palabras. Feliz con que te haya gustado.
Un abrazo.
Me encantan las palabras polisémicas y las de tu micro, RAFA, despliegan su dualidad, enriqueciendo la historia contada y rememorada por la protagonista, que encuentra y contempla esa foto que amarillea. Estan los signos: del zodíaco y los de la nueva melena que a la madre le queda tan bien. Y está Cáncer: el signo zodiacal del cangrejo y el nombre de la enfermedad que, treinta años antes, acabó con la vida de esa madre, de la que sólo le queda una foto.
Un micro soberbio; decir que me gustó es poco.
Cariños,
Mariángeles
Uff! Abrumado con tus generosas palabras, Mariángeles. Bien vista esa doble polisemia de los signos y del cáncer. Temía que la primera pasara desapercibida.
Muchas gracias y un beso transoceánico.
Muy bien encabezado con el título perfecto y mejor rematado aún con ese final inesperado y redondo. Me ha encantado.
A veces cuesta encontrar un título que aporte también al relato. Esta vez, por tu apreciación, creo que lo conseguí.
Gracias, Edita. Un beso.
Ay, Rafa. Ese juego con los horóscopos es terrible. Dices todo sin decir nada. Un arte…
Sí, los signos del zodíaco, sus avatares y las personalidades que se les atribuyen dan para mucho.
Gracias por comentar, Mar.
Un beso.
Maestro, pues visto ese final, me cago en el zodíaco, en los signos y en las señales, pero ahí estás como siempre puntual a la cita y con tu sabia maña. Un abrazo y suerte!
Jajajaja. Grande, Montesinos.
Abrazote.
Muy buen relato, negro no, negrísimo.. Felicidades.
Negro tristeza, espero.
Gracias, María.
Un beso.