Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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02. ¿Te quiero verde?

Quien de verde se viste por guapo se tiene, sentenciaba mamá desdeñando mi incipiente vanidad. Pero a mí me chiflaban los ositos de goma de sabor desconocido, el terciopelo de los geranios,  el musgo, la rana de los teleñecos, la hierba del parque, los ojos de Miguelito… El día que escuché la palabra glauco me derretí escribiéndole un poema que jamás leyó.

La primera vez que el marido de doña Lola me transformó en modelo susurrándome guapa había cumplido trece. Después algunos piropos se volvieron incomprensibles para mí, pero  el orgullo herido en la escuela, donde solo era gafas y acné, me empujaba a hacerme la encontradiza con él. Entonces dejó de conformarse con palabras y exigió compartir mis chicles de clorofila y explorar bajo mis faldas de menta.

Empecé a  vestir de negro para no parecerle guapa, ni ser presumida, o que su mujer  tuviera que llamar a la guardia civil.

Pero la tarde que el ascensor se detuvo entre dos pisos y su aliento aceitunado de botella añeja se aceleró sobre mi cuello, decidí que esos verdes tan oscuros no me gustaban. Las primaveras brillantes que aún me correspondían me animaron a darle una patada en la entrepierna.

16 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Quizá el verde sea el color más presente en estampas hermosas y sensaciones placenteras, tú lo sabes bien, como experta en captar imágenes de la naturaleza. Solo tiene una acepción despreciable: cuando se utiliza como adjetivo calificativo del sustantivo «viejo».
    Un relato sobre una inocencia infantil a punto de truncarse de forma prematura por la acción de un degenerado. Tras la última frase solo cabe el aplauso.
    Un abrazo y suerte, Eva

  2. Si hay una enseñanza que deja este micro, es que hay pelotas que no se deben dejar de patear, y no me refiero precisamente a las de fútbol, jaja.
    Hay verdes que se aman y otros que, por el contrario, no se quieren nada: ni por lo verdes, ni por lo viejos.
    Un micro sobre el empoderamiento de las brillantes primaveras femeninas.

    Me encantó, EVA.

    Cariños,
    Mariángeles

    1. Eva García

      Quizá no haga falta excesiva edad para determinados verdes, Mariángeles. Es más una actitud, pienso yo. Besos transoceánicos.

  3. Alicia Isabel León Lobera

    Uf, pero qué rabia he sentido conforme leía tu relato. Menos mal que el final me ha llevado de alivio.
    Una historia de abuso muy bien envuelta en el verde de la, espero, esperanza para la protagonista. Me ha encantado.
    ¡Suerte, Eva!

    1. Eva garcía

      Bueno, a veces apetece que las cosas salgan un poco bien. La protagonista ha resuelto por instinto su confusión mental por inexperiencia. Espero. Muchas gracias Alicia Isabel.

  4. Asun Paredes

    La frescura juvenil no debería ser nunca manchada de ese verde oscuro que la acecha esperando un asalto repugnante.
    Muy bueno, Eva.
    Un beso y hasta pronto.

  5. ton pedraz

    Hola Eva.
    Una vez más no fallas con tu propuesta. Relato redondo, en la línea a la que nos tienes acostumbrados como maestra del microrelato.
    Un abrazo.

  6. Salvador Esteve

    El verde como hilo conductor del paso de la frescura de la inocencia a la oscura realidad, y al final un golpe abrupto de libertad, ja, ja, ja. Genial, Eva. Un abrazo y suerte.

    1. Eva García

      Muchas gracias Salvador. Espero que sí vienes a disfrutar tu premio de A Curuxa me des un toque y nos conozcamos. Un beso.

  7. Alvaro Abad

    ¡Pero cómo relaja esa patada 🙂
    Un final contundente para que soltemos de golpe la tensión y el asco que hemos acumulado y sufrido todos en ese ascensor.
    Enhorabuena Eva, suerte y abrazo.

    1. Eva García

      ¡Gracias Álvaro! Creo que en la actualidad y afortunadamente esas patadas se dan más y con más apoyo que antes. Un abrazo.

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