01. OFERTA DE PRIMAVERA
Llevamos toda la vida marcados por el agnosticismo irreverente y ridículo de papá. Respondiendo a la coherencia de su campaña vital de negación de santos y vírgenes, cuando nacimos, prefirió señalarnos para siempre con el referente pagano del calendario. Nuestro hermano Julio tuvo suerte, pero la pobre Octubre, Febre y yo sufrimos la condena de la eterna explicación. Siempre he pensado que, por esos absurdos espíritus que guardan las palabras, llamarme Enero me ha hecho ser algo frío, brumoso y huraño… hasta que esta mañana ha sonado el timbre de la puerta.
—Buenos días, mi nombre es Abril. Me gustaría mejorar su tarifa eléctrica.
La he hecho pasar y me espera en el salón; mientras, intento adivinar si ese nombre, y esos ojos azules, pueden traerle la luz a mi vida.
Las decisiones de los padres marcan a los hijos, en lo bueno o en lo malo. Ahora, culpar a los padres para siempre llega el momento en que no sirve de excusa. En este caso el personaje lo ha sabido ver y quizá rentabilice un nombre poco corriente.
Conozco una familia que también seguía el criterio de poner nombres según el calendario y un hijo se llama Michelín, otro Tapizados Ochoa y la tercera Confitería Asturiana. Perdón por el chiste
Un abrazo.
Es verdad que los nombres condicionan en buena parte a las personas, como un signo de identidad que nos viene impuesto, para bien o para mal. Los padres deberían tenerlo en cuenta y ser cuidadosos a la hora de elegirlos. Bien está que este hombre fuese coherente con sus ideas, pero en contraste con el amplio santoral que suele haber cada día, lo que resta deja poco para elegir. No obstante, tu protagonista, precisamente por su nombre, puede que acabe alcanzando una situación tan irrepetible como agradable, por lo menos, ha aportado algo de luz a su vida.
Un abrazo, Juan
Curioso el tema de cómo un nombre puede marcar a una persona. Los hay demasiado comunes, que te camuflan, y demasiado originales, que te sitúan permanentemente en la palestra. Y aunque hay muchos nombres de mujer sin (demasiadas)connotaciones religiosas, normalmente vinculados a la naturaleza, no se me ocurren demasiados para hombre. Julio está bien, o Domingo, pero Enero, la verdad, pobre hombre. Suerte que ha encontrado a Abril.
Un abrazo.
Me encanta el tema de los nombres y, por tanto, tu relato. A veces, por más que pienses y trates de acertar, puede que haya un hijo que no esté de acuerdo con su nombre. Y no estoy hablando de un amigo… ja ja ja. Yo haría una ley que obligara a nombrarlos provisionalmente por orden de nacimiento: Primero, Segundo, Tercero… Hasta que cada uno pudiera elegir el suyo propio definitivo.
Seguro que Abril le trae algo bueno, quizá más que la visita de un tal Marzo, el de los nefastos idus. En fin, qué sabré yo, si a mi padre le pusieron Aladino, que ni en el santoral estaba ni la suerte le visitó. Un abrazo, Jams (a tí te hemos bautizado nosotros, los Entecianos, cuyo mundo no es de este reino).
¡Pues si que es una casualidad!, algo que con toda seguridad no volverá a pasar, pero yo me pregunto ¿y si son hermanos? Ay madre! que no quiero crear polémica y menos arruinar esa ilusión que parece haber surgido en Enero. Un relato muy original.
Un placer leerte Jams
Saludos