Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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1º CONCURSO Bodegas MIRADORIO

 

Con motivo del 8 º ENTCuentro que celebraremos en Comillas, el domingo 3 de marzo por la mañana, visitaremos una de los proyectos más interesantes de la zona tanto por el grado de dificultad como por la belleza de su puesta en marcha. Miradorio es una bodega de reciente aparición cuya valiente apuesta es la de que sus viñedos se encuentren en pendientes laderas situadas muy cerca de la costa del Cantábrico.

Durante la visita a sus bodegas y la cata de alguno de sus vinos, conoceremos el resultado de esta propuesta que nos ofrecen sus propietarios.

Asistentes y no asistentes al ENTCuentro, estáis todos invitados a este

 

1º Concurso de Microrrelato MIRADORIO

Sus bases son las siguientes.

1 – Pueden participar usuarios de la web estanochetecuento y amigos y conocidos de la página.

2 – Podrán presentarse un máximo de 2 relatos por autor.

3 – El relato, que se publicará únicamente como comentario en esta entrada del blog www.estanochetecuento.com, y tendrá un máximo de 100 palabras sin incluir el título.

4 – El relato tendra como temática EL VINO, que tendra que aparecer de manera explícita así como tener cierta relevancia en la historia contada.

5 – El plazo para su presentación será desde la publicación de este post y durará todo el mes de febrero.

6 – El jurado estará formado por los representantes de las Bodegas MIRADORIO. En el caso de que alguno de los ganadores no se haya identificado debidamente será inmediatamente eliminado y el premio pasará al siguiente.

7 – Este concurso se fallara publicamente durante la visita que tendrá lugar el domingo 3 de marzo a las Bodegas Miradorio.

8 – El premio para el relato ganador es caja de 3 botellas de vino (2 blancos y un tinto de las Bodegas Miadorio) y una botella de aceite, y la inclusión del relato en el recopilatorio Esta Noche Te Cuento de 2019.

63 Responses

  1. Javier Igarreta Eguzquiza

    In vino veritas
    Al descorchar aquella botella, mi precario sentido del olfato se dio por aludido. Un intenso aroma acarició mis fosas nasales, y aquellos matices de vino soñado despertaron recuerdos de mi infancia, intensamente vívidos, pese al tiempo transcurrido.
    Cuando mi padre acababa los trabajos de la huerta, solía entrar en la pequeña bodega del pueblo, donde coincidían gente de la zona y tratantes de paso. Mientras él charlaba un rato y tomaba su vasito de vino, yo correteaba entre las grandes cubas escapando de enemigos imaginarios, sin duda excitado por aquel aroma tan peculiar, que evidentemente dejó poso en mi memoria.

  2. ¡SORPRESA!
    Esta tarde, al volver de la oficina, me he encontrado una sorpresa. Sobre la mesa, dos velas, dos copas y una botella abierta del mejor vino que tenemos en casa. Al lado, mi mujer. Subida en sus zapatos de tacón, con el vestido rojo que le regalé por nuestro aniversario. Del horno salía el aroma de ese cordero asado que prepara como nadie y del tocadiscos, mi música favorita. Todo parecía perfecto, hasta que han llamado al timbre. Al abrir, era mi primo Luis, siempre tan oportuno. Para un lunes que consigo salir pronto del trabajo.

  3. Luis San José

    LA VIDA COMO VINO

    Yo era un pámpano repleto de esperanzas cuando comencé a macerar tus primeras caricias. Supiste respetar mi inocencia y yo te prometí placeres sin cuento, ¿recuerdas? Fue doloroso tener que abandonar mis raíces, pero despalillaste todos los recuerdos que hubieran amargado nuestro idilio y estrujamos nuestro amor intensamente. Arrancaste mis miedos, mis prejuicios, dejaste que mis propios hollejos fermentaran nuestro romance. Lentamente, aceptando adversidades y trasiegos que solo consiguieron clarificar todavía más nuestra felicidad. Empapaste mi sangre con tu aroma, con tus brazos de roble, y nos quedamos dormidos esperando la eternidad. Supimos tomarnos la vida como vino, ¿recuerdas?

