87. El niño más bonito de Occidente (Alberto Jesús Vargas)
Juan Rondeño, buhonero, viajaba por los pueblos en su viejo carromato. Una túnica amarilla bordada de dragones era su ropa de trabajo y se hacía llamar Chino Huang. Con su rostro de aceituna maquillado de azafrán y el contorno de los ojos alargados a pincel, ocultaba un pasado bandolero y distorsionando su acento andaluz, pregonaba maravillas traídas, decía, del oriente lejano. Lo mismo un pai pai con frescos aires del Yangtsé, que las doradas hojas del té que devolvía esplendor de juventud o el curioso bisoñé de pelo tan natural que crecía en la cabeza del que lo llevara, cualquier cosa podía salir de su baúl. Y aunque convencido de que cargaba una maldición que le condenaba a la soledad, un buen día encontró su mirada con la de una moza trigueña fascinada por aquel exotismo ambulante y sin dudarlo, le regaló su anillo de falso topacio imperial. Juntos desde entonces, siguieron haciendo camino y a la segunda primavera, la vida les premió con el pequeño Huanguito, un niño especial, de pelo amarillo y rasgados ojitos orientales. Sin duda,para ellos, el niño más bonito de Occidente.
Un artificio, cuando se repite con insistencia en el tiempo, acaba por convertirse en realidad. Al final, Juan, transmutado en el chino Huang para ganarse la vida, acaba por convertirse en oriental y teniendo un hijo de esa raza, o tal vez es que ese niño tenía en realidad otro padre. De una forma o de otra, logró alcanzar la magia de formar una familia feliz, algo que parece corriente y no siempre lo es tanto.
Una historia muy agradable y bien contada, con alguna circunstancia que deja el relato abierto, sin que ello interfiera en su final positivo y optimista.
Un abrazo, Alberto. Buen verano y suerte
La verdad, Ángel, es que el final queda un poco difuso, pero con este cuentecito he querido, de alguna manera, enviar un abrazo a esos «niños especiales con rasgados ojitos orientales» y a esos padres de los que tanto amor reciben. Gracias, una vez más, por tu comentario.
Me gusta la historia de ese niño, el más bonito de occidente, por el optimismo que desprende, hasta te diría que me huele a limón recién cortado.
Mucha suerte, Alberto, un beso.
La magia oriental del buhonero se encarna en ese niño tan bonito y especial. Un relato hermoso y bien contado.
Suerte con él, Alberto. Besos.
Muchas gracias, Carmen. Besos para ti también
Cuanto me gusta, Paloma, que este relato te huela tan bien. A mi tu comentario me sabe a Gloria porque eres una escritora de las buenas y que opines en positivo es muy de agradecer. Un abrazo.
Relato lleno de objetos que vamos viendo, es muy visual. Historia graciosa con un final que deja libre interpretación. Suerte Alberto
Gracias, Pablo. La verdad es que el verdadero protagonista del relato es ese niño especial que parece venido del oriente. Un abrazo.
El exótico Oriente por los caminos de Despeñaperro -magnífica combinación- gracias a un pícaro que se hace querer. Muy, muy bueno
Eso de mezclar lo andaluz con lo oriental me pareció divertido. Gracias María. Me alegro que te haya gustado.
¡Qué tipo peculiar te has sacado de la manga! Con ese Huanguito tan especial… Que por supuesto será el más bonito para ellos y para cualquiera que te lea. 🙂 Bravísimo. ¡Suerte con él!
Besosss
Ya ves Nuria. La historia desemboca en este niño especial que se convierte en el verdadero protagonista. Gracias por tus buenos deseos. Besos.