Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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88. Un color en la memoria

El señor Amor recoge los pinceles. Guarda el lienzo en un saco de tela y se cuelga el caballete a la espalda, como si fuera la mochila de un excursionista. Abandona el parque calle abajo con aire cansino. Arrastra los pies por el peso y la fatiga. Piensa en luces y colores mientras atraviesa la ciudad hasta su casa. Hoy se le ha hecho de noche. Quería tantear de qué manera incidía el púrpura del ocaso en unas Grandiflora recién plantadas por los jardineros del Ayuntamiento. Comprueba la tonalidad recién plasmada a la luz de las bombillas. Niega con la cabeza, contundente; tendrá que esperar hasta mañana para ver el verdadero resultado. Una cena ligera y se acuesta a descansar. Los años no perdonan. No dejará sin embargo de soñar con el rubor encendido en sus mejillas, con aquel colorete que pintó su primer beso, verdadero, espontáneo, imprevisto, en los labios aún inexplorados de Susana. Se levanta temprano y escudriña aceites y tinturas, trementinas y barnices a la luz debutante de la aurora. Y se marcha a recorrer otros parques, a buscar Polyanthas o Floribundas, Portland o Musgosas, hoy que todavía recuerda los caminos, para ganarle al olvido la partida.

22 Responses

      1. Te gustan las plantas ¿eh?
        Si los grandiflora están floridos, sus flores blancas, carnosas y gigantescas llamaran la atención del señor Amor, hasta el punto de tener que hacer una parada delante de ellos y retratarlo, aunque sea en su memoria, la misma que no ha olvidado tan bellos caminos. Se parará, como decía y se llenará de la energía que ese ejemplar destila.
        Una bonita historia la tuya. Creo entender que el señor Amor, aunque cansado, se reviste todos los días de fuerza y emprende el camino. ¡qué sería de nuestras vidas sin su presencia! La nada absoluta.
        Felicidades y suerte.

        1. Aunque mi desconocimiento de las flores y casi absoluto, la verdad es que sí, me gustan las flores, a quién no le gustan flores? Habrá a quien no, desde luego, pero creo que están en minoría. Para escribir este relato he tenido que documentarme un poco acerca de las rosas, mirar que variedades se daban en color rosa, para no patinar a la hora de enumerarlas, no mucho más, espero no haber metido la pata, jajaj…
          Muchísimas gracias Mercedes, por el comentario y sobre todo por la lectura.
          Un beso enorme!!!

  1. ton pedraz

    Hola, Juancho.
    Magnífica historia, la que nos regalas en esta ocasión. Da gusto releerla una y otra vez, y hacerle compañía al protagonista.
    Mucha suerte.

  2. Ángel Saiz Mora

    Marcel Proust, con una magdalena, rememora el tiempo dorado de su infancia. Tu protagonista trata de buscar algo parecido a ese rubor único, especial, de un primer beso, que nunca ha vuelto a sentir igual pero que necesita recordar, un chispazo visual que le conduzca a aquella vivencia, como una máquina del tiempo. Quizá se trate de una búsqueda estéril. Un color puede imitarse, pero unido a una sensación es algo difícil de emular, pero es esa búsqueda la que le mantiene vivo, algo que no dejará de hacer mientras el cuerpo, ya achacoso, se lo permita.
    Un relato lleno de sensibilidad, la descripción de un proceder que da razón a una vida.
    Un abrazo y suerte, Juancho

  3. Bea Porro

    He disfrutado esa forma de plasmar la sensibilidad y el cariño del artista por lo que crea. También la delicadeza de cómo el autor cuida a un personaje ya frágil que proyecta una gran fuerza emocional. Un saludo, Juancho.

  4. Josep Maria Arnau

    Un relato sobre un recuerdo imborrable que da vida al amor del señor de los pinceles, aún muchos años después. El texto fluye sutilmente. Acompañamos al protagonista hasta descubrir su precioso secreto y su batalla cotidiana contra el olvido. Y deja en el lector un efecto que perdura.
    Enhorabuena, Juancho.
    Un abrazo y mucha suerte.

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