47. NUNCA MUEREN (Belén Sáenz)
Desde el día que murió el rock, millones de guitarras se están cortando las cuerdas en todos los rincones del mundo. Los acordes desangrados se diluyen por los sumideros, descienden por las tuberías y salpican sobre los lomos de las ratas. A veces —dicen que en el aniversario de Elvis o cuando se invoca al espíritu de Freddy Mercury— boquea en los colectores una nota agónica, o retumban entre condones anudados y latas oxidadas algunos punteos moribundos. Y poco más. Algunas noches salen los viejos de las cazadoras de cuero. Arrastran sus botas de puntera desgastada y, siguiendo el triquitraque de sus huesos cansados, se juntan con porte de velatorio en los bancos de los parques, cerca de las tapas de las alcantarillas. Su único anhelo es esperar que pase flotando algún fragmento de sus temas favoritos, como pieles de nube desinflada, mientras escuchan cómo va muriendo todo. Todo, menos ellos.
Como homenaje a la música, y como forma de comentario alternativo, quiero compartir con vosotros una canción que esté relacionada con algún aspecto de vuestros relatos. Espero que te guste la que he elegido para el tuyo.
REGINA SPEKTOR – While my guitar gently weeps
https://youtu.be/KoujdXqptnc
Muchísimas gracias, Rafa. Es un detalle precioso por tu parte lo que estás haciendo con nuestros relatos. Me encanta esta versión, había oído la de los Beatles, pero está va a ser especial para mí de ahora en adelante. Un abrazo.
Magnífico relato que mezcla muy bien lo épico y lo lírico. Por no hablar de los ecos lorquianos (de Poeta en Nueva York) que recorren el texto.
Un saludo y mucha suerte, Belén.
Muchas gracias por tu visita y tu comentario, José Luis. Me alegro mucho de que te haya gustado y, además, te traiga ecos nada más y nada menos que de Lorca, un honor. Un abrazo.
¡Qué maravilla de relato! Insuperable en el fondo y en la forma para reafirmar que viejos rockeros nunca mueren. Excelente.
Suerte y un abrazo.
Los viejos rockeros nunca mueren, como tampoco las buenas composiciones musicales, incluso aunque el mundo se desmorone. Quizá entonces serán, incluso, más necesarias y estarán más presentes que nunca. La música no terminará mientras haya oídos que deseen escucharla.
Un relato sobre la calidad, que siempre permanece, además de un homenaje al rock y a su espíritu mítico. Todo ello prevalece en esta historia como una esperanza inmutable en medio de un mundo apocalíptico. Dicen que nada es para siempre, pero también que toda regla tiene alguna excepción.
Un abrazo y suerte, Belén
Muy creativo tu relato. Esperemos que la música siempre siga en pie, y que los buenos temas y el buen gusto musical no se apague.
Un abrazo, Belén.
Magistral manera de dar forma de fábula a un viejo dicho. En este triunfo del espíritu de supervivencia, esas figuras musicales iluminan el paisaje sórdido donde agonizan y esos viejos roqueros aferrándose a sus imposibles pieles de nube, componen un cuento delicioso y de una calidad extraordinaria. Sin duda, es un relato que merece formar parte de un libro.
Enhorabuena, Belén.
Un abrazo.
Qué relatazo!