34. DOS TAZAS DE TÉ (Mariángeles Abelli Bonardi)
El síndrome de rubéola congénita lo hacía esclavo de su silencio. Apareció un día pidiendo «Pan», pidiendo «Té», las únicas palabras que podía pronunciar… Por... Leer más
33. Sin sombrero (Alberto BF)
Maruja siempre tuvo un don para la pintura. En sus continuos vaivenes por la geografía española lo demostraba con creces, aunque no se le valoraba... Leer más
32. El ladrón de palabras (Juana María Igarreta)
“Sufría el silencio su muda condición, cuando la oscuridad, sabia consejera que habita las almohadas, le propuso quedar al final del día y ayudar al... Leer más