114. Street art
Ayer soñé con Banksy. Fue un sueño repentino, fugaz, traicionero. Me quedé dormido en un restaurante del centro, un instante, entre la comanda y el primer plato. No sabría precisar si me despertó el camarero con su llegada o si fue el aroma de la sopa el que me devolvió a la vigilia. Levanté la vista, parapetado tras el vaho de crustáceos que subía desde el plato, por si descubría, desde las otras mesas, miradas indiscretas o socarronas que se regocijasen a costa de mi ocasional desliz. Nada. Ni siquiera un comentario mordaz o una sonrisa pícara que indicaran que había sido descubierto por quien acababa de servirme. La merluza en salsa verde llegó enseguida y nada más dar cuenta de ella, el flan de la casa se encontraba bailando en mi presencia. Es probable que los responsables del restaurante hubieran decidido que mis ronquidos perjudicarían su negocio, o simplemente quisieran dejar mesas libres para los clientes que esperaban en la barra. Así que pagué y me fui enseguida. Llovía. Abrí el paraguas. Yo también estaba deseando salir a estrenar el espray negro, el que había comprado para pintar la baranda del balcón, sobre las paredes mojadas de la ciudad.
Me ha enganchado el texto desde la primera palabra (y eso que el arte callejero y los palabros en inglés no son mi fuerte :-D). Estaba deseando llegar al final, segura de que me sorprenderías. Y así ha sido.
Muchas gracias Edita, por tu visita a esta entrada y por lo positivo de tus comentarios. La verdad es que me hacía mucha ilusión escribir algo sobre Banksy, lo intento siempre que de alguna manera se me cruza, pero aunque la historia creo que fluye más o menos bien, excepto quizá las comas en el tramo en el que intenta descubrir si alguien se ha dado cuenta de su desliz, creo que el micro se queda algo plano, carente de conflicto, y no pasa de un bienintencionado intento. Confieso que, aunque me suelen inspirar bastante las fotos, con esta me ha costado. En cualquier caso no culpemos al fotógrafo, que seguramente consiguió lo que pretendía. No es mi caso. De todos agradezco muchísimo tu comentario Edita, igual que siempre, y me alegro de que te haya enganchado, quizá su mayor virtud, y que de alguna manera te haya sorprendido, aunque haya sido de manera tan inocente. Un beso enorme y hasta siempre!!!
Un homenaje a un pionero del arte urbano, que nada tiene que ver con tantos malos imitadores que solo embadurnan y afean las paredes. Tu personaje tiene dentro ese espíritu, revelado a partir de un sueño.
Un abrazo, Juancho
Originalísimo, con unas descripciones de rechupete, brother. Lo he leído despacio, aprovechándolas bien, aunque tuviera ganas de engullirlo de un bocado. Me ha atrapado ese recorrido desde el sueño hasta la mención del espray, queda así todo bien hilado y explicado. Muchos besos y suerte.