27. VIDAS PARALELAS (Fernando da Casa)
“Cómo puede ser que una libélula común solo disponga de veinticuatro horas para crecer, amar, reproducirse, envejecer y morir… La Dolania Americana apenas goza de cinco minutos de vida útil, por lo que los treinta días de vuelo de una mosca le pueden parecer una eternidad, qué desperdicio de tiempo, ¿qué haría una Dolania Americana con una existencia cuarenta y tres mil doscientas veces mayor que la de cualquiera de sus iguales?
Una tortuga de Galápagos puede vivir doscientos cincuenta años; una esponja de mar, mil quinientos.
¿Es larga o corta nuestra vida?
¿Quién mide el tiempo?”
Rachid andaba en disquisiciones de este tipo mientras observaba el vuelo de una paloma, asustada por el ruido ensordecedor de un misil al caer sobre su casa.
Sonrió amargamente antes de que el impacto alterara el curso natural de la vida de las abejas, las polillas y las musarañas de la zona.
Su último pensamiento agradeció la tregua temporal, ahora rota, que había permitido la vida pacífica a varias generaciones de libélulas.
Magnifico tu relato Fernando. Con ese final trágico y tristemente tan actual. Me ha encantado. Enhorabuena y suerte
Muchas gracias, tocayo.
El tiempo, como todo, es relativo.
Un abrazo.
Los animales tienen ciclos vitales largos, o cortos. Pueden terminar sus días víctimas de un depredador, de un accidente o a causa del desgaste funcional de su biología, todo ello dentro de las estadísticas y del devenir natural. En todo lo citado somos iguales a ellos, animales también, solo que más inteligentes (o eso dicen), pero también capaces de matar a nuestros semejantes, a todo lo que se ponga por delante por motivos que nunca deberían de ser tan poderosos como para llegar a una brutalidad semejante.
Un relato sobre vidas paralelas que comparten un final adelantado, que no debería producirse.
Me alegra leerte tras tanto tiempo, Fernando.
Un abrazo
Qué acertado eres en todas tus repuestas, amigo Ángel.
Espero que el tiempo sea generoso y me permita disfrutar de tu recién sacado libro, en cuanto esté disponible para viajar a provincias.
Un abrazo.
Ciertamente es difícil calibrar la medida del tiempo. En nuestra mente humana tan solo podemos medirlo comparándolo con nuestra propia esperanza de vida, lo cual es bastante subjetivo. Y también podemos plantearnos las mismas disquisiciones que Rachid.
Un micro que hace pensar, con un final sobrecogedor.
Un abrazo y suerte.
Es verdad, Rosalía, el tiempo es relativo, como lo son las distancias y los tamaños. Algo que nos puede parecer lejano, diminuto y fugaz desde otro punto de vista puede convertirse en cercano, enorme y eterno.
Un abrazo.
Hola Fernando, un reflexivo texto donde se cuestiona la percepción del tiempo y un planteamiento existencial lleno de una cruda ironía. El corte del relato cuando la calma de contemplación de la naturaleza queda interrumpida por el misil es impactante.Me parece un texto muy bueno, me gustó mucho. Suerte
Manuel, qué rabia da ver que la tregua en Oriente Próximo haya quedado rota, como en el relato. Habrá que esperar la paz para nuevas generaciones de libélulas.
Un abrazo.
Buena reflexión sobre el paso del tiempo y los ciclos de vida. Veinticuatro horas es poco y es mucho, según se mire. El tiempo es relativo. Buen relato. Saludos y suerte!
Mª Paz, el tiempo es tan relativo como la percepción de realidad que tenemos cada uno, en cada instante, a cada momento. No hay dos realidades iguales, ni dos instantes exactos.
Un abrazo.
Bonita descripción de la relatividad del paso del tiempo; el nuestro y el de los demás
Nos leemos
Isabel, todo lo que nos pasa es relativo. Gracias por comentar.
Un abrazo.