Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

Single Blog Title

This is a single blog caption

69. Virtuosa

Las clases particulares de piano finalizaron el día en el que mi profesor metió sus manos bajo mi falda. Mis padres inevitablemente se enteraron y, tras unos meses, me internaron en un prestigioso conservatorio. Aquello fue lo más parecido a una cárcel, pero con música a todas horas. Cuando llegaba la noche dejaba que mi compañera de habitación hablara y hablara, mientras yo alzaba mis manos al aire y las hacía danzar al son de una partitura libre. Como si de una nana se tratara. El día que salí nadie me esperaba. Acudí al primer McDonald’s que vi; pedí un Happy Meal y un empleo. Compartí piso con los compañeros de turno y, milagrosamente, proseguí con mis estudios.

Cada vez que me subo a un escenario no puedo evitar pensar en aquella chica, en mi falda, el profesor y sus ágiles dedos. Y que el precio que he pagado por la música ha sido demasiado alto: cuando observo al adolescente que acompaña a mis padres en el palco, a los que no llama abuelos. Y los tres aplauden orgullosos, y yo lloro de emoción y de rabia. Y vuelvo sola a casa.

8 Responses

  1. Rafa Heredero

    Como homenaje a la música, y como forma de comentario alternativo, quiero compartir con vosotros una canción que esté relacionada con algún aspecto de vuestros relatos. Espero que te guste la que he elegido para el tuyo.

    MATT BERNINGER – Distant axis
    https://youtu.be/kGF7FNVOP58

  2. Ángel Saiz Mora

    La dureza y exigencia de la música, la dedicación que precisa en detrimento de otras muchas cosas, debería ser un factor a tener en cuenta. No puede decirse que suceda siempre, pero sí que puede condicionar la vida de una persona que trata de alcanzar el mayor nivel posible, como es el caso de tu protagonista, una virtuosa que, como ella dice, tuvo que pagar un alto precio.
    Las manos largas de aquel profesor fueron una experiencia desagradable, como poco; el colegio interno que vino como consecuencia resultó una apuesta fuerte, un todo o nada que, a tenor de la artista en la que se ha convertido parece que mereció la pena. Goza del aplauso del público y del orgullo de su familia. Sin embargo, como ella sabe bien, quizá solo ella, se encuentra muy sola, algo falla en esa estrategia.
    Puede que me equivoque, corrígeme si es así. Este muchacho no llama abuelos a sus abuelos porque los considera padres, son algo más, quienes le han criado, mientras que su madre biológica se ha perdido esa experiencia a causa de su profesión, que le ha dado renombre, pero también le ha arrebatado vivencias básicas.
    Que no se puede tener todo ya lo sabemos. Que algunos objetivos conllevan sacrificios, también.
    Un relato que plantea si existen metas que realmente justifiquen ciertas renuncias.
    Un abrazo y suerte, Bea.

    1. Tus planteamientos siempre son acertados y leer tus comentarios… una motivación más para escribir. Vivimos un mundo cada vez más subordinado a las apariencias y ser madre y adolescente en general no está bien visto, en un mundo exigente y, probablemente elitista, menos si cabe. Gracias mil como siempre y un abrazo (croquetero) enorme para ti, Ángel.

Leave a Reply