01. OFERTA DE PRIMAVERA
Llevamos toda la vida marcados por el agnosticismo irreverente y ridículo de papá. Respondiendo a la coherencia de su campaña vital de negación de santos y vírgenes, cuando nacimos, prefirió señalarnos para siempre con el referente pagano del calendario. Nuestro hermano Julio tuvo suerte, pero la pobre Octubre, Febre y yo sufrimos la condena de la eterna explicación. Siempre he pensado que, por esos absurdos espíritus que guardan las palabras, llamarme Enero me ha hecho ser algo frío, brumoso y huraño… hasta que esta mañana ha sonado el timbre de la puerta.
—Buenos días, mi nombre es Abril. Me gustaría mejorar su tarifa eléctrica.
La he hecho pasar y me espera en el salón; mientras, intento adivinar si ese nombre, y esos ojos azules, pueden traerle la luz a mi vida.