59. Sonrisa sellada (Blanca Oteiza)
Cuentan que tras la batalla nunca más volvió a sonreír. Que después que aquellos soldados entraran en su pueblo, sus ojos dejaron de brillar.
La niña de la mirada triste tuvo que dejar de jugar con muñecas para hacerlo con el bebe del pelo del color del fuego, como el que nueve meses antes había arrasado con su vida.
Cuentan que el niño creció sin conocer el amor de un padre.
Cuentan muchas historias de cuando mi abuela era niña, aunque no todas sean ciertas.
Hoy la despedimos, serena, inerte, pero con una bella sonrisa en sus labios mudos.
Mi padre llora en mi hombro mientras acaricio el fuego que permanece en su pelo.
La niña cambió su muñeco por otro real y aún más suyo, aunque en realidad le viniera impuesto. Al final logró despedirse de todos con una sonrisa, especialmente del muñeco del pelo rojo, ya crecido, que tanto la quiso.
Un relato duro pero contado con mucha sensibilidad, que deja a las claras que en la guerra hay muchos tipos de víctimas.
Te deseo mucha suerte, Blanca.
Un saludo
Gracias Ángel por tus palabras. En todas las guerras hay muchos tipos de víctimas, casi los muertos son los que menos sufren.
Un abrazo
Has logrado contar un acto tan mísero y desagradable de una forma poética. Enhorabuena.
Gracias Reve por tu comentario.
Era mi intención que a pesar de lo duro de la historia, al leerla sonara bello, me alegro haberlo conseguido.
Un abrazo
Blanca, duro, triste, pero bello relato!
Enhorabuena!! 😉
«Cuentan que tras la batalla nunca más volvió a sonreír…
… Hoy la despedimos, serena, inerte, pero con una bella sonrisa en sus labios mudos.»
Pues sí que sonrió!!! Nunca es tarde!!!
Un saludo!!
Hola, gracias por el comentario.
Sí es cierto que volvió a sonreir, pero ya sin vida, con los labios mudos, sellados, con lo que en realidad en vida no lo volvió a hacer.
Un abrazo
En la guerra, las atrocidades perpetradas especialmente contra menores sellan la boca para siempre. Muy buena historia.
Un saludo
JM
Gracias Juan M, es cierto que en todas las guerras hay muchos tipos de víctimas y los menores suelen correr la peor parte.
Un abrazo
Muchas gracias Ana por tus palabras.
Abrazos
Precioso, Blanca, porque a pesar de la sordidez que cambió su vida, pudo encontrar el amor en ese niño que es otra víctima.
Un aplauso grande para tu sensibilidad narrativa.
Muchas gracias Patricia por tus palabras.
He querido eso, contar un lado cruel de las guerras, muchas veces silenciado, pero a la vez que pudiera leerse facilmente.
Un abrazo
Me encanta la sensibilidad que transmite tu relato, Blanca. Un abrazo
Gracias Concha por tus palabras. Me alegra que te encante.
Un abrazo
Muy buena historia, Blanca. Te felicito.
Un abrazo.
Gracias Inés por tu felicitación. Abrazos
!Qué belleza de relato!
Gracias M Carmen por tus bellas palabras.
Saludos
Blanca, preciosa forma de contar la tragedia y miseria de una guerra. Muy bueno. Abrazos.
Gracias Salvador por tu comentario. Me alegra que te haya gustado, no fue fácil escribirlo, me costó decidirme sobre qué escribir.
Un abrazo
Las guerras dejan estas secuelas, vidas rotas. Lo has contado muy bien, tanto que nos dejas el corazón encogido.
Un abrazo.
Gracias Asunción por tu comentario, me alegro que te haya gustado.
Un abrazo
Blanca, me has puesto los pelos de punta.
EMOCIONANTE
Una historia de violencia y dolor que desemboca en amor, en vida.
Un abrazoooo
Gracias Amparo por tus palabras, ese emocionante en mayúsculas me ha encantado.
Un abrazo
Otra de las muchas consecuencias de una guerra.
Pero mira, él se lo perdió.
