Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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40 …want your…

No se llama Jorge ni se apellida Miguel. Tampoco viste chupa de cuero con vaqueros, ajustándose en un culo respingón.

Pero cada vez que traspasa la puerta de la cafetería le viene esa musiquilla a la cabeza y el corazón se le sale del pecho.

‘Sólo mírame a los ojos, chico’, quiere decirle.

Pero solo le sale un:

-Buenos días ¿Qué te pongo? –con tono amable.

-Un café cortado, con sacarina –la misma respuesta con sonrisa breve, tras unas anticuadas gafas de pasta.

Mientras la cafetera funciona, calentando el café con el brazo de vapor hirviente, ella sonríe, fantaseando con saltar la barra, quitarle el maletín, tirar esos documentos tan importantes que lee con su café y arrancarle su traje de mezclilla barata a mordiscos.

‘Andas siempre danzando en mi mente’, piensa él. Esa sonrisa es más deliciosa que su café diario. Ni con un body de Victoria’s Secret estaría más sexy que con ese delantal lleno de lamparones.

‘Si pudiera acariciar tu cuerpo… Por favor, sólo mírame a los ojos, chica.’

Él abre su maletín, saca un documento, la cafetera expulsa el vapor contenido. El café ya está listo.

‘Necesito algo más de fe.’

9 Responses

    1. Esperanza Tirado Jiménez

      A mi me venía rondando desde que lei lo que tocaba en la convocatoria 😀
      He conseguido sacarla, espero que para bien.

      ¡¡Gracias!!

  1. Deseo y música acorde con él ¿Qué más se puede pedir? Si nuestros pensamientos se hicieran patentes en nuestra voz, a lo mejor nos iría mucho mejor porque a veces nos empeñamos en guardarlos tan dentro de nosotros que nos perdemos muchas cosas hermosas de la vida, apasionantes…
    Me ha gustado leer tu relato.
    Feliz noche y buena suerte.

    1. Esperanza Tirado Jiménez

      Para eso están las canciones, para decir lo que no nos atrevemos.
      Aunque a veces más nos valdría cantar bien fuerte.
      Gracias Mercedes ♣

  2. Barceló Martínez

    Hola, Esperanza.
    Yo también he escuchado la canción en mi cabeza mientras leía tu relato. Me ha gustado mucho este relato de pasiones ocultas que no se atreven a salir. Me he visto casi en la necesidad de darle un empujón a uno de los dos para que se atreva, o echarles el discursito ese, que no por manido es menos verdad: «¿Qué tienes que perder tonto/a?» Si el «no» ya lo tienen.
    Un gusto leerte. Cálidos saludos.

    1. Esperanza Tirado Jiménez

      Lo del empujoncito nos vendría bien a bastantes. Pero por quedarnos en la ‘zona de confort’ acabamos siempre abrazados al ‘no’. Somos animales de costumbres. Muy tontas y perjudiciales para la salud a veces.

      Gracias por comentar 🙂

      Saludos

  3. Ángel Saiz Mora

    Podrían formar un mundo indestructible, pero se quedan en islas separadas por falta de decisión, por miedo al rechazo del otro. Cuando no se dice lo que se piensa las palabras se pudren dentro, los anhelos se multiplican y el vacío interior es cada vez más grande.
    Dan ganas de ir a esa cafetería, buscar en Spotify, vía móvil, la canción de Georges Martin y ponerla cuando estén los dos juntos, buscar incluso alguna versión en castellano, no sea que no sepan inglés. O eso, o que los dos se sorprendan en una de esas miradas que se lanzan a escondidas a través de la barra como barrera.
    Buena historia, con banda sonora, además.
    Un abrazo, Esperanza
    Suerte

    1. Esperanza Tirado Jiménez

      Esconderse detrás de la barrera, cada uno en su lado, solo mirándose. A veces habría que ser más valiente, pero…
      Alguien les dará el gran empujoncito que les falta, seguro.

      Gracias Angel
      Un abrazo para tí.

  4. Con la música de fondo, esa historia tan bien llevada, gana aún más. A ver si alguien se apiada de ellos y les ayuda a darse cuenta de que están hechos el uno para el otro.
    Mucha suerte, Esperanza.
    Un beso.

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