Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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57. EFECTO INVERNADERO (Edita)

Viudo y sin herederos, Jesús despide a los trabajadores, abandona los cultivos y se retira a consumir salud y capital. Camila, una de las jornaleras perjudicadas, algo más joven que las otras, deja su casucha alquilada y se arriesga a cambiar de aires. Después de largos meses malviviendo en la ciudad, retorna a la misma aldea con la intención de buscar cualquier empleo por la zona y ocupar con discreción un invernadero del antiguo amo. Escoge el mejor: es de vidrio, se ve menos deteriorado que los de plástico y está alejado de las viviendas. No será un palacio, pero en sitios peores ha dormido. Camila sabe por experiencia que disponer de un techo fijo donde cobijarse resulta fundamental en las entrevistas laborales. Amuebla su nuevo habitáculo con una hamaca vieja, la maleta medio vacía, un cubo… Por suerte, el grifo de riego sigue funcionando. También perduran unas cuantas hortalizas todavía comestibles, además de bastante hierba que arrancar. En días sucesivos, agrega algunos alimentos básicos y un hornillo portátil. De noche, pasa frío; cuando luce el sol, como no hay habitantes cerca, se va desnudando poco a poco hasta quedar en cueros, para no achicharrarse. Jesús compra unos prismáticos caros.

 

16 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Ese empresario estaba en su derecho de.liquidar el negocio. Aunque hubiera sido algo muy humano, no tenía obligación de preocuparse de lo que les sucedería a sus exempleados/as. Hasta aquí, todo más o menos correcto, aunque roce lo poco ético, todo menos esos prismáticos. Dan ganas de que le sobrevenga algún escarmiento.
    Un abrazo y suerte, Edita

  2. Rosalía Guerrero

    Mal por ese empresario: en lugar de abandonar sus terrenos podría cederlos a sus trabajadores.
    Bien por Camila: en algún sitio hay que vivir.
    Mal muy mal, por el viejo verde de Jesús. Aunque no me queda claro si esa era su intención al despedirlos, forzar a Camila a esa situación, o ha sido algo casual, al regresar un día de la ciudad.
    El giro final, totalmente inesperado.
    Un abrazo y suerte.

  3. Tremendo pervertido resultó ese tal Jesús… ¡Un viejo verde! Y eso de comprar prismáticos caros para espiar a Camila me dejó pensando: vendió los cultivos, se forró de plata, despidió a los trabajadores, ¿y ni siquiera los indemnizó?
    Por otro lado, hablando de «lo incorrecto», que es la propuesta que nos ocupa, yo me pregunto: : ¿Qué es más incorrecto: ocupar un invernadero porque una es pobre y no tiene dinero para alquilar una casa, o espiar a una mujer desnuda con unos prismáticos caros? Camila hace lo incorrecto (= ocupar un invernadero) porque no le queda otra, necesita un techo sobre su cabeza y Jesús hace lo incorrecto (= espiarla) porque quiere y porque es un pervertido… Como dice el refrán, «todo depende del cristal conque se mire»…

    Un efecto invernadero muy particular el de este micro, me gustó.

    Un abrazo grande,
    Mariángeles

  4. Puri Rodríguez

    Qué bueno, Edita. Describes a la perfección dos claros exponentes de dos clases sociales. Expresivo y conciso tu relato. Enhorabuena una vez más, guapa. Otro abrazo.

  5. Si la vida fuera un cuento de hadas, Jesús se enamoraría platónicamente de Camila y la nombraría heredera universal por haberle alegrado sus últimos años en este valle de lágrimas.
    Muy original Edita. Mucha suerte.

  6. Jesús Navarro Lahera

    Vaya con ese empresario, sin escrúpulos desde la primera frase hasta la última. Muy bien narrado. Cogemos cariño a Camila, y así el efecto que nos produce la acción final de Jesús tiene mayor impacto. Muy bien. Mucha suerte, Edita. Un abrazo

  7. Un crudo relato sobre lo difícil que resulta escapar de la condición social que nos ha tocado vivir.
    Has conseguido algo bastante difícil: que una breve frase final dé sentido a toda una historia, yo diría que semi-circular.
    Felicidades Edita.
    Un saludo.

  8. Pilar. C

    Hacer leña del árbol caído no es propio de buena gente. El empresario con este último acto demostró su poca calidad humana. Si por lo menos hubiera tenido respeto y un poco de empatía…
    Encantada de leerte, Edita

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