Porque en tu relato a pesar de la guerra con que comienza, lo que viene a poner el final es amor.
Un abrazo.
Gracias Virtudes,
Sí, a pesar de la tragedia de la historia, el final trasmite todo el amor que se puede tener por una madre (y abuela) y ella por su hijo.
Un beso
¡Cuantos niños de cabello rojizo debió dejar la guerra!Tu protagonista pierde su niñez para convertirse en madre sin quererlo y su sonrisa se heló para siempre en vida. Es al muere cuando descansa por fin del sufrimiento y sonríe a su nueva vida.
Precioso relato,un beso Blanca.
Gracias M° Belén por el comentario.
Como bien dices, la niña obligada a ser madre no volvió a sonreir viva, tuvo que llegar su partida al otro mundo para dibujarse la sonrisa de nuevo en sus labios.
Un abrazo
Me ha recordado a la escena final de «La hora 25». Aquella sonrisa forzada puesta en la boca de Anthony Quinn.
Muy buen relato.
saludos.
Jesús, no conozco la película que mencionas, buscaré para ver si la encuentro y ver esa escena.
Gracias por el comentario
Un abrazo
Blanca, de los mejores que te he leído. Creo que este puede ser tu mes.
Gracias Lorenzo por tus palabras,
Nunca se sabe si algún mes puede sonar la flauta para mi, me alegro que lo veas así, aunque me conformo con que me lean.
Un abrazo
Me intrigaba lo que habría detrás de ese título enigmático y me has dejado impresionada.
Enhorabuena.
Gracias Esperanza por picarte la curiosidad de leer que escondía ese título y muchas gracias por el comentario.
Un abrazo
Otra historia que pudo ser real. Y tantas similares. Buen giro el cambio de muñeco. Suerte.
Gracias Javier.
Es una historia ficticia pero me temo que la realidad en muchas ocasiones se parecerá bastante.
Un abrazo
Una historia bien contada de la guerra y sus consecuencias negativas. La verdad ,Blanca, es que lo contaste de un modo tan bueno que refleja totalmente toda la tragedia de esta pobre mujer. Te deseo mucha suerte ,Sotirios.
Gracias Soti, siempre es un placer encontrarte por aquí.
Un saludo
Muy bien escogido el título, con esa referencia la última sonrisa. Me gusta también el tono de la narración, con esa repetición «cuentan que…», pues crea la sensación de que lo que se narra ha pasado a la Historia colectiva.
Muy bueno. Felicidades.
Gracias Anna por tu comentario.
El título en esta ocasión lo tuve claro, pues suele ser algo que se me resiste con frecuencia, así que me alegro que sea acertado.
Comenzar y repetir «Cuentan que…» como bien dices era para darle ese aire de narración histórica, que la que lo cuenta no lo ha vivido en sus carnes.
Un saludo
Una historia emotiva por triste y por esa especie de final feliz.
Gracias Isabel por tu comentario.
Un saludo
Una historia dura contada entre algodones que no intentan maquillar sino aderezan la tristeza que destila. Magnífico giro entre muñecos y personas. Mucha suerte 🙂
Gracias Juan Antonio por leerme y comentar.
Un abrazo
Buenisímo, Blanca, muy sentimental. Lo has narrado con mucha naturalidad y fondo.
Te felicito.
Muchas gracias María Jesús por tus palabras, así da gusto escribir.
Un abrazo
Unas historia bien llevada de contrastes donde hay muerte pero también resurrección de sentimientos que se hacen lazos y vínculos duraderos y robustos.
Interesante Blanca mucho.
abrazos y suerte
Muchas gracias Manuel por tus palabras.
Como bien has comentado es un relato de contrastes, donde se mezcla lo peor del ser humano en las guerras, con lo mejor en la vida de una madre que da todo su amor al hijo.
Un abrazo
Una manera hermosa de contar una historia. Una de los daños colaterales de las guerras son las violaciones de mujeres, que comenten algunos soldados a quienes la muerte les despierta sus bajos instintos. Muy bueno Blanca, suerte.
Saludos.
Gracias Beto por tus palabras.
Un abrazo