  4. PREÁMBULOS
    Para mí, que me gusta disfrutar del vino con calma y mesura, a la temperatura adecuada y con la comida más acorde, ver como ella se bebió sin respirar el Vega Sicilia y pedir gaseosa fue perturbador; tanto que, aunque intenté mantener la compostura como mi educación exige, al verme, ella comenzó a reírse a carcajadas tan llena de vida.
    Desde entonces yo la incito a probar cosas que le son nuevas, espero su reacción, me escandalizo, abro los ojos o amago una crítica y ella me abraza risueña, me abraza risueña, me abraza risueña.

  5. Carmen Alonso

    VIVA LA LIBERTAD
    Tras 35 años de matrimonio, cuando ya los hijos eran independientes, mi marido me dejó por otra.
    Fue difícil aprender a vivir sola.
    Intuí que lo podría conseguir, la primera vez que abrí una botella de vino para tomarme una copa yo sola. Supe que lo estaba consiguiendo en una cena con amigos ,ellos y ellas, en la que yo misma elegí el vino y el summilier me ofreció la cata. Y disfruté de mi feliz autonomía el día que fui capaz de descorchar una botella de cava sin derramar ni una sola gota.

  6. El carácter de los vinos

    Margarita presumía de trenzas aquella tarde que entramos en la bodega cogidos de la mano. Al salir, sonrojada y con el pelo revuelto, decidió que desde entonces lo llevaría siempre suelto, desafiante al viento con la esencia de la juventud. Ese espíritu de descubrimiento es la chispa que busco al hacer el ‘coupage’ de un vino joven.
    Quince años más tarde, Marga y yo solemos acabar la jornada en el sofá, recostados el uno en el otro fundidos en un abrazo. Y esta otra sensación persigo para los reserva.

  7. Mei Morán

    Fugacidad
    Le sirvió la copa con aderezo de besos y caricias. El atardecer se teñía de tintos y albaricoque en el horizonte. Al calor de la lumbre se contaban los secretos de aquel amor agazapado, prisionero en aquella choza. Con cada sorbo avanzaba el deseo del otro y el sabor dulce de la malvasía se adhería a sus cuerpos, encendía la pasión tantas veces contenida. Pero era una tarde de desacierto porque ella le dijo que no podía, que tal vez ya no volvería, que sí, lo amaría, pero solo el tiempo que durara la botella.

  8. Fascinación
    Juan saborea con deleite un vino crianza en la terraza de un bar. Mirando a través de la copa del diáfano caldo, repara en Marta. Su grácil figura le succiona la mirada, que mantiene tenazmente hasta que la chica es engullida por la puerta principal de unos grandes almacenes.
    Marta comprueba la hora. Demasiado pronto para comenzar su turno. Toma una salida trasera del edificio y, rodeándolo, regresa a la puerta principal.
    Juan, con sus ojos todavía clavados en el punto que la perdieron, vuelve a verla. Fascinado, pide una segunda copa.

  9. calamanda

    Acompañamiento

    -Sube y habla del vino- me pidieron. Me encaramé a la tarima, casi trotando, y quede impaciente y parado intentando hilvanar mensajes diferentes a los habituales. Entonces pensé en un campo verde de pámpanas y en mi padre que siempre habla del buen vino. Las puertas del zaguán de la imaginación se me abrieron y proclamé: -El beber embarga y anima al clero y a los obreros; el buen vino crece en reguero y colma la sed canina. Su textura es muselina, telar para mil aspas, tan fina como espadaña; es una gloria su entraña, y nos da vida divina-.

  10. calamanda

    Racimos, luz y sol

    -En este vino de inusual albura, murmuré a mis alumnos, taladra una labor de pasión y canto, creándole olores al blando manto de la tierra. Lleva a la alegría y al gozo su vergel de dulce encanto; y lo mejor, a huir del guijarro del camposanto, fatal taladro de nuestra arquitectura-.
    Se encendieron algunos aplausos. –Acerquemos las copas, no infiere desgarro ni grieta, proseguí con entusiasmo, y airea la frescura del paladar. Si tomamos de la uva su nobleza, del vino su lindeza y del jocoso amanecer el lecho, es cosa de ingenio-. Sentí un estremecimiento cuando volvimos a brindar.